S¨¢nchez Adalid retrata el catastr¨®fico final del XVII a trav¨¦s de una familia sevillana
El autor recrea la decadencia de Espa?a en pleno barroco en su novela hist¨®rica ¡®Treinta doblones de oro¡¯
¡°Lo m¨ªo es la novela hist¨®rica, no la historia novelada¡±. A Jes¨²s S¨¢nchez Adalid le gusta dejar las cosas claras, por eso, y a pesar de haber publicado 14 obras y vendido m¨¢s de un mill¨®n y medio de ejemplares, sigue diciendo que es ¡°un lector que escribe¡±. Aunque si tiene que definirse no lo duda: ¡°Soy un cura de pueblo¡±, afirma orgulloso este hombre empe?ado en que sus coet¨¢neos se beneficien de las valiosas lecciones que les ofrece su pasado. S¨¢nchez Adalid (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1962), que es cura desde hace 21 a?os, aunque antes se licenci¨® en Derecho y fue uno de los jueces m¨¢s j¨®venes de Espa?a, acaba de publicar Treinta doblones de oro (Ediciones B). La obra es un retrato ¡°muy fidedigno¡± de la crisis que sufri¨® el imperio espa?ol a finales del siglo XVII contado a trav¨¦s de las desventuras de una familia sevillana. Un matrimonio acomodado que viv¨ªa en un noble caser¨®n en Sevilla, cuyo capital se ve mermado por el traslado de la Casa de la Contrataci¨®n de Sevilla a C¨¢diz y que, definitivamente, se arruina con el hundimiento de parte de la flota de Indias en 1680 por un temporal.
Los espa?oles tienen que aprender a divertirse con su historia Jes¨²s S¨¢nchez Adalid
Devaluaci¨®n de la moneda, un fuerte terremoto en M¨¢laga que afect¨® tambi¨¦n a Sevilla, C¨®rdoba, Ja¨¦n y Granada, malas cosechas, grandes p¨¦rdidas con el hundimiento de la flota de Indias¡ Todos estos males, que contribuyeron a resquebrajar el, ya de por s¨ª, d¨¦bil imperio espa?ol, constituyen la base de la nueva novela de S¨¢nchez Adalid. ¡°Espa?a vivi¨® entonces una crisis tan cruenta como la que asuela actualmente al pa¨ªs. Es en estos momentos cr¨ªticos cuando el hombre encuentra soluciones nuevas¡±, apunta el escritor, que public¨® su primera obra, La luz del Oriente, en 2000; aunque conquist¨® al p¨²blico con El moz¨¢rabe en 2001. Desde entonces ha publicado una obra cada a?o, siempre a partir de un amplio trabajo de investigaci¨®n hist¨®rica.
¡°El principio de verosimilitud es el armaz¨®n de la historia. El resto, casi todos los personajes y lo que les ocurre es inventado¡±, precisa el escritor mientras recorre en Mequinez (Marruecos) los mismos caminos que el protagonista de su obra. Cayetano Almendros es un joven contable que, por amor, se ve envuelto en una penosa aventura y acaba cautivo del Mulay Ismail en la inmensa c¨¢rcel subterr¨¢nea que el sult¨¢n mand¨® construir en la que entonces era la capital del reino.
El monarca, que unific¨® Marruecos y rein¨® entre 1672 y 1727, forj¨® su imperio a golpe de prisioneros. Capturaba espa?oles y portugueses, especialmente los que viajaban rumbo al nuevo mundo y cuyos barcos navegaban cerca de la costa marroqu¨ª. Mulay Ismail, el segundo rey de la dinast¨ªa alauita tras su hermano Rachid, financi¨® buena parte de sus campa?as b¨¦licas con el dinero que obten¨ªa a cambio de liberar a los cautivos. El negocio era tan pr¨®spero que la prisi¨®n del sult¨¢n, -hoy convertida en uno de los monumentos de la ciudad y situada junto al pabell¨®n de los embajadores- ten¨ªa capacidad para 40.000 cautivos.
¡°La novela hist¨®rica como g¨¦nero se merece un lugar digno en la literatura de nuestro tiempo. Hasta hace unos 20 a?os, todas las que le¨ªamos en Espa?a eran traducciones, obras que se refer¨ªan a la historia de otros pa¨ªses. Arturo P¨¦rez Reverte y Juan Eslava Gal¨¢n comenzaron a cultivar el g¨¦nero en nuestro pa¨ªs y, ahora, ya hay m¨¢s autores que lo hacen. Los espa?oles tienen que aprender a divertirse con su historia y a crear un nuevo imaginario colectivo porque la novela hist¨®rica es un g¨¦nero de evasi¨®n que permite disfrutar mucho al lector¡±, afirma S¨¢nchez Adalid.
Una visita casual a Medinaceli (Soria) fue el detonante de esta novela con m¨¢s de 400 p¨¢ginas, las ¨²ltimas de ellas notas hist¨®ricas que demuestran la veracidad de su estructura. ¡°Cuando pregunt¨¦ en Medinaceli por el cristo, una se?ora me contest¨®, con cara hast¨ªo: ¡®Aqu¨ª no ha estado nunca. El cristo de Medinaceli no tiene nada que ver con este pueblo¡¯. Me puse a investigar y descubr¨ª la incre¨ªble peripecia de la imagen, atribuida a Juan de Mesa. La talla, un Ecce homo, se realiz¨® en Sevilla a mediados del siglo XVII y fue enviada a San Miguel de Ultramar, el fuerte que las tropas espa?olas defend¨ªan en la costa marroqu¨ª. La plaza fue tomada por las huestes del Mulay Ismail en 1681 y se la llevaron a Mequinez junto a tres centenares de cautivos¡±, relata el escritor mientras pasea en la ciudad marroqu¨ª entre las mismas h¨²medas b¨®vedas en las que malvivieron miles de cristianos esperando su liberaci¨®n.
Otro de los pilares de Treinta doblones de oro es el libro Libertad a los cautivos, escrito en 1977 por el padre Bonifacio Porres, un miembro de la Orden Trinataria que vive en Antequera (M¨¢laga). La obra habla de c¨®mo, desde la Edad Media, los trinitarios se encargaban de recaudar fondos y gestionar la liberaci¨®n de los cautivos e incluye un valioso documento hist¨®rico sobre el que se sustenta la novela de S¨¢nchez Adalid: Aviso verdadero, y lamentable relaci¨®n, que haze el capit¨¢n don Francisco de Sandoval y Roxas, cautivo en Fez, al se?or don Pedro Antonio de Arag¨®n.
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