Sin prestaci¨®n social y sin opci¨®n a tener un trabajo

¡°Ten¨ªa reconocida una discapacidad del 37% y en la ¨²ltima revisi¨®n me la bajaron al 20%, lo que implica no recibir ninguna prestaci¨®n. Los m¨¦dicos de salud mental me dicen que estoy mal y que no puedo trabajar y los del Instituto Nacional de la Seguridad Social lo contrario, entre ellos se contradicen¡±, se queja Rosa Casares, granadina de 47 a?os, que padece un trastorno de personalidad diagnosticado desde hace dos a?os, con episodios de crisis agudas e incluso intentos de suicidio. Una enfermedad que le ha llevado a no poder desempe?ar un empleo y a recibir tratamiento psiqui¨¢trico y una fuerte medicaci¨®n. ¡°Pero siempre he trabajado, tengo 22 a?os cotizados¡±, asevera. Est¨¢ separada y tiene dos hijos a los que no ve. ¡°Ahora vivo con mi padre, que no tiene ingresos y no entiende mi enfermedad¡±, lamenta. Casares ha puesto en manos de un abogado ¡ª¡°solo me cobra las tasas porque no puedo costear sus honorarios¡±, reconoce¡ª la denegaci¨®n de la discapacidad, que est¨¢ recurrida en los tribunales. Una discapacidad que, de ser reconocida, ¡°supondr¨ªa apenas 400 euros mensuales de prestaci¨®n¡±, aclara.

La tasa de inserci¨®n laboral de los enfermos mentales ronda el 5% o 10%

Los recortes y el endurecimiento del acceso a las prestaciones han complicado a¨²n m¨¢s la vida de los enfermos mentales en ¨¦poca de crisis. Seg¨²n el presidente de la federaci¨®n de afectados En primera persona, Jos¨¦ Manuel Ar¨¦valo, la tasa de inserci¨®n laboral de los enfermos mentales ronda el 5% o 10% en condiciones normales, pero ahora ¡°si ya no hay trabajo para los que no sufren trastornos mentales, mucho menos para nosotros¡±, se queja. Adem¨¢s, herramientas de apoyo como la Ley de Dependencia tampoco han servido de mucho porque la norma, en sus or¨ªgenes, ¡°se centr¨® m¨¢s en la discapacidad f¨ªsica y no valoraba suficientemente la discapacidad ps¨ªquica¡±, explica, lo que supon¨ªa que muchos enfermos mentales no pudieran acceder a las ayudas. El coordinador adjunto del Plan Integral de Salud Mental de Andaluc¨ªa, Eulalio Valmisa, reconoce esta deficiencia de esta ley que, ¡°aunque se ha corregido¡±, dice, se encuentra ahora con la paralizaci¨®n de la normativa desde el Gobierno central, a lo que se a?aden los retrasos en las valoraciones de las comunidades aut¨®nomas, ¡°que solo se hacen para casos muy graves y urgentes¡±, a?ade.

En Andaluc¨ªa, no obstante, la atenci¨®n sanitaria en salud mental no est¨¢ sufriendo los recortes que s¨ª se est¨¢n produciendo en otras regiones, como la Comunidad Valenciana. ¡°En cierto sentido somos la envidia de otras comunidades¡±, afirma Ar¨¦valo. Eulalio Valmisa asegura que no se han suprimido unidades de salud mental en Andaluc¨ªa (hay 77), aunque Ar¨¦valo estima que el crecimiento de pacientes producto de la crisis, junto a los ajustes sanitarios del SAS, ¡°que no est¨¢ cubriendo bajas, reduce jornadas laborales y elimina interinos est¨¢ afectando a la atenci¨®n sanitaria, haciendo que, por ejemplo, se alarguen las demoras para las consultas. Si antes tardaban un mes en llamarte al especialista, ahora son tres meses¡±, afirma.