El int¨¦rprete de la emoci¨®n del jazz
Brad Mehldau, uno de los grandes innovadores del g¨¦nero, act¨²a este domingo en el Auditorio Nacional en su ¨²nico concierto en suelo espa?ol a piano solo
Para el cr¨ªtico e historiador Ted Gioia, ¡°pocos m¨²sicos de jazz han reunido en los ¨²ltimos a?os una obra m¨¢s apasionante e innovadora¡±. Brad Mehldau (Florida, 1970) ofrece ma?ana domingo su ¨²nico concierto en suelo espa?ol a piano solo, dentro del ciclo Jazz en el Auditorio Nacional (20.00, Sala Sinf¨®nica). Los precios de las localidades, aseguran los organizadores, est¨¢n en sinton¨ªa con los tiempos. Habr¨¢ que creerles.
Para el periodista, Brad Mehldau es un hueso duro de roer. Las entrevistas que ha concedido a cualquier medio escrito o hablado se pueden contar con los dedos de una mano. Su web rebosa sesudas reflexiones suyas en las que pone en relaci¨®n a Beethoven con Jimi Hendrix, Rilke y Dios Padre: ¡°Se dice que los m¨²sicos de jazz no teorizan sobre su m¨²sica. Todo lo que puedo decir es que tampoco yo pienso demasiado acerca del significado de lo que hago. Pero no son solo los m¨²sicos de jazz. Estoy seguro de que, si les preguntas, la mayor¨ªa de los m¨²sicos de cualquier estilo dir¨¢n que no filosofan mientras tocan. La reflexi¨®n viene despu¨¦s del acto de tocar, o puede que antes: Lo que est¨¢ claro es que una cosa es la teor¨ªa, y otra la pr¨¢ctica¡±.
En 2011, Mehldau public¨® su tercer disco en solo, grabado en la localidad francesa de Marciac: ¡°tocar solo es siempre un reto; no hay nadie en quien apoyarse ni uno tiene la oportunidad de tomarse un descanso. Eres t¨² y el piano¡±. Para Mehldau, enfrentarse a semejante reto exige de una cierta preparaci¨®n psicol¨®gica: ¡°a menudo me preguntan en qu¨¦ pienso mientras toco en solo. No lo s¨¦. En realidad, procuro mantenerme libre de cualquier tipo de pensamiento que pueda distraerme. Podr¨ªa decirse que, con bastante probabilidad, no hay demasiado en mi mente cuando estoy improvisando¡±. Despu¨¦s de esto, resulta in¨²til especular con lo que vaya a poder escucharse esta noche: ¡°cuando toco en solo puedo tener una idea aproximada de lo que es posible que toque, y a veces la sigo, y a veces no. Encuentro que es deseable tener una idea a la que recurrir, por si se da el caso de que mi cerebro se quede?congelado en un momento determinado, pero tambi¨¦n es bueno ser capaz de expresarse de una forma espont¨¢nea y decir, ¡°oh, podr¨ªa tocar eso ahora¡±, si me apetece hacerlo. Esta es la mayor ventaja de tocar solo, que puedes hacer lo que te viene en gana¡±.
Su concierto de ma?ana en Madrid tiene algo de vuelta a casa. El pianista mantiene estrechos lazos con este pa¨ªs, en el que residi¨® cuando era un joven pianista a la b¨²squeda de un lugar bajo el sol del jazz. Sus conciertos de entonces en el Caf¨¦ Central forman parte de la leyenda: ¡°Fue una experiencia fabulosa. Madrid era una ciudad excitante, yo era joven y se me presentaba la oportunidad de vivir la noche a tope, cosa que hice, y a modo. Crec¨ª mucho como artista tocando con Perico Sambeat y con Jorge y Mario Rossy, adem¨¢s hice un mont¨®n de viajes al Prado¡ Guardo recuerdos muy felices y muy locos del Caf¨¦ Central y de Madrid. Recuerdo una noche, despu¨¦s de una actuaci¨®n, en que empezaron a bailar flamenco de forma espont¨¢nea, algo incre¨ªble. En particular recuerdo a una camarera a la que le gustaba bailar¡ ?era preciosa!¡±.
Poco despu¨¦s, Brad Mehldau estar¨ªa surcando los cielos del jazz, acompa?ado por el barcelon¨¦s Jorge Rossy, a la bater¨ªa; y Larry Grenadier, al contrabajo. Quienes pensaban que todo cuanto puede expresar un tr¨ªo de jazz estaba ya dicho, se dieron con un canto en los dientes. Con Mehldau nac¨ªa una nueva forma de entender el g¨¦nero, a la vez respetuosa con la tradici¨®n y renovadora en su expresi¨®n: ¡°Me gusta pensar que soy un m¨²sico de jazz. S¨¦ que ha habido una generaci¨®n de m¨²sicos a los que no les gustaba esa palabra, sin embargo, yo me siento en deuda con Coltrane, Miles, Bill Evans¡ Para m¨ª, jazz es un sentimiento que se forja a partir del swing y del blues; un compendio de emociones profundas y complejas, una catarsis; es alegr¨ªa, desolaci¨®n, deseo, espiritualidad, espontaneidad, esperanza, anarqu¨ªa, orden, renuncia al ego...¡±
En su ¨²ltimo disco a tr¨ªo publicado en nuestro pa¨ªs, Where do you start, Mehldau interpreta Samba e amor, original de Chico Buarque, y Aquelas coisas todas, del guitarrista y compositor Toninho Horta: ¡°para m¨ª, decir m¨²sica brasile?a equivale a decir melod¨ªas hermosas, armon¨ªas hermosas, ritmos hermosos... la m¨²sica brasile?a es, a un tiempo, parecida y diferente al jazz. Ambas proceden de Europa y de ?frica, pero en Brasil encuentras cosas que no existen en el jazz. Hay un punto tr¨¢gico y a un tiempo discreto en la m¨²sica brasile?a que me vuelve loco. Tiene que ver con la expresi¨®n de un deseo, la saudade¡±. Where do you start contiene versiones arrebatadas de los cl¨¢sicos del jazz ¨CAiregin, de Sonny Rollins-, la canci¨®n est¨¢ndar ¨CWhere do you start?, de Johnny Mandel- y el rock, representado por Billy Roberts-Jimi Hendrix (Hey Joe), Nick Drake (Time has told me) y Elvis Costello (Baby plays around): ¡°no s¨¦ cu¨¢l es la diferencia entre tocar una pieza de Gershwin y una de Nick Drake, por ejemplo. Para que se haga una idea, en mi iPod, en estos momento suenan indistintamente Tigran Hamasyan y Derek and the Dominos, y as¨ª es siempre. Al final, todo es m¨²sica¡±. Para primeros de a?o, est¨¢ prevista la edici¨®n de un nuevo disco del pianista, Mehliana, a d¨²o con el baterista Mark Guiliana. En ¨¦l, Mehldau interpreta ¨²nicamente instrumentos electr¨®nicos, lo que va a constituir toda una novedad en su carrera. Pero eso ser¨¢ el a?o que viene.
Este domingo, Brad Mehldau volver¨¢ a sentarse a solas delante de un piano gran cola para embarcarse en el m¨¢s extraordinario de los viajes sin principio ni final: ¡°a veces se dice que el piano es el mejor amigo del pianista, o su amante, incluso su peor enemigo¡ no hay que buscarle tres pies al gato. El piano es solo un mont¨®n de madera y unos trozos de metal¡±.
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