Al Tall, la historia cantada de un pueblo
Las canciones de su concierto de despedida evocaban hechos recientes y seculares
Controlado pero informal. Y emotivo, c¨®mo no, pero distendido, fue el ¨²ltimo concierto de Al Tall. ¡°No vamos a cambiar al final de todo¡±, brome¨® Vicent Torrent, que llev¨® la voz cantante y parlante durante las dos horas y medias que dur¨® la actuaci¨®n del Palacio de Congresos y en la que son¨® un grupo selecto de su amplio cancionero, recogido en 18 ¨¢lbumes, m¨¢s alguna canci¨®n in¨¦dita. Representaci¨®n pol¨ªtica, social y hasta institucional hubo en medio de un auditorio lleno, sobre todo, de seguidores de toda la vida o buena parte de ella.
Y muchos m¨²sicos. En el escenario, en las butacas, o adheridos a la convocatoria, pero que, como dec¨ªa el programa de mano, a la vez que los enumeraba, ¡°no hemos podido caber en el escenario¡±. Al menos treinta m¨²sicos acompa?aron en escena a ¡°la permanente¡± de Al Tall, que a estas alturas de la historia, 39 a?os despu¨¦s de su fundaci¨®n, eran, que quede claro, los fundadores Torrent y Manuel Miralles, Jordi Reig (27 a?os en la caravana), Enric Banyuls, Xavier Ahuir (20 a?os), Maribel Crespo (que ha ido y venido del grupo) y Robert Moreno.
Con el apoyo constante del tambi¨¦n fundador pero ex desde hace muchos a?os Miquel Gil, pr¨¢cticamente en ning¨²n momento estuvo sola la banda troncal salvo, en la recta final, al interpretar la Jota de Jaume I, una de esas piezas donde se unen la historia del Pa¨ªs Valenciano, la reivindicaci¨®n actual y las ra¨ªces de la m¨²sica vern¨¢cula: ¡°Arag¨® toca una jota/i el rei Jaume no la balla/, que ell no vol donar Val¨¨ncia/ com a bot¨ª de batalla, que ell no vol fer de Val¨¨ncia/una terra provinciana¡±. Luego viene lo del ¨¢rbol de Jaume I con las tres ramas principales, la catalana, la valenciana y la balear.
Fue el concierto una muestra dir¨ªase que perfecta del alma bifronte de Al Tall. El amor a la m¨²sica de sus ancestros para pulirla y ponerla al d¨ªa, sin complejos, y quedarse a un mil¨ªmetro de la transgresi¨®n, lo que tendr¨ªa en sus comienzos hasta un componente punk respecto a la m¨²sica popular, por un lado. Por otro, la protesta, la reivindicaci¨®n, la mirada cr¨ªtica sobre los hechos ocurridos en el Pa¨ªs Valenciano desde el siglo trece hasta hace dos d¨ªas. Es decir, desde el mismo Jaume I de la jota, a la Rita Barber¨¢ de la Liberanos Domine, que cantaron a capella en un gregoriano burlesco, invitando a la alcaldesa a su jubilaci¨®n y defendiendo el Cabanyal.
Visto desde ambas perspectivas, el concierto fue un relato hist¨®rico desde la fundaci¨®n del grupo, con piezas como Obr¨ªu cabretes, que es la primera del primer disco, como record¨® Torrent, hasta alguna in¨¦dita como la de la alcaldesa o Aix¨° ¨¦s Espanya. Pero tambi¨¦n es un relato hist¨®rico de d¨¦cadas y siglos precedentes. Lo es desde el punto de vista musical porque el cuento de las cabritas, por ejemplo, se pierde en la despensa de la tradici¨®n, o Abs¨¨ncia- la jove negra, una pieza en la que con la colaboraci¨®n del m¨²sico griego Spyros Kaniaris, mezclaron la m¨²sica gnawa y la buler¨ªa con especias valencianas, tiene a¨²n or¨ªgenes m¨¢s difusos.
Lo es tambi¨¦n desde el punto de vista narrativo, especialmente cuando el tyono reivindicativo enlaza la batalla de Almansa y la historia de la nueva democracia espa?ola y la autonom¨ªa valenciana. Lladres y el popular Cant dels maulets fueron algunas de las piezas que tocaron este viernes por la noche en el Palacio de Congresos de Valencia, mientras de tanto en tanto se o¨ªa desde algunos rincones de las gradas: ¡°Lliure, independ¨¨ncia!¡±. Tambi¨¦n cuando cantaron la canci¨®n dedicada A Miquel Grau, se escuch¨® desde otro costado: ¡°Guillem Agull¨®, ni oblit ni perd¨®!¡±. Ambos j¨®venes fueron asesinados por ultras. Entr¨® en escena entonces tambi¨¦n Empar Torres, la mujer de Enric Ortega, importante miembro fallecido de Al Tall, que sum¨® su voz a esta canci¨®n interpretada a quince voces. Otros excomponentes significados acudieron para tan se?alada ocasi¨®n, como Xema Senabre o Vicent Llu¨ªs Fontelles. Y al fondo, en los hilos de la producci¨®n, como siempre, la incansable Soledad Desfilis.
La conciencia pol¨ªtica, la tradici¨®n y el componente festivo van indisolublemente unidos en la trayectoria del grupo, como lo reflejan sus temas m¨¢s populares, como la Can?¨® de la Llum y Tio Canya, que concit¨® tanto artista en escena que resultaba admirable no se atropellaran. De ah¨ª al solemne Cant de la Muixeranga, que era el colof¨®n con el que programaron la despedida, solo hab¨ªa un paso y una historia de contrastes. La historia cantada de un pueblo que Al Tall ha representado y represent¨® esa noche como nadie.
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