La iguana que cay¨® del cielo
Encontrado en el centro de Barcelona un reptil de casi un metro de largo
El grito de Carmen Serrano detuvo por unos instantes el bullicio de la calle de Ausi¨¤s Marc, en pleno centro de Barcelona. ¡°Algo¡± hab¨ªa ca¨ªdo ¡°desde el cielo¡± cuando la mujer paseaba por la c¨¦ntrica calle, a pocos metros de la plaza Urquinaona. A sus pies, una iguana de m¨¢s de 80 cent¨ªmetros yac¨ªa en el suelo tras precipitarse desde alg¨²n balc¨®n. ¡°Yo paseaba por aqu¨ª cuando la vi caer. Al ver lo que era, me asust¨¦¡±, relataba, a¨²n acongojada, minutos despu¨¦s del impacto.
Tendida boca abajo y ajena a la inquisitiva mirada de los viandantes que hab¨ªan acudido al grito de Carmen, la iguana, de tez verdosa, apenas se mov¨ªa. El camarero del vecino restaurante Giorgio, envalentonado, la apart¨® del pavimento y la pos¨® en una caja de pl¨¢stico en la esquina de un portal, a la espera de que apareciese el due?o.
¡°?Se puede tocar?¡±, preguntaban los peque?os m¨¢s curiosos
Los testigos se afanaban en llamar, sin suerte, a los timbres de los dos edificios que flanqueaban el punto de la acera donde se estamp¨® el reptil. Pero no hab¨ªa respuesta. ¡°De este edificio no puede ser porque yo vivo aqu¨ª y conozco a todos los vecinos. Ninguno tiene una iguana¡±, explic¨® una de las inquilinas del portal n¨²mero 5. En el otro inmueble, de cinco alturas, tampoco hubo suerte. ¡°Nadie contest¨®. No sabemos de qui¨¦n es¡±, lament¨® Carmen que, ante la ausencia del due?o del malogrado animal, decidi¨® llamar a la Guardia Urbana.
Los curiosos que se arremolinaban alrededor del portal debat¨ªan sobre el estado de salud del reptil que, aunque inm¨®vil, hac¨ªa las delicias de los ni?os que pasaban de vuelta del colegio. ¡°?Se puede tocar?¡±, preguntaban los peque?os m¨¢s curiosos. La iguana, imperturbable, se dejaba acariciar.
Media hora m¨¢s tarde, dos patrullas de los Mossos d¡¯Esquadra llegaron al portal. Dos de los agentes dispersaron el tumulto y se llevaron a la iguana mientras los otros compa?eros intentaban descubrir, con poco ¨¦xito, de d¨®nde cay¨® el reptil. Necesitado de atenci¨®n veterinaria, y sin due?o a la vista, el animal abandon¨® el lugar a bordo del coche patrulla.
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