El reto de Espa?a
El desaf¨ªo es comprender a Catalu?a en su doble acepci¨®n, de reconocerla y de incluirla en un proyecto com¨²n
Espa?a ha superado, al menos, tres retos de suma dificultad en su historia reciente. Salir de una dictadura atroz, situarse entre las naciones que cuentan en el mundo y alcanzar el nivel de vida y bienestar de las otras naciones europeas. Despu¨¦s llegaron la burbuja, el vac¨ªo y el v¨¦rtigo. Una parte de lo que se hab¨ªa construido se asentaba en arena, de forma que el terremoto de la crisis est¨¢ afectando ahora mismo a la solidez y la integridad del edificio.
No hay peor consejera que la satisfacci¨®n excesiva con uno mismo, la autocomplacencia miope que pronto se convierte en arrogancia paralizante. Por ese camino ha derivado el esp¨ªritu de la Espa?a enriquecida con el ladrillo, gracias a una clase pol¨ªtica incapaz de buscar otra salida que no sea seguir excavando en el agujero en direcci¨®n al centro de la tierra. Eso es lo que le aconsejan los reflejos constitutivos de la a?eja naci¨®n centralista e intransigente, una en la lengua, la identidad y la cultura, e incluso en la religi¨®n hasta tiempos bien recientes.
El reto que tiene ahora Espa?a ante s¨ª se llama Catalu?a. Construir una Espa?a capaz de comprender a Catalu?a es ahora el desaf¨ªo hist¨®rico que se plantea a los espa?oles. Comprenderla en su doble sentido: con el significado de entenderla y reconocerla, empatizar con los catalanes e incluso simpatizar con sus pulsiones y sentimientos; y con el de seguir incluy¨¦ndola gracias a la construcci¨®n de una propuesta o proyecto en com¨²n.
No es un reto circunstancial, motivado por una s¨²bita efervescencia nacionalista; es el reto hist¨®rico, un cap¨ªtulo pendiente de la transici¨®n que afecta a la estructura del Estado; pero es tambi¨¦n un reto de futuro: sin el concurso de los catalanes y de Catalu?a el futuro de todos los espa?oles ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil: la segunda ciudad, el 18 por ciento del PIB, un contribuyente neto a las arcas del Estado, una imagen moderna y europea, la fuerza de sus profesionales, empresarios y creadores...
Se me dir¨¢, y con poderosas razones, que el futuro de los catalanes sin Espa?a ser¨ªa tambi¨¦n muy dif¨ªcil: sin duda, sobre todo en una separaci¨®n traum¨¢tica en la que todos perder¨ªan. Y lo ser¨ªa sobre todo en los primeros y dif¨ªciles tiempos; pero a la larga Catalu?a es perfectamente sostenible, y sostenibles ser¨ªan los sacrificios, porque sarna con gusto no pica.
El mejor negocio que puede hacer ahora mismo Espa?a es darle la vuelta a esta crisis y convertirla en la oportunidad para hacer la reforma profunda del Estado que nos permita seguir viviendo juntos dando satisfacci¨®n a las aspiraciones leg¨ªtimas de los catalanes. Esos manifestantes festivos y voluntariosos de la Via Catalana no tan solo merecen una respuesta satisfactoria y amistosa por parte del resto de sus conciudadanos, sino que conforman uno de los sectores m¨¢s din¨¢micos de la sociedad catalana, cuya inclusi¨®n en un proyecto com¨²n solo puede producir beneficios para todos.
Tambi¨¦n cabe otra respuesta, naturalmente. Los diarios Abc y El Mundo la est¨¢n pidiendo a gritos con sus dedos acusadores: secesi¨®n, golpe de Estado, traici¨®n. Los gatos al agua ara?an y ma¨²llan indignados. Sus columnistas y tertulianos vociferan y amenazan para que el Gobierno ponga a los catalanes en su sitio. Los descerebrados de la extrema derecha ya siguen sus indicaciones. Rajoy con su inmovilidad y sus apelaciones a la mayor¨ªa silenciosa remacha el clavo de esta Espa?a de siempre, irreconocible desde el ensue?o ahora desvanecido de libertad y pluralidad espa?olas que hemos vivido en alg¨²n momento. Se frotan las manos, en cambio, los independentistas de pi?¨®n fijo: sin esa caspa, tan desagradable como peligrosa, el independentismo regresar¨ªa al rinc¨®n. ?Qu¨¦ sigan excavando hacia el centro de la tierra!
D¨¦jenme terminar con un chiste adecuado a las circunstancias. Si la Assemblea Nacional Catalana hubiera tenido a su cargo la candidatura de Madrid 2020, ahora estar¨ªamos festejando los Juegos Ol¨ªmpicos para la capital de Espa?a; si los del caf¨¦ con leche en la plaza Mayor y el Gibraltar espa?ol hubieran organizado la V¨ªa Catalana, no habr¨ªan unido ni siquiera los barrios de la periferia de Barcelona, ni proyectado con tanto ¨¦xito la imagen festiva y euf¨®rica de la Diada en los medios internacionales.
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