Vivir con 640 euros

En el cuaderno de Paloma Gil Merch¨¢n las cuentas no salen. Durante 24 horas, su cabeza y un l¨¢piz han sumado, restado, multiplicado y dividido mil caminos para poder hacer frente a su vida con 640 euros: ¡°Si gasto 160 euros en gasoil, otros 280 en el comedor y el desayuno de mis dos mellizas peque?as, otros 100 en la luz y el gas. A esto les sumo los 85 euros mensuales del tratamiento de ortodoncia de mi hija mayor, la comunidad, los impuestos, la casa... ?Qu¨¦ nos queda para comer?¡±. Y como los n¨²meros en el papel se han te?ido de rojo, Gil Merch¨¢n se ha visto obligada a dejar su trabajo.

El pasado 1 de diciembre, la lavander¨ªa central hospitalaria, donde Gil Merch¨¢n trabaj¨® casi 11 a?os, pas¨® a manos de Fundosa Lavander¨ªas Industriales (Flisa) y Lavander¨ªa Industrial Laundry Center. La Comunidad de Madrid adjudic¨® el servicio a estas empresas privadas, pertenecientes a la Fundaci¨®n ONCE y dedicadas al lavado de ropa de hosteler¨ªa, por 45,9 millones de euros. El objetivo era ahorrar 36 millones.

Las condiciones de las concesionarias, obligadas a contratar a los trabajadores interinos y eventuales que lo solicitaran, implicaban una rebaja salarial de un 46% en esta categor¨ªa de empleados. De los 210 interinos y eventuales de la lavander¨ªa¡ªcon una plantilla de 360¡ªunos 80 declinaron la oferta y se fueron al paro. Los 130 restantes tienen que vivir con una media de 640 euros, cuando su sueldo rondaba aproximadamente los 1.100

¡°Con 600 euros c¨®mo le doy de comer a mis tres hijas¡±

Paloma Gil Merch¨¢n, de 38 a?os, ha trabajado durante 11 a?os en la lavander¨ªa central hospitalaria Ten¨ªa un puesto de celadora en el que iba rotando por varias secciones. Durante los ¨²ltimos tres a?os trabaj¨® en las calandras de s¨¢banas. Ganaba unos 1.100 euros al mes y trabajaba siete horas diarias, generalmente en el turno de la tarde. La nueva empresa le ofrec¨ªa 640 euros. Rechaz¨® continuar trabajando ¡°porque no le llegaba¡± para darle de comer a sus peque?as.

Es separada y tiene tres hijas: Valeria y Henar, mellizas de ocho a?os y Carla, de 13.Para ir a trabajar gastaba unos 160 euos en gasolina. El comedor y desayuno de las peque?as le supone 280 euros. En gastos de la casa, como la luz y el agua necesita otros 100. Su hija mayor necesita un tratamiento de ortodoncia por el que paga 85 euros todos los meses.

Vive en un piso de protecci¨®n oficial en San Sebasti¨¢n de los Reyes que le han concedido en junio de este a?o. Antes pagaba 600 euros de alquiler, que no se habr¨ªa podido permitir con el nuevo salario.

Ahora, en el paro, cobrar¨¢ 1.100 euros durante los primeros seis meses. A partir de ah¨ª tendr¨¢ 785 durante a?o y medio. El problema para ella, viene cuando se le acabe el paro.¡±Si no lor¨® encontrar un trabajo ?c¨®mo voy a darle de comer a mis hijas? Tengo miedo de que me las puedan quitar por eso¡±, dice angustiada.

En la casa de Gil Merch¨¢n, de 38 a?os, el armario que guarda la ropa de sus dos mellizas de ocho a?os es reciclado. Lo ha hecho ella misma. Tambi¨¦n el peque?o estante que est¨¢ a la entrada de su piso. La vida le ha ense?ado a apa?¨¢rselas para salir adelante. Por eso aprendi¨® a taladrar y a arreglar los muebles de su casa. Trabajaba de celadora en la lavander¨ªa, rotando por varios puestos, aunque los ¨²ltimos tres a?os los pas¨® en las calandras de s¨¢banas, recogiendo fundas y coloc¨¢ndolas en las m¨¢quinas.

Gil Merch¨¢n, separada y con dos mellizas de ocho a?os y otra hija de 13, recuerda que no tuvo que pensarlo mucho, en parte porque la empresa le dio 24 horas para tomar una decisi¨®n. ¡°Si hubiera aceptado el trabajo tendr¨ªa que pagar a alguien para que recogiera a mis hijas del colegio y v¨¦rmelas negras para que las tres tuvieran de comer¡±, explica. En junio le concedieron un piso de protecci¨®n oficial en San Sebasti¨¢n de los Reyes. Para ir a trabajar gastaba 160 euros en gasoil y se dejaba 280 euros en el desayuno y comedor de las peque?as. ¡°Con 640 euros simplemente no me daba¡±, afirma con firmeza.

Con el subsidio de desempleo cobrar¨¢ unos 1.100 euros durante los primeros seis meses. A partir de ah¨ª tendr¨¢ 785 euros. ¡°El problema es qu¨¦ hago cuando se me acabe el paro. Me preocupan mis hijas. ?Qu¨¦ pasa con ellas? ?Si no puedo darles de comer, me las van a quitar la Comunidad?¡±, se pregunta angustiada.

La mayor parte de los trabajadores de la lavander¨ªa son mujeres, de una media de edad de 45 a?os y con estudios b¨¢sicos. Muchas de ellas no vieron una salida en las ayudas a los desempleados. Para Milagros Morago Casero, de 52 a?os, no aceptar la oferta ten¨ªa un solo desenlace: no volver a trabajar. ¡°Me ha costado decidirme. No s¨¦ cu¨¢l opci¨®n es peor. Con 52 a?os en la calle, se me acaba el paro y ?qu¨¦ hago? Tengo una hija de 16 a?os que solo cuenta conmigo¡±, se lamenta. Ganaba unos 1.100 euros al mes en su puesto de celadora donde hac¨ªa un poco de todo: desde empaquetar ropa, hasta clasificar las s¨¢banas sucias. No para de pensar en c¨®mo se las va a arreglar para vivir con 640 euros. Morago es separada y tiene dos hijas. Una acaba de independizarse y la peque?a vive con ella. Tiene un pr¨¦stamo personal de 17.000 euros para pagar la casa en donde vive en Mejorada del Campo. Cada mes le entrega al banco 260 euros para saldar su deuda. Se le van unos 100 euros en la luz y el agua. Otros 55 de la comunidad, unos 30 mensuales de la gasolina.

Su hija Raquel, de 16 a?os, estudia en un instituto en San Fernando de Henares, porque solo en ese colegio dan clases de dibujo t¨¦cnico, ¡°lo que a ella le gusta¡±. El abono de transporte le consume otros 30 euros al mes. ¡°Y luego est¨¢n los libros del cole, el seguro del coche, la contribuci¨®n, la basura¡­¡±. Morago se detiene un segundo. Las l¨¢grimas no la dejan continuar. ¡°Y ya la calefacci¨®n ni me atrevo a ponerla. Tengo una estufa de parafina y la enciendo solo a ratos solo para que mi hija no pase fr¨ªo¡±, Incluso Raquel ha entendido la situaci¨®n y ha tenido que hacer sus propios sacrificios. ¡°A ella le gusta mucho ir al gimnasio. Pero eso eran otros 40 euros al mes. Afortunadamente ella ha entendido a la perfecci¨®n la situaci¨®n¡±, a?ade.

Morago se ha planteado buscar otro trabajo para complementar su sueldo. Pero la cosa est¨¢ dif¨ªcil. En las nuevas condiciones de Flisa, est¨¢n una hora m¨¢s de trabajo ¡ª antes trabajaban siete¡ªcon turnos de ma?ana y tarde que rotan cada semana, seg¨²n cuentan las empleadas. ¡°Antes de entrar en la lavander¨ªa limpiaba casas, y pensaba en trabajar en eso, por las ma?anas. Pero con estos nuevos horarios laborales, imposible. No puedo ayudarme de otra forma¡±, comenta.

¡°Acept¨¦ porque con 52 a?os nadie me va a contratar ya¡±

Milagros Morago Casero tiene 52 a?os. Ten¨ªa un puesto de celadora en la lavander¨ªa hospitalaria, donde rotaba por varios puestos.

Ganaba unos 1.100 euros al mes en su puesto de celadora donde hac¨ªa un poco de todo: desde empaquetar ropa, hasta clasificar las s¨¢banas sucias. Acept¨®, dice, porque a su edad no encontrar¨ªa otro trabajo. ¡°No s¨¦ qu¨¦ era peor, si no volver a trabajar o esto¡±, dice. Ahora intenta sobrevivir con 640 euros. Tiene un pr¨¦stamo personal de 17.000 euros para pagar la casa en donde vive en Mejorada del Campo. Cada mes le entrega al banco 260 euros para saldar su deuda. Se le van unos 100 euros en la luz y el agua. Otros 55 de la comunidad, unos 30 mensuales de la gasolina.

¡°La calefacci¨®n ni me atrevo a encenderla. Tengo una estufa de parafina que pongo a veces solo para que mi hija no pase fr¨ªo¡±, aclara.

G¨®mez es separada y tiene dos hijas. La peque?a, de 16 a?os, vive con ella. Se le van otros 30 euros en el abono de transporte de su hija que estudia en San Fernando de Henares el bachillerato. ¡°Y luego est¨¢n los libros del cole, el seguro del coche, la contribuci¨®n, la basura¡±. Morago piensa en buscar otro trabajo para complementar su sueldo, aunque lo ve complicado por los nuevos horarios que tiene, en turnos de ma?ana y tarde cada semana.

Mar¨ªa Teresa Dur¨¢n, de 54 a?os, tambi¨¦n acept¨®, pero se arrepiente. ¡°He hecho mis cuentas y simplemente no me sale¡±, dice. ¡°Acept¨¦ la oferta porque me dieron muy poco tiempo para decidir y pens¨¦ que una vez dentro las cosas podr¨ªan arreglarse. Pero no tiene pinta¡±, narra decepcionada. Es viuda y tiene un hijo con una minusval¨ªa del 37% sin pensi¨®n. Ella misma tiene una minusval¨ªa de un 35%, sin derecho a subvenci¨®n por no superar el 65%. Hace un a?o le quitaron la pensi¨®n de viudedad por la que cobraba 625 euros. Dur¨¢n estuvo casada con su marido mes y medio. Al fallecer le dijeron que por el tiempo que estuvieron casados le correspond¨ªa ese dinero durante dos a?os, tras los cuales se lo retiraron. Ahora tiene el caso recurrido en los tribunales.

Esta mujer, menuda y guerrillera ganaba 1.080 en su puesto de limpiadora. ¡°No es que me sobrara el dinero, pero llegaba a fin de mes con la tranquilidad de cubrir los gastos de la casa ¡ª una vivienda de protecci¨®n oficial en Mejorada del Campo¡ª, darle de comer a mi hijo, comprarle los zapatos, el tabaco. Ahora me imagino que lo tendr¨¢ que dejar¡±, cuenta sonriendo. ?Y si surge alg¨²n gasto inesperado, como ir al dentista? ¡°Imposible¡±, replica. ¡°Mi hijo tiene dos dientes picados y yo tambi¨¦n deber¨ªa arreglarme los dientes, pero son cosas que no nos podemos permitir y menos ahora. Mi sueldo anterior no me permit¨ªa ahorrar nada, as¨ª que no tengo ning¨²n colch¨®n donde sostenerme¡±, concluye.

A Carmen G¨®mez P¨¦rez, de 56 a?os, nadie le dio un manual de instrucciones para sobrevivir con 600 euros. Quiz¨¢ con una gu¨ªa habr¨ªa aceptado este trabajo. Pero como no lo encontr¨® y la calculadora le dejaba solo 90 euros, se vio forzada a renunciar. ¡°Yo no rechac¨¦ una oferta. Me obligaron a dejarlo. No me puedo quedar con 600 euros¡±, dice indignada. Por eso prefiri¨® irse al paro, la primera vez en su vida que est¨¢ en esta situaci¨®n. Los primeros seis meses cobrar¨¢ 950 euros, que pasar¨¢n a ser 720 durante el a?o y medio restante que le corresponde.

G¨®mez, o ¡°Mechi¡± como la llaman por el color rojo de su pelo y tambi¨¦n de sus convicciones, no pod¨ªa imaginarse el futuro ¡°a dos a?os luz¡±. ¡°Lo que s¨ª sab¨ªa es que me tocaba pasar hambre¡±, sentencia. Vive sola en Coslada en un piso por el que paga una hipoteca de 140 euros. Pero el resto de gastos a los que se enfrenta ella sola le consumen casi la totalidad de lo que le ofrec¨ªan. ¡°Se me iban 560 euros entre el coche, la luz el agua, el gas, la hipoteca, los impuestos, el seguro del coche, de la casa. Son casi 90 euros entre comunidad y el tel¨¦fono¡±, asegura. G¨®mez no quer¨ªa renunciar a su vida. ¡°A m¨ª me gusta bajar a Madrid e ir al cine, a bailar salsa. Con esto ya no tendr¨ªa vida. Con lo que me ofrec¨ªan ellos me quer¨ªan quitar mi vida¡±, exclama.

Mar¨ªa Isabel Pacheco S¨¢nchez, de 52 a?os, tampoco quer¨ªa renunciar a su casa, as¨ª que no le qued¨® m¨¢s remedio que aceptar su nueva condici¨®n laboral. ¡°Tengo una hipoteca de 500 euros. Si no le hago frente, ser¨¦ una desahuciada m¨¢s¡±, alega. ¡°Toda la vida peleando con el sueldo para poder pagar la hipoteca y ?ahora qu¨¦?¡±, a?ade con tristeza.

Pacheco se siente relativamente afortunada porque su marido tiene plaza fija en la misma lavander¨ªa donde cobra 1.200 euros. ¡°Antes yo ganaba unos 1.100, ahora ser¨¢n unos 680 brutos. Con esto solamente voy a contribuir con 100 euros a la n¨®mina de mi marido¡±. Sin embargo, el alivio es relativo cuando se pone a pensar que son cinco en casa y que tiene tres hijos, dos de ellos estudian y uno trabaja, a los que tiene que alimentar. ¡°El que trabaja pues gana para ¨¦l, aunque puede que ahora tenga que ayudar en casa¡±, explica.

A Pilar L¨®pez, de 53 a?os, tambi¨¦n le preocupaba su vivienda. Por eso, cuando ¡°vio lo que le ven¨ªa encima¡±, tuvo que irse del piso en el que viv¨ªa de alquiler por 600 euros a uno m¨¢s barato de 450, al que se mudar¨¢ a principios de enero. Ganaba 1.100 euros en su puesto de celadora de transportes, y ahora lo ve reducido a 640 euros. ¡°Vivo sola y de mi sueldo. Tengo dos hijas, que se han independizado ya, pero que sobreviven con sus trabajos y sus becas. No les puedo pedir ayuda ni quiero porque ellas no deber¨ªan ayudarme. Tampoco quiero pedirle ayuda a mis padres y mis hermanos tienen familia y ya tiene bastante con lo suyo¡±, concluye.

¡°Tengo una hipoteca de 500 euros¡±

Mar¨ªa Isabel Pacheco S¨¢nchez tiene 52 a?os de edad y ha trabajado en la lavander¨ªa durante catorce a?os como celadora. Ganaba unos 1.100 euros en este puesto. Ahora ha visto su sueldo reducido hasta unos 640 euros.

Vive en Mejorada del Campo con su marido y sus tres hijos en un piso que tiene una hipoteca de 500 euros. Acept¨® la oferta de la nueva empresa para ¡°hacer frente a la hipoteca y para no convertirme en una desahuciada m¨¢s¡±.

El marido de Pacheco ten¨ªa plaza fija en la lavander¨ªa. Gana 1.200. ¡°Ahora en lo ¨²nico a lo que contribuyo a la n¨®mina de mi marido es en 100 euros¡±, dice.

Dos de sus hijos estudian y el tercero trabaja. ¡°Somos cinco bocas que necesitan comer y no s¨¦ si nos llegu¨¦ con el sueldo de mi marido¡±.

Pacheco afirma que la vida en Mejorada del Campo es cara. ¡°Coger el bus todos los d¨ªas te supone 1.30 euros. Adem¨¢s, los impuestos en esta localidad son bastante caros¡±, afirma. Esta mujer relata que por el piso que tiene ahora acaba de pagar un impuesto de 400 euros. El impuesto de la basura tambi¨¦n le ha supuesto otros 40 euros m¨¢s. Si contar los gastos de luz, agua, tel¨¦fono. ¡°No sabemos como nos va a dar para cubrir todos los gastos, m¨¢s la hipoteca y la comida, que al final es lo m¨¢s importante para todos nosotros¡±

¡°Me quedaban solo 90 euros para comer¡±

A Carmen G¨®mez P¨¦rez, de 56 a?os, casi todo el mundo la conoce como ¡°la mechi¡±, por su pelo rojo y tambi¨¦n por el color de sus convicciones. Ha trabajado en la lavander¨ªa durante nueve a?os como celadora. Ten¨ªa un sueldo de unos 1.080 que depend¨ªa tambi¨¦n de las horas extra y de los d¨ªas festivos que trabajara. Cuando se enter¨® de que se lo iban a reducir a 640 euros ech¨® cuentas una noche entera. La calculadora le dej¨® 90 euros, solo para comer. ¡°Me han obligado a ir al paro¡±, comenta. Los primeros seis meses cobrar¨¢ 950 euros de subsidio de desempleo, que pasar¨¢n a ser 720 durante el a?o y medio restante que le corresponde.

Tiene dos hijas mayores que se han independizado de casa. G¨®mez vive sola en un piso en Coslada por el que paga una hipoteca de 140 euros. Pero el mantenimiento de su casa, el coche, la comunidad, los gastos extras, los seguros le suponen al final unos 560 euros. ¡°Se me iban 560 euros entre el coche, la luz el agua, el gas, la hipoteca, los impuestos, el seguro del coche, de la casa. Son casi 90 euros entre comunidad y el tel¨¦fono¡±.

Para G¨®mez, esta oferta implicaba terminar con su vida. Con lo m¨¢s vital. ¡°Era imposible que pudiera sobrevivir as¨ª. Y ya ni te digo de ir al cine o a bailar. Me quer¨ªan quitar mi vida. Ha sido humillante¡±, cuenta indignada.