Ritmos para la evasi¨®n
Lo que Ripley Johnson y Sanae Yamada presentaban como un divertimento va camino de superar el magnetismo de la banda titular del primero, Wooden Shjips
No existe refugio tan inopinado en toda la almendra central: mientras el resto de la ciudad maldice el lunes, el equinoccio o la can¨ªcula a deshora, la fauna m¨¢s irreductible convierte la Boite en emblema de la resistencia. Es tan improbable encontrar en su cartelera una banda que no provenga de las catacumbas como un ambiente pusil¨¢nime escaleras abajo. Y ayer tocaba noche de euforia, un San Miguel prematuro y concupiscente. Porque Moon Duo, el te¨®rico divertimento de Ripley Johnson junto a su pareja, Sanae Yamada, va camino de superar el extra?o magnetismo que ya ejerc¨ªa el primero con su banda titular, Wooden Shjips.
Moon Duo reincide en esa psicodelia mil veces exportada desde la Costa Oeste. La f¨®rmula de los teclados sin bajo ya la patentaron The Doors, mientras que la reiteraci¨®n inquietante de una m¨ªnima estructura apunta hacia Spacemen 3 o el redivivo krautrock (y cualquiera esboza hoy alg¨²n chiste mal¨¦volo sobre la rob¨®tica alemana). La inaugural Sleepwalker se sostiene sobre un solo acorde en la estrofa y dos m¨¢s en un estribillo que no es tal, sino solo final de frase. El resultado tiene potencial seductor, pero tanta inmovilidad arm¨®nica puede agotar al oyente menos familiarizado. El esqueleto en Free action o In the sun es ¨ªnfimo, as¨ª que la catarsis queda a merced de ese bater¨ªa alucinado que compagina baquetas y maracas. O de las geometr¨ªas en movimiento del proyector, elementales pero lo bastante mareantes como para darlas por buenas.
Todo contribuye a un viaje en dos direcciones: el ritmo golpea el pecho del oyente mientras que los aullidos del teclado, las digresiones guitarr¨ªsticas y esa voz de Johnson en segundo plano invitan a una evasi¨®n casi astral. Era dif¨ªcil no mover el cuerpo al son de Circles; tanto como no llevar la mente bien lejos de la Puerta del Sol.
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