Mira novela la memoria de su Valencia entre rural y urbana

No es una autobiograf¨ªa al uso: ni recoge an¨¦cdotas m¨¢s o menos divertidas o chocantes de su infancia ni recrea un ambiente aristocr¨¢tico e intelectual en el que creci¨® su vocaci¨®n como hizo Vladimir Nabokov o Elias Canetti. No. La ¨²ltima novela de Joan Francesc Mira, El tramvia groc (editorial Proa), es la ¡°memoria convertida en literatura¡±, un ejercicio de ¡°literatura de la memoria¡± en el que el escritor valenciano (1939) ha reunido sus recuerdos de infancia y primera adolescencia de la pedan¨ªa de La Torre, un pedazo de huerta ahora arrasada.

El antrop¨®logo y reputado autor de Borja Papa, Premio Nacional de la Cr¨ªtica, y de una versi¨®n de la Divina Com¨¨dia, Premio Nacional de Traducci¨®n, relata un mundo desparecido en el que un tranv¨ªa amarillo, de madera representaba la conexi¨®n entre el entorno rural y el urbano. ¡°Viv¨ªa a caballo entre la huerta y la ciudad y el tranv¨ªa era el hilo que conectaba los dos mundos¡± que conflu¨ªan en uno, la Espa?a que sal¨ªa de la Guerra Civil y la Europa que se introduc¨ªa en la Segunda Guerra Mundial, coment¨® Mira en la presentaci¨®n del libro en Octubre Centre de Cultura Contempor¨¤nia de Valencia.

Como en toda la literatura del escritor, tan importante es, o m¨¢s, la escritura en s¨ª mismo, la estructura de la novela y la m¨²sica de su prosa, como lo que se cuenta y se dice. En este caso, el escritor y colaborador de EL PA?S se ha dejado la ficci¨®n para exprimir sus recuerdos de una infancia feliz, que no estuvo marcada por grandes traumas ni por la malsana relaci¨®n con sus profesores curas. Una infancia que transcurri¨® en el paisaje ¨²nico de la huerta valenciana trabajo de orfebrer¨ªa acometido desde tiempos inmemoriales y que a¨²n hoy se conserva en al norte de Valencia. ¡°Cuando oigo hablar de la exuberancia y el barroquismo de la huerta me da un coraje... Porque la perfecci¨®n de los l¨ªmites y la pulcritud de los campos no tienen nada que ver con ello¡±, se?ala el autor.

Hoy, cuando vuelve a su territorio de la infancia mira ¡°con tristeza infinita¡± c¨®mo ha sido ¡°destruidos¡± o ¡°degradados¡±. En lugar de ¡°modernizar¡± el entorno, se ha llevado a cabo una ¡°destrucci¨®n insensata¡± de la huerta valenciana, sobre todo en el sur. ¡°Lo que se ha hecho no tiene nada que ver con el progreso, se ha convertido la belleza en algo horroroso¡±. ¡°Es¡±, contin¨²a, ¡°el triunfo de la fealdad¡±.

En todo caso, Mira no quiere participar de ¡°esa especie de pesimismo catastr¨®fico general que parece haberse extendido¡±, que est¨¢ bien visto sobre todo en c¨ªrculos intelectuales y de izquierda, como tampoco particip¨® en su d¨ªa del ¡°triunfalismo¡±, apunt¨®. Es m¨¢s, tiene ¡°esperanzas, a veces acompa?adas de fe¡±, ironiz¨®, y esta vez espera que no se frustren. El que fue candidato al Congreso por el Bloc incluye en estas esperanzas el cambio pol¨ªtico en la Comunidad Valenciana.

La crisis obedece a una ¡°bajada o punto de inflexi¨®n en una curva que ha sido ascendente durante muchos a?os¡±, sostiene. Hay que tener perspectiva hist¨®rica. ¡°Si no se tiene una visi¨®n del pasado no se puede evaluar el presente¡±, subraya el tambi¨¦n ensayista, que recuerda el hambre que pasaban muchos cuando ¨¦l era ni?o, los pocos j¨®venes que pod¨ªan estudiar el Bachillerato o la inexistencia de la Seguridad Social.