La batalla por los sexenios
La forma de evaluar la investigaci¨®n universitaria causa descontento entre el profesorado, especialmente el de Humanidades. Solo unos pocos se atreven a denunciarlo
La investigaci¨®n en la Universidad no solo se est¨¢ viendo afectada por los recortes, sino tambi¨¦n por un sistema de evaluaci¨®n que muchos consideran arbitrario e injusto, aunque pocos se atreven a decirlo p¨²blicamente. Los profesores que quieren ver reconocidos oficialmente sus trabajos de investigaci¨®n deben someterlos al examen de la Comisi¨®n Nacional de Evaluaci¨®n de la Actividad Investigadora (CNEAI), un organismo del Ministerio de Educaci¨®n que los aprueba (si le dan una puntuaci¨®n m¨ªnima de 6 sobre 10) o suspende. Los profesores tienen que presentar los trabajos realizados en los ¨²ltimos seis a?os y, en caso de ser aprobados, obtienen lo que se llama un sexenio de investigaci¨®n, que les aporta un complemento en el salario y una especie de pedigr¨ª para promocionarse en el mundo universitario. A m¨¢s sexenios, m¨¢s sueldo y facilidad para dirigir tesis doctorales, ocupar c¨¢tedras, decanatos o cualquier otro puesto de responsabilidad.
Pero las evaluaciones de la CNEAI, que se convocan anualmente, suscitan cr¨ªticas. Antonio Romero, profesor de Psicolog¨ªa Social en la Universidad de Granada, de 48 a?os, present¨® sus trabajos a este organismo por primera vez en 2003. ¡°La CNEAI escribi¨® a mano en un espacio en blanco la puntuaci¨®n, 4,8, sin m¨¢s explicaciones. Present¨¦ un recurso, que fue desestimado, y mi sexenio fue denegado¡±, cuenta Romero, quien public¨® sus trabajos ¡°en las mejores revistas espa?olas de sociolog¨ªa y compartiendo publicaci¨®n con soci¨®logos como Alain Tourane¡±. En 2007, logr¨® obtener el ¨²nico sexenio de investigaci¨®n con el que cuenta. Tres a?os despu¨¦s, sus trabajos fueron suspendidos de nuevo y la CNEAI se limit¨® a justificarlo, seg¨²n Romero, con la frase ¡°medio de repercusi¨®n insuficiente¡±, pese a que sus investigaciones aparecieron en revistas ¡°de las m¨¢s prestigiosas del mundo¡±. ¡°Fui citado por numerosos cient¨ªficos¡±, afirma.
Antonio O?a, responsable de UGT en la Universidad de Granada y profesor de la Facultad de Ciencias del Deporte, asegura que las quejas de Romero son muy comunes entre el profesorado universitario y se centran en dos aspectos: La CNEAI ¡°no argumenta ni motiva¡± los suspensos, lo que deja al investigador ¡°en indefensi¨®n¡±. Y el organismo ¡°ha limitado la investigaci¨®n digna de ser evaluada positivamente a la publicada en revistas anglosajonas, las incluidas en la base de datos ISI (siglas en ingl¨¦s de Instituto para la Informaci¨®n Cient¨ªfica), alejadas del sistema productivo y la innovaci¨®n espa?ola¡±, explica, lo que perjudica especialmente a la investigaci¨®n en ciencias sociales y human¨ªsticas. La CNEAI, a?ade O?a, ¡°no tiene en cuenta factores tan importantes en la investigaci¨®n como la productividad del trabajo o la transferencia a la sociedad¡±. Es decir, si el trabajo no se publica en una revista incluida en el ISI, es como si no existiera para la CNEAI, coinciden O?a y Romero. Este peri¨®dico ha solicitado al Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte su versi¨®n, pero no ha obtenido respuesta.
Precariedad laboral
Al descontento por la evaluaci¨®n de la investigaci¨®n y el papel de los sexenios se une la creciente precariedad del profesorado universitario, seg¨²n estima Miguel ?ngel Garc¨ªa Rubio, presidente del comit¨¦ de empresa del Personal Docente e Investigador (PDI) de la Universidad de Granada. Los no funcionarios (asociados, ayudantes u otras f¨®rmulas de contrataci¨®n laboral) pueden acceder a los sexenios de investigaci¨®n, pero no tienen remuneraci¨®n econ¨®mica hasta que no sean profesores titulares. Y actualmente, seg¨²n Garc¨ªa Rubio ¡ªprofesor contratado y doctor en el departamento de Econom¨ªa Aplicada¡ª, ¡°al menos el 50% del profesorado universitario en Andaluc¨ªa no es funcionario¡±, un porcentaje que ¡°ha aumentado en los ¨²ltimos a?os¡±. La precariedad est¨¢ haciendo que, para muchos, ¡°la ¨²nica opci¨®n es irse fuera¡± ante sueldos que apenas llegan a 1.000 o 1.200 euros al mes para profesores interinos o ayudantes, calcula Garc¨ªa Rubio, y la imposibilidad de obtener complementos por la investigaci¨®n. ¡°Pa¨ªses como Ecuador, por ejemplo, ofrecen mejores condiciones que Espa?a para el profesorado universitario¡±, asegura Garc¨ªa Rubio. Este docente e investigador ve un ¡°claro componente ideol¨®gico¡± en la actitud del gobierno del PP, que ¡°no tiene intenci¨®n de cambiar la situaci¨®n¡±. ¡°El PP quiere adelgazar la Universidad p¨²blica en beneficio de la privada¡±, considera.
Los investigadores que no est¨¦n de acuerdo con la evaluaci¨®n de la CNEAI pueden presentar un recurso contencioso-administrativo. ¡°Los tribunales fallan en un 80% a favor de los demandantes, pero los jueces suelen decir que no est¨¢n capacitados para evaluar las investigaciones. Como mucho, dictan que se repita la evaluaci¨®n, y la CNEAI la vuelve a rechazar. Y mientras, el investigador ha perdido los m¨¢s de 3.000 euros que cuesta el contencioso y se le quitan las ganas de volver a denunciar¡±, dice Antonio Romero.
Las dificultades para que la CNEAI apruebe las investigaciones universitarias han hecho que, actualmente, seg¨²n el dirigente de UGT, ¡°m¨¢s de la mitad, el 57,6%, de los profesores universitarios que son funcionarios en Espa?a tiene solo un sexenio de investigaci¨®n reconocido o ninguno¡±. Para O?a, el sexenio se ha convertido ¡°en la piedra angular del sistema universitario, se ha sacralizado¡± y, adem¨¢s, con la normativa aprobada a finales de 2012 ha pasado de ser un incentivo a la investigaci¨®n a usarse como ¡°castigo¡±. A los profesores con m¨¢s sexenios se les rebaja su carga docente hasta los 16 cr¨¦ditos, mientras que a los que no tienen tramos de investigaci¨®n reconocidos les adjudican el m¨¢ximo de cr¨¦ditos, 32. Los profesores que no logran que se les reconozcan sus investigaciones se ven obligados a emplear la mayor parte de su jornada en dar clases, con lo que no les queda tiempo para investigar. ¡°Es un c¨ªrculo vicioso perverso¡±, define O?a.
¡°Los sindicatos hemos planteado al ministerio, en la mesa de negociaci¨®n de universidades, quejas sobre la CNEAI y hemos pedido una revisi¨®n completa del sistema de evaluaci¨®n y acreditaci¨®n de la investigaci¨®n, para que sea m¨¢s transparente y objetivo, pero no ha servido de nada¡±, dice el responsable de UGT. ¡°El gobierno del PP est¨¢ c¨®modo con el sistema actual¡±, opina O?a.
Sin embargo, pese al descontento que existe en buena parte del profesorado universitario, pocos alzan su voz. ¡°La mayor¨ªa se callan, en la Universidad nos hemos acostumbrado a guardar silencio¡±, admite O?a, que tiene tres sexenios reconocidos. ¡°No estoy afectado por esta situaci¨®n, pero muchos tienen miedo a protestar por si obtienen un castigo¡±, bien sea de alg¨²n superior jer¨¢rquico, del director de su departamento, del decano o de cualquiera de quien dependa su carrera acad¨¦mica e investigadora.
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