El contratenor cercano
Era como si te cantasen directamente al o¨ªdo. Tal vez por ello cautiv¨® de una manera irresistible. Los fuegos de artificio dejaron en esta ocasi¨®n el protagonismo principal a los fuegos del alma
En el universo del canto hay momentos en los que se valora de forma especial el color de las voces cotidianas por su familiaridad y cercan¨ªa. Es el caso, por ejemplo, de las mezzosopranos. En otros momentos la fascinaci¨®n viene de la diferencia, de cierto sentido llam¨¦mosle irreal del timbre y la expresi¨®n. Los contratenores, herederos naturales de los castrati, son los reyes de ese espacio estratosf¨¦rico de las ornamentaciones y florituras. Philippe Jaroussky es un contratenor franc¨¦s de 35 a?os en el que, curiosamente, conviven a las mil maravillas la proximidad y el virtuosismo, la sensibilidad y la t¨¦cnica deslumbrante al servicio del estilo.
Ayer en el Auditorio escogi¨® a Nicola Porpora como m¨²sico de cabecera. El recuerdo de Farinelli era evidente. Jaroussky no tuvo ning¨²n problema en la exhibici¨®n de efectos especiales, pero lo m¨¢s conmovedor es que todo su despliegue de recursos lo llev¨® a cabo desde un control mel¨®dico asombroso y desde una emotividad po¨¦tica que enlazaba directamente con el canto de los afectos. El sentimiento estuvo en primer plano en sus fragmentos de Semiramide riconosciuta, Ifigenia en Aulide o Polifemo.
PHILIPPE JAROUSSKY
Orquesta barroca de Venecia. Direcci¨®n: Andrea Marcon. Obras de Porpora, Leo, Geminiani y Sarti. CNDM. Auditorio Nacional, 31 de octubre.
Su canto flu¨ªa con calor, con una inconmensurable belleza serena y hasta confidencial. Era como si te cantasen directamente al o¨ªdo. Tal vez por ello cautiv¨® de una manera irresistible. Los fuegos de artificio dejaron en esta ocasi¨®n el protagonismo principal a los fuegos del alma.
La orquesta barroca de Venecia, a las ¨®rdenes de Andrea Marcon, acompa?¨® en todo momento con correcci¨®n, sin alterar un solo instante la atm¨®sfera de intimidad que hab¨ªa creado el contratenor. Cuando les dejaron solos, se soltaron la melena. En el concerto grosso de Geminiani se adornaron, se gustaron, y convencieron sin reservas. La verdad es que el concierto fue una gozada de principio a fin.
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