Pautas del ilusionismo
La consulta catalana ¡°o s¨ª o s¨ª¡± se evapora. La exigencia de di¨¢logo se matiza como en di¨¢logo en el marco de la ley. Aquellas ex¨®ticas mayor¨ªas indestructibles ahora son necesaria configuraci¨®n de mayor¨ªas posibles. De considerar pre-dem¨®cratas a los no secesionistas se pasa a esperar un gesto de Rajoy. Qui¨¦n se acuerda realmente del derecho a decidir. Se encoge el s¨ªmil del choque de trenes. Para qu¨¦ hablar todav¨ªa de elecciones plebiscitarias. Prospera una tercera v¨ªa de ancho improbable. Y, de repente, estamos en la apoteosis de los moderados. Cada d¨ªa aparece un nuevo artilugio ret¨®rico. Son pautas ilusionistas cuando uno se mete en un callej¨®n sin salida y con tan escaso margen para hacer marcha atr¨¢s. Todo giro implicar¨¢ una secuencia de cortinas de humo, una de ellas es lo que se llama tercera v¨ªa. Artur Mas opt¨® por surfear con el independentismo cuando la econom¨ªa espa?ola estaba en crisis y, al iniciarse la recuperaci¨®n econ¨®mica, no sabe como volver a la playa.
Amplias franjas de catalanes, incluso los seducidos por la secesi¨®n, sienten el temor al vac¨ªo
Detener la marea independentista se va a convertir en uno de los objetivos del ilusionismo, con lo que quedar¨¢n en la frustraci¨®n algunos cientos de miles de ciudadanos de Catalu?a, animados por la emotividad de un espejismo que quer¨ªa ser una culminaci¨®n tan emocional como protohist¨®rica. La melancol¨ªa de las empresas imposibles empa?a el horizonte de un proceso que, en caso de existir voluntad pol¨ªtica de sostenerlo, hubiese requerido por lo menos sedimentar mucho m¨¢s, convencer, argumentar y sobre todo no improvisar. Esas cosas requieren cultivos de larga duraci¨®n. En los pasillos del poder convergente se atribuye a la fuga hacia delante de Artur Mas unas dosis desmesuradas de improvisaci¨®n. En fin, uno no puede reclamar la independencia sin explicar qu¨¦ pasa con la Uni¨®n Europea, sin tener un plan B, sin saber qu¨¦ pasa con el sistema judicial o con la pol¨ªtica agr¨ªcola comunitaria. Amplias franjas de la sociedad catalana, incluso las seducidas por la idea de una secesi¨®n ed¨¦nica, est¨¢n sintiendo el temor al vac¨ªo. Intuyen que es hora de giro.
Como l¨ªder del PSC, Pere Navarro osa salirse del teatro de las apariencias al decir que no habr¨¢ consulta, que es lo mismo que casi todo el establishment nacionalista ¡ªincluida ERC¡ª reconoce en privado y niega en p¨²blico. Alguna responsabilidad ha de ser arbitrada en este permanente decir una cosa en p¨²blico y otra en privado, un uso muy establecido en la vida p¨²blica catalana. Posiblemente presenciaremos un derrumbe gradual de los entusiasmos espont¨¢neos o inducidos. La opini¨®n p¨²blica es algo perfectamente serio y no se la puede llevar de aqu¨ª para all¨¢ por el simple rasgo de una volatilidad. La escalada secesionista no contaba con una arquitectura s¨®lida, ni con un liderazgo maduro. Lo prueba el hecho de que el empresariado catal¨¢n, en su mayor¨ªa, est¨¦ descolg¨¢ndose de la aventura. De las manifestaciones que deslegitimaban la legalidad hemos pasado a los conflictos de protocolo. Por contraste, la escenificaci¨®n del acuerdo firmado por la ministra de Fomento y el conseller de Territori i Sostenibilitat sobre los accesos ferroviarios al puerto de Barcelona suger¨ªa un m¨¦todo pr¨¢ctico para salir del atolladero en el que la primera perjudicada es la sociedad catalana, necesitada de mucha estabilidad para regresar el crecimiento econ¨®mico.
Todo giro implicar¨¢ una secuencia de cortinas de humo, una de ellas es lo que se llama tercera v¨ªa
Inevitablemente, ahora todos somos moderados. Y quien m¨¢s quien menos pretende detentar el monopolio de la moderaci¨®n. En realidad, hay escasa moderaci¨®n en el monopolio. Puede haber convergentes moderados, constitucionalistas moderados, socialistas moderados, conservadores moderados e incluso secesionistas moderados, del mismo modo que puede haber moderados en Madrid y en Pernambuco. Al igual que tanta moderaci¨®n excluyente es un efectismo in¨²til, ser¨ªa saludable evitar, en la medida de lo posible, otras extravagancias sem¨¢nticas, como el transversalismo, el ¡°pal de paller¡± pujolista o el choque de trenes, portentos espec¨ªficos de la politolog¨ªa nacionalista.
?Habr¨¢ que compartir la congoja de quienes apostaron por una secesi¨®n soft y ahora viven en el ¡°apres¨²rate lentamente¡± de la nueva moderaci¨®n? ?Qui¨¦n podr¨ªa alegrarse de ver en aprieto semejante a los que proclamaron que la Uni¨®n Europea le deb¨ªa una excepci¨®n a la Catalu?a secesionista? ?Es obligado ser comprensivos con la incomprensible negaci¨®n de la realidad de un abstencionismo masivo en el electorado catal¨¢n? ?No hab¨ªa alguna lecci¨®n pol¨ªtica en la secuencia de disfunciones que fue la elaboraci¨®n del segundo Estatut y la posterior sentencia del Constitucional? ?Puede uno as¨ª, por las buenas, decir ¡°inmoderado el ¨²ltimo¡±? Moderaci¨®n no es lo mismo que tercera v¨ªa. La moderaci¨®n es el justo medio, el ¨¢mbito en el que se gobiernan las sociedades avanzadas europeas, en alternancia de centro-derecha y centro-izquierda. Alg¨²n d¨ªa se sabr¨¢ si en esa ubicaci¨®n el pujolismo fue posibilismo o ficci¨®n. El secesionismo poco tiene que ver con el justo medio, por el simple hecho de que aboga por una ruptura. Pero incluso para expandir una voluntad de secesi¨®n hay que contar con amplios sectores c¨¦ntricos de la sociedad, salvo que se prefiera practicar deportes de riesgo. Moderados todos. Bienvenidos. Bienaventurados.
Valent¨ª Puig es escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.