Teresa Losada, ¨¢ngel de los ¡®sin papeles¡¯ barceloneses
Profesora de Lengua y Literatura ¨¢rabe, dej¨® la universidad en los a?os setenta para ayudar a los inmigrantes magreb¨ªes
Teresa Losada (Lugo, 1943) a mediados de los a?os setenta dej¨® su carrera como profesora de Lengua y Literatura ?rabe en la Universidad de Barcelona para convivir de cerca con la inmigraci¨®n pobre en Sant Vicen? dels Horts, en el cintur¨®n de Barcelona. All¨ª entre las empinadas calles de los barrios de Sant Josep y la Gu¨¤rdia centr¨® su actividad la comunidad de monjas franciscanas a la que pertenec¨ªa. Viv¨ªa en una peque?a casa con un jard¨ªn rebosante de flores. Trabajaba de cerca con lo que llamaba el islam tranquilo, constituido por inmigrantes sin papeles que intentaban recrear su pa¨ªs a cientos de kil¨®metros de distancia sin recurrir a las subvenciones de los Gobiernos corruptos, interesados en el control social e ideol¨®gico de sus s¨²bditos. Ella acog¨ªa a ese islam autoorganizado, el que trabajaba en los andamios, las fincas agr¨ªcolas de Baix Llobregat o como vendedores ambulantes. ¡°No hay problema de discriminaci¨®n con los musulmanes que vienen a pasar sus vacaciones a Marbella¡±, sol¨ªa repetir. Ten¨ªa autoridad moral sobre los inmigrantes de Sant Vicen? dels Horts. Su voz se hac¨ªa o¨ªr en los litigios dom¨¦sticos, en los que con frecuencia deb¨ªa defender a las mujeres magreb¨ªes de los excesos autoritarios de sus maridos. A finales del mes pasado, un c¨¢ncer seg¨® la vida de Teresa Losada.
En la calle de la Princesa de Barcelona instal¨® su sede la asociaci¨®n Bayt Al-Thaqaha, que acog¨ªa a inmigrantes deseosos de integrarse y aprender catal¨¢n y castellano. La mayor¨ªa no ten¨ªa papeles, pero eso nunca la arredr¨®. En cierta ocasi¨®n, una redada policial convirti¨® en un t¨ªmido cuarteto a la orquesta de m¨²sica ¨¢rabe que ensayaba en el local de la fundaci¨®n. La actividad continuaba, porque el proceso migratorio con o sin papeles era imparable. Supl¨ªa la falta de medios con la voluntad de jornadas interminables y conversaba incesantemente con todos. Su labor le vali¨® la Creu de Sant Jordi, concedida por la Generalitat en 2002, o el memorial Cassi¨¤ Just en 2012
Teresa Losada sol¨ªa desconfiar de los pol¨ªticos y su aproximaci¨®n al fen¨®meno migratorio. Aseguraba que la complejidad del islam no se conoce a trav¨¦s de las embajadas. Su profundo conocimiento hizo que con el tiempo los pol¨ªticos le hicieran un hueco cuando necesitaban consultar a alguna experta ¡°no oficial¡±. Pero recelaban de ella, pues no ten¨ªa contacto con los ¨¢rabes poderosos. Era una gran admiradora de Khalil Gibran, un polifac¨¦tico escritor cristiano maronita, y de los textos po¨¦ticos del maestro suf¨ª Al Hallaj, ciertamente personajes no gratos para el islam oficial. El primero por infiel (cristiano que muri¨® de cirrosis) y el segundo por ser exponente de esa libertad que detestan los bur¨®cratas religiosos, ex¨¦getas de grandes certitudes del libro sagrado.
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