La semana intensiva de Junqueras
El momento en que el globo aerost¨¢tico de Oriol Junqueras volaba m¨¢s alto ha coincidido con su primer s¨ªntoma de finitud pol¨ªtica. El profesor de econom¨ªa ha descubierto el recurso de dar una patada en el trasero de la econom¨ªa de Catalu?a con el pretexto de desvincularla de Espa?a. Y a¨²n peor: despu¨¦s ha rectificado. En Bruselas se vio capaz de paralizar la econom¨ªa de los catalanes sin m¨¢s compensaci¨®n que una cierta idea primaria de Catalu?a. Era una advertencia, una amenaza, una sugerencia de chantaje, una presi¨®n radicalmente ajena a la democracia de las leyes, una invitaci¨®n a la subida de la prima de riesgo. Fue el profeta intransigente que invoca las siete plagas para que los impuros acepten la secesi¨®n, porque de lo contrario habr¨¢ una semana de desatenci¨®n al turista, sin recogida de basuras, sin el ir y venir de los tractores por la Catalu?a rural, con los cajeros autom¨¢ticos bloqueados, paralizaci¨®n de puertos y aeropuertos, inactividad en los parques tecnol¨®gicos, con el cartel de vuelva usted ma?ana para los inversores extranjeros, con las farmacias cerradas, sin garant¨ªa alguna de servicios m¨ªnimos.
En Bruselas, se vio capaz de paralizar la econom¨ªa de los catalanes sin m¨¢s compensaci¨®n que una cierta idea primaria de Catalu?a
Eso es lo que tiene por ofrecer ERC. Se le llama demagogia, rasgo intr¨ªnseco en el gen pol¨ªtico de un partido que jam¨¢s ha hecho autocr¨ªtica de sus errores, ni despu¨¦s de la guerra civil y el exilio, a excepci¨®n de Josep Tarradellas. Por eso, ERC abunda en inflexiones de voto y tanta ideolog¨ªa del desatino. CiU ha criticado la semana implosiva de Junqueras pero lo cierto es que el gobierno de Artur Mas sigue en sus manos, por ahora. De lanzar un envite de estas caracter¨ªsticas, hay que ser capaz de ejecutarlo. Junqueras, muy al contrario, ha hecho marcha atr¨¢s. ?Es eso todo lo que puede ofrecer el partido que ahora mismo tiene m¨¢s expectativa de voto en Catalu?a? ?Catalu?a en huelga? Sus seguidores le podr¨ªan exigir que la convoque de verdad. Que sea populista sin flaquezas, seguro de que la sociedad catalana est¨¢ dispuesta a ser su reh¨¦n.
Todos los vientos parec¨ªan soplar a su favor y, de repente, el trasvase de votos de CiU a ERC puede parar, sin que CiU tenga que hacer casi nada. Curiosa paradoja: si hasta ahora la Converg¨¨ncia de Mas parec¨ªa estar trabajando para los intereses de ERC, el episodio de Bruselas implica que CiU recupere el aliento y por una vez logre aprovechar el error de Oriol Junqueras. Al mismo tiempo, la amedrentada rectificaci¨®n de Junqueras le puede dar alg¨²n voto anti-sistema a la CUP. Se le acaba el per¨ªodo de gracia dispensado a los nuevos gobiernos o a los pol¨ªticos que estrenan etapa. Hasta ayer, la presunta calma pol¨ªtica de Junqueras era una presencia infalible, intocable. Junqueras fue una especie de tercer hombre, determinante en el empuje independentista pero personalmente inidentificado. Pocos perfiles period¨ªsticos, cr¨ªticas muy escasas, doble medida pol¨ªtico-medi¨¢tica: son elementos que configuraron no una l¨®gica inc¨®gnita sino la transfiguraci¨®n de Junqueras, m¨¢s all¨¢ de su partido, en fiel de la balanza y medida de todas las cosas. Y es as¨ª porque Artur Mas lo hizo posible, a costa de perder esca?os y votos. El incidente de Bruselas tal vez revierta ese proceso.
La demagogia es un rasgo intr¨ªnseco en el gen pol¨ªtico de ERC que jam¨¢s ha hecho autocr¨ªtica de sus errores
Junqueras dejar¨ªa de ser el tercer hombre y volver¨ªa a ser lo que era: un actor secundario, el actor de reparto que por azares del ¡°casting¡± aparece de forma tan s¨²bita como transitoria entre los protagonistas de la pel¨ªcula. Quiz¨¢s conoceremos en qu¨¦ introspecci¨®n pol¨ªtica se basa Oriol Junqueras para dar por hecho que en Catalu?a es factible poner a dos millones de personas en la calle, d¨ªa s¨ª d¨ªa no, en huelga de brazos ca¨ªdos ¡ªparo, boicot, bloqueo o como se quiera¡ª para a?adir incertidumbre al Estado de bienestar tras los recortes y mermar la estabilidad econ¨®mica en el momento en que se ven indicios de recuperaci¨®n, de post-crisis. Err¨¢tico aliciente para la peque?a empresa o el comerciante a la espera de cr¨¦dito; nulo aliento para ¡°la caseta i l¡¯hortet¡± que promet¨ªa Francesc Maci¨¤.
No es poca cosa haber activado m¨¢s desconcierto ante las propuestas de rupturismo con Espa?a. Ah¨ª, por sentido hist¨®rico o torpeza, una vez m¨¢s ERC ha conseguido perfilarse como un partido que naci¨® a la contra y no a favor de algo, creci¨® y baj¨® a la contra, gobern¨® a la contra y sigue a la contra, incluso contra s¨ª mismo. El error de Oriol Junqueras y su rectificaci¨®n posterior se inscriben en esta propensi¨®n, conducente a horizontes de ruptura y no de construcci¨®n com¨²n, como ¡ªen otra medida¡ª fue la conducta de ERC en octubre de 1934 o las conversaciones de Carod Rovira con ETA. Tal vez inspirado por las t¨¢cticas pre-industriales de Gandhi, Junqueras est¨¢ por la semana intensiva de par¨¢lisis econ¨®mica, una "happy hour" del secesionismo que circula por callejones sin salida, ensayo general de una ruptura que supone alto riesgo para la recuperaci¨®n del bienestar econ¨®mico en Catalu?a.
Valent¨ª Puig es escritor.
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