El juez acusa a los padres de Asunta de preparar su muerte durante tres meses
El magistrado descarta la participaci¨®n de una tercera persona en los hechos El auto revela que ha desaparecido un ordenador y un m¨®vil del padre de la peque?a La madre acus¨® al padre de tener el Orfidal en casa y darle a la ni?a "polvos blancos"
Las versiones ¡°confusas¡± y contradictorias de los padres de Asunta, la ni?a de 12 a?os que fue hallada muerta en una cuneta en Santiago el pasado 21 de septiembre, son la base en la que el juez Jos¨¦ Antonio V¨¢zquez Ta¨ªn sustenta la imputaci¨®n por asesinato contra sus padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra, ambos en prisi¨®n.
El relato de la pareja sobre lo que ocurri¨® la tarde-noche de aquel s¨¢bado en el que muri¨® la peque?a empez¨® a tambalearse cuando, seg¨²n recogen las grabaciones del sumario, el instructor mostr¨® a Porto im¨¢genes de las c¨¢maras de seguridad que la captaron con su hija a una hora en la que ella afirmaba haberla dejado en casa. En esas mismas declaraciones ante V¨¢zquez Ta¨ªn ¡ªlas efectuadas inmediatamente despu¨¦s de ser detenida, ya que luego se neg¨® a volver a ser interrogada¡ª, la madre de Asunta extendi¨® las sospechas sobre su marido, arrestado poco despu¨¦s que ella: Basterra, afirm¨® la abogada compostelana, drog¨® ¡°al menos en una ocasi¨®n¡± a su hija con unos ¡°polvos blancos¡±, aunque la mujer, que se sigue declarando inocente, no supo aclarar de qu¨¦ sustancia se trataba.
A trav¨¦s de las brechas en sus declaraciones y gracias a ¡°numerosos indicios sospechosos¡±, el magistrado concluye que ambos progenitores urdieron durante al menos tres meses un plan para acabar con la vida de su hija y que lo ejecutaron el 21 de septiembre. As¨ª lo revela el responsable de la instrucci¨®n en el auto en el que ordena el levantamiento del secreto de sumario. La resoluci¨®n del juez hace hincapi¨¦ para sustentar sus imputaciones en las grietas que los primeros testimonios de los acusados abrieron en su relato inicial, aquel en el que se presentaban como una pareja alarmada por la desaparici¨®n de su hija y luego golpeada por la desgracia de hallarla v¨ªctima de una muerte violenta. La madre de Asunta confes¨® ante el juez, por ejemplo, que Basterra guardaba Orfidal en su casa, el medicamento que consum¨ªa la madre y por cuya dosis letal falleci¨® la cr¨ªa. Este reconocimiento coincide con las sospechas de los investigadores, que piensan que fue Basterra el que suministr¨® las t¨®xicas cantidades de ansiol¨ªtico que mataron a la menor.
El padre de la ni?a asesinada desminti¨® posteriormente la afirmaci¨®n de su exesposa, aunque el instructor mantiene que, seg¨²n el relato de testigos del entorno de Asunta, el periodista Basterra ¡°aprovech¨® varias ocasiones que la menor pernoct¨® en su domicilio para drogarla con altas dosis¡± del citado f¨¢rmaco. Profesoras de m¨²sica de la ni?a destaparon que Asunta acudi¨® en julio a clase profundamente adormilada. Cuando informaron a su progenitor, Basterra aleg¨® que la menor inger¨ªa por una alergia una medicaci¨®n que le causaba somnolencia, una excusa desmentida por el pediatra de la cr¨ªa. Los investigadores aseguran que el d¨ªa del crimen fue el padre quien suministr¨® una cantidad ¡°t¨®xica¡± del medicamento ¡°para privarla de toda voluntad y defensa y presuntamente facilitar la acci¨®n de asfixia¡±, todo ello en ¡°connivencia¡± con su exmujer.
Ta¨ªn acusa a los padres de Asunta de urdir un ¡°plan concordado¡± para matar a su hija y de ponerlo en marcha el pasado junio. Durante ¡°al menos¡± tres meses, sostienen los investigadores, Porto y Basterra drogaron a su peque?a con ansiol¨ªticos, y la madre la ¡°asesin¨® mediante asfixia mec¨¢nica¡± el pasado 21 de septiembre. Los primeros an¨¢lisis realizados en el laboratorio revelan una presencia de 0,68 microgramos de lorazepam ¡ªprincipio activo del Orfidal¡ª por mililitro de sangre, lo que supone una dosis letal.
Los investigadores consideran que en el crimen solo participaron los padres de la ni?a y descartan la participaci¨®n de una tercera pesona. Esta decisi¨®n se produjo tras tomar declaraci¨®n a tres hombres, dos de ellos conocidos de la madre ¡ªel empresario al que asesoraba en varios negocios en Marruecos y un amigo com¨²n¡ª y otra persona ajena a la pareja que ni siquiera reside en Galicia. Este ¨²ltimo es un presunto violador, cuyo semen contamin¨® la camiseta de la ni?a durante los an¨¢lisis en dependencias de la Guardia Civil, unas circunstancias a¨²n no aclaradas. En el auto judicial, en el que se recogen los nombres completos de los tres interrogados, el magistrado se?ala que ¡°las declaraciones de los investigados y las comprobaciones efectuadas por la unidad investigadora permiten afirmar con solvencia¡± que los tres ¡°son totalmente ajenos a los hechos¡±.
Seg¨²n la reconstrucci¨®n del crimen que hace la Guardia Civil, el padre suministr¨® a la peque?a una dosis letal de Orfidal ¡ªun f¨¢rmaco con el que la ven¨ªa drogando desde tres meses atr¨¢s¡ª durante la comida del 21 de septiembre en su piso del centro de Santiago.
Bas¨¢ndose en las im¨¢genes captadas por las c¨¢maras de seguridad de las calles de la capital gallega, en las que se ve a Porto conduciendo su coche en compa?¨ªa de alguien m¨¢s, los investigadores sostienen que la madre se llev¨® aquella tarde a su hija en coche a la casa que tiene en Teo, un municipio lim¨ªtrofe con Santiago. Rectificando su versi¨®n inicial, en la que asegur¨® que aquella tarde dej¨® a su hija en su casa compostelana, Porto ya ha reconocido que fue con Asunta a la vivienda de Teo, aunque a?ade que despu¨¦s la llev¨® de vuelta a Santiago y que la dej¨® en un lugar que, seg¨²n el juez, ¡°reh¨²sa explicar¡±.
El testimonio de Basterra tambi¨¦n flaquea en este punto. ¡°Alfonso corrobor¨® la versi¨®n de su esposa hasta que, conocedor de la existencia de grabaciones que la contradec¨ªan, comenz¨® a afirmar que no hab¨ªa preguntado a su esposa d¨®nde hab¨ªa quedado la menor¡±, relata el instructor en su auto, incidiendo de nuevo en la extra?a actitud de un padre que el 21 de septiembre, pasadas las diez de la noche, acudi¨® a la comisar¨ªa de polic¨ªa de Santiago con su esposa para denunciar la supuesta desaparici¨®n de su hija. Fue en la casa de campo de Teo, seg¨²n mantienen los guardias civiles, donde asesin¨® a Asunta por ¡°asfixia mec¨¢nica¡±. El instructor sospecha que la madre, que abandon¨® el chal¨¦ seg¨²n un testigo sobre las nueve de la noche, llev¨® el cad¨¢ver a la pista forestal de Teo y lo deposit¨® en la cuneta con un cuidado que en un primer momento hizo pensar a los agentes que el autor del crimen pod¨ªa ser alguien cercano a la peque?a.
Otro de los indicios que esgrimen los investigadores del caso son los restos de cuerda que fueron encontrados cerca del cad¨¢ver de Asunta. Se trata del mismo tipo de cordel pl¨¢stico que tambi¨¦n se hall¨® en uno de los registros en la casa de Teo. Seg¨²n los an¨¢lisis efectuados en los laboratorios de la Guardia Civil, sus trazas se corresponden tambi¨¦n con el corte de la bobina del chal¨¦. Los investigadores sostienen que los padres de la cr¨ªa utilizaron esas cuerdas para atarla y se plantean la hip¨®tesis de que con esta acci¨®n pretend¨ªan simular que su hija hab¨ªa sido raptada. El levantamiento del secreto de sumario ha desvelado la desaparici¨®n del ordenador y de uno de los dos tel¨¦fonos m¨®viles de Alfonso Basterra. Seg¨²n el instructor, este hecho ha sido ocultado por el padre de Asunta a los investigadores. Por otro lado, las lagunas en el relato de la madre de la ni?a asesinada son, subraya el juez, numerosas. Rosario Porto no ha aclarado ¡°d¨®nde y c¨®mo dej¨® a la menor el d¨ªa de su fallecimiento y qu¨¦ hizo en el periodo de tiempo en el que Asunta fue presuntamente asesinada¡±. Entre nebulosas est¨¢ tambi¨¦n el supuesto asalto a su piso en Santiago que cont¨® la acusada. Porto asegur¨®, no solo al juez sino tambi¨¦n a sus allegados, que un hombre entr¨® una noche del pasado julio en su casa y ella le sorprendi¨® intentando agredir a la ni?a, aunque nunca lo denunci¨® a la polic¨ªa.
Antes de rectificar su versi¨®n al mostrarle el juez las grabaciones de las c¨¢maras de seguridad, la abogada hab¨ªa contado a sus conocidos que, tras dejar a Asunta en su domicilio del centro de la capital gallega, hab¨ªa acudido a una gran superficie comercial del norte de la ciudad para hacer unas compras y que luego hab¨ªa pasado por el chal¨¦ de Teo para recoger unos ba?adores con los que ir a la playa al d¨ªa siguiente. Fue, dec¨ªa, al volver a casa cuando vio que Asunta hab¨ªa desaparecido, llam¨® a su marido y fueron juntos a denunciarlo en la comisar¨ªa. Su detenci¨®n en el tanatorio minutos despu¨¦s de incinerar a la ni?a conmocion¨® a los amigos y familiares que durante dos d¨ªas, los que transcurrieron entre el hallazgo del cad¨¢ver y su arresto, la oyeron repetir, angustiada, este relato de sus movimientos aquel s¨¢bado en el que muri¨® su hija. El juez sostiene que ella y su exesposo ejecutaron en ese tiempo un plan preparado durante meses para matarla.
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