Trist¨¢n e Isolda cierra el Festival de ?pera de A Coru?a

Con una brillante interpretaci¨®n de la ¨®pera de Wagner Trist¨¢n e Isolda en versi¨®n concierto se ha clausurado el 61? Festival de ?pera de A Coru?a. El p¨²blico que llenaba el Palacio de la ?pera de A Coru?a premi¨® con grandes ovaciones al final de cada acto. Desde el preludio del primero salt¨® la chispa expresiva que liga escenario y platea; y ese acorde prohibido en los viejos tratados de armon¨ªa, que tras el estreno de esta ¨®pera pas¨® a la Historia con el nombre ¡°Acorde de Trist¨¢n¡±, abri¨® el port¨®n de las emociones que fluyeron durante el resto de la noche.

Eliahu Inbal demostr¨® su maestr¨ªa en el podio del auditorio coru?¨¦s. Su gesto, de gran sencillez y precisi¨®n, ayuda a m¨²sicos y cantantes dando la importancia debida a cada elemento de la partitura. Inbal dice siempre que ¡°la mejor preparaci¨®n para abordar la obra de Wagner es dirigir Berlioz, Mahler y Bruckner. Si uno hace bien ese repertorio, tambi¨¦n lo har¨¢ bien con Wagner¡±. El maestro brit¨¢nico de origen israel¨ª demostr¨® tener la visi¨®n de gran altura y la amplia perspectiva necesarias para abarcar en su conjunto esta suerte de lied perpetuo, condiciones imprescindibles para mantener ¨Ccomo ¨¦l hizo- la tremenda tensi¨®n dram¨¢tica de su m¨²sica durante sus cuatro horas largas, m¨¢s all¨¢ de la mera gesti¨®n de voces y grandes masas sonoras, tantas veces sufrida en obras de largo aliento.

El material sonoro fue, en conjunto, de m¨¢xima claridad. La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia demostr¨® ser un conjunto capaz de competir ventajosamente con cualquiera de los que ocupan habitualmente los m¨¢s prestigiosos fosos oper¨ªsticos de Europa. Las secciones de voces masculinas del Coro de la OSG, que dirige Joan Company, a?adieron a su buena precisi¨®n y afinaci¨®n el timbre y la fuerza expresiva necesarios para evocar a la perfecci¨®n el m¨¢s lucido de los apenas dos momentos de acci¨®n que tiene esta ¨®pera.

Stephen Gould es un heldentenor (tenor heroico) al cien por cien, una voz especialmente adecuada a los roles wagnerianos. Como m¨²sico, le saca un gran partido desde todos los puntos de vista y su interpretaci¨®n vocal convence con su guerrero del primer acto, enamorado pero sumiso a la voluntad de su rey y de su amada. Si en segundo expres¨® a la perfecci¨®n la fluctuante y morbosa exaltaci¨®n del mortal amor de los protagonistas, en el tercero a¨²n se super¨®. Y as¨ª transmiti¨® la interminable agon¨ªa f¨ªsica y psicol¨®gica de un personaje que ha interpretado decenas de veces, pero al que se entrega con el entusiasmo y fuerza de un debutante. Quien s¨ª debut¨® fue la soprano holandesa Eva-Maria Westbroeck como Isolda. Y, como tantas veces ha sucedido en el mundillo oper¨ªstico, una sustituci¨®n se convierte en un gran descubrimiento. Westbroeck fue una Isolda m¨¢s que cre¨ªble. Por su voz, con el color brillo y tesitura requeridos; por su resistencia en el agotador papel y sobre todo por su interpretaci¨®n, de una gran versatilidad, que fue desde la princesa guerrera en busca del honor de su reino a la exaltaci¨®n del amor nunca consumado del segundo y el desgarrado tormento del tercero, culminado con una liebestod (muerte de amor) final escalofriante, lo que no impidi¨® que, una vez m¨¢s, alguien interrumpiera la magia de esos momentos, antes de que p¨²blico e int¨¦rpretes hicieran algo tan necesario como respirar muy hondo tras un final tan dram¨¢tico y suspenso.

Los personajes coprotagonistas estuvieron a la misma gran altura de los anteriores. Iris Vermilion hizo una Brangania de libro Su voz, con unos graces casi de contralto, tiene un bello color en toda su extensi¨®n y maneja los apoyos con gran maestr¨ªa en todos los registros. Su soberbia expresi¨®n vocal se completa con una vocalizaci¨®n de inusitada claridad y su formidable actuaci¨®n dram¨¢tica revela su larga experiencia en el papel.

Veteran¨ªa art¨ªstica le sobra asimismo a Jukka Raisilainen como Kurwenal, un personaje al que imprime car¨¢cter propio pese a su voz ya algo falta de frescura y potencia, lo que compensa haci¨¦ndola rodar con una perfecta proyecci¨®n. El Marke de Gidon Saks, bajo-cantante de grato recuerdo wagneriano en este auditorio, hizo un rey Marke dolido, generos¨ªsimo en voz y actuaci¨®n y fue uno de los pilares del triunfo de este gran concierto de clausura del festuval coru?¨¦s. De los comprimarios, sobresali¨® el tenor canario Francisco Corujo por su preciosa voz y buena l¨ªnea de canto. Borja Quiza y C¨¦sar Sanmart¨ªn cumplieron dignamente en sus papeles. Junto al poder¨ªo conjunto de la OSG cabe destacar tambi¨¦n el color de cuerdas y maderas, la bella redondez de los metales y la actuaci¨®n de sus solistas, desde la aterciopelada profundidad del clarinete bajo de Pere Anguera en el segundo acto al largo solo del corno ingl¨¦s de Scott MacLeod o el precioso color de fondo que apenas media docena de notas del arpa de Celine Landelle, tambi¨¦n en el tercer acto, prestaron a algunos acordes de la orquesta.