Una obra esparcida por cinco museos hist¨®ricos
El madrile?o Mateo Mat¨¦ interviene en la L¨¢zaro Galdiano, la Biblioteca Nacional, Artes Decorativas, Romanticismo y Cerralbo
?El arte contempor¨¢neo sale beneficiado cuando se mide con los maestros antiguos o el inter¨¦s por ¨¦stos se ve reforzado por los j¨®venes creadores?. El beneficio parece ser mutuo a la vista de las cada vez m¨¢s numerosas aproximaciones entre lo viejo y lo nuevo. Hasta no hace mucho, la incursi¨®n de lo contempor¨¢neo en los templos muse¨ªsticos sonaba a blasfemia. Los casos de Bernard¨ª Roig en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid o de Miguel ?ngel Blanco en el Prado hubieran sido impensables. Pero la aproximaci¨®n entre unos y otros parece haber vencido las m¨¢s agrias resistencias hasta el punto de que un artista tan poco contemplativo como Mateo Mat¨¦ (Madrid, 1964) se ha atrevido a intervenir en cinco museos nacionales situados en Madrid: el L¨¢zaro Galdiano, la Biblioteca Nacional, el Museo de Artes Decorativas, el Museo del Romanticismo y el Museo Cerralbo. Son, adem¨¢s, cinco instituciones de primer nivel que con esta experiencia conjunta intentan poner en marcha un programa com¨²n que les saque del papel secundario al que han sido relegados por la omnipresencia de los grandes museos nacionales como el Prado o el Reina Sof¨ªa. ¡°Es una sutil minirrevoluci¨®n¡±, en palabras de Bego?a Torres Gonz¨¢lez, Subdirectora General de Promoci¨®n de las Bellas Artes y responsable del programa Nuevas Miradas destinado a potenciar el papel de los artistas en la reinterpretaci¨®n de los fondos y espacios de los museos, con el fin de fomentar el di¨¢logo con el arte actual.
Las intervenciones de Mateo Mat¨¦, agrupadas bajo el t¨ªtulo de El eterno retorno, son una retrospectiva de su memoria creativa y de sus vivencias personales ya que en estos museos naci¨® y creci¨® su amor por el arte. Las piezas escogidas son revisiones de las series m¨¢s decisivas de una carrera que ha ido mostrando en numerosas exposiciones en Espa?a y en el extranjero.
Mat¨¦, siempre interesado en analizar lo cotidiano desde todos los ¨¢ngulos posibles, busca desnudar los objetos para indagar en su carga simb¨®lica. En el L¨¢zaro Galdiano ha transformado la sala de armaduras del antiguo acceso al palacete en una instalaci¨®n en la que de los m¨¢stiles ya no cuelgan banderas, sino manteles de cocina. Los escudos destinados a recordar a los participantes en gloriosas y sangrientas batallas, son ahora tablas oscurecidas a las que ha adherido utensilios de cocina y objetos de limpieza.
Junto a los pendones revisados y cuberter¨ªa reinterpretada, Mat¨¦ asegura que la divisi¨®n de las artes no existe. ¡°No se puede hablar de lo antiguo y de lo contempor¨¢neo. Para m¨ª, lo importante es el arte vivido, los viajes interiores por mis recuerdos y mis experiencias m¨¢s cercanas. Esta serie habla del Nacionalismo Dom¨¦stico. La her¨¢ldica y la cacharrer¨ªa est¨¢n relacionadas entre s¨ª porque la comida y la guerra son actos de conquista. Hablan de batallas y de preparaci¨®n de banquetes.¡±
A?ade Mat¨¦ que tanto esta pieza como las restantes son ef¨ªmeras. ¡°Cuando las desmontas, cada objeto por separado carece de sentido. Solo viven cuando est¨¢n juntas¡±.
En Museo de la Biblioteca Nacional, Mat¨¦ ha escogido un espacio situado junto a viejas guillotinas de papel. Varias torres realizadas por centenares de ejemplares del diario El Pa¨ªs, hablan de su formaci¨®n y de los diarios que eligi¨® para estar informado. La obra corresponde a la serie La arqueolog¨ªa del saber y profundiza en en los recuerdos fragmentarios adquiridos d¨ªa a d¨ªa.El homenaje se extiende a los muchos libros le¨ªdos de literatura espa?ola y latinoamericana. ¡°Es sorprendente cuando revisas alguno de estos ejemplares¡±, comenta. ¡°Hablan de cosas que mi memoria parece no haber registrado. Fueron important¨ªsimas en su momento y despu¨¦s no dejaron ning¨²n poso¡±.
Para el Museo de Artes Decorativas ha elegido una de sus m¨¢s famosas obras: Desubicado (2003). Es una instalaci¨®n en la que la cama tiene forma de mapa de Espa?a y est¨¢ cubierta con s¨¢banas desordenadas. El reloj-despertador situado sobre la mesilla de noche ha sido transformado en br¨²jula y sobre una de las paredes del dormitorio se proyecta un v¨ªdeo con im¨¢genes en blanco y negro en el que se cuenta la pesadilla de un hombrecito perdido en un bosque de s¨¢banas. Amante de la cartograf¨ªa como ¨²til de expresi¨®n, la cama se convierte en un inabarcable territorio habitado en soledad.
En el Museo del Romanticismo, un cuadro ca¨ªdo en el suelo, le sirve a Mateo Mat¨¦ para hablar de la importancia del camuflaje, de las apariencias. ¡°Paisaje uniformado¡±, es un cuadro realizado reinterpretando un paisaje de Carlos de Haes que emplea los c¨®digos crom¨¢ticos del camuflaje. ¡°El camuflaje no existir¨ªa sin el descubrimiento del preimpresionismo e impresionismo. Los elementos naturales del paisaje fueron despojados de de su forma b¨¢sica, y reinterpretados como manchas y colores, tal como la retina humana los percibe de un golpe de vista. Este es precisamente el origen de mi serie Paisajes uniformados, donde parto de reproducciones de paisajistas muy conocidos (de Haes o Constable) pero aplico colores correspondientes a uniformes de distintos ej¨¦rcitos del mundo La guerra est¨¢ presente en todos los actos. Por m¨ªnimos que parezcan¡±.
Su inter¨¦s por la cartograf¨ªa y la ubicaci¨®n, reaparecen en la pieza creada para el museo Cerralbo. Es una alfombra de lana gris en cuyos laterales est¨¢n escritos los n¨²meros que informan de la ubicaci¨®n exacta en la que ha sido colocada la obra. ¡°Es una alfombra GPS¡±, bromea. ¡°Soy muy viajero y me interesa la geograf¨ªa. La cartograf¨ªa es tan importante que cada conquista ha ido precedida de un equipo de cart¨®grafos. Como para prescindir de ellos¡±
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