Ant¨ªdotos contra la impunidad
El 25 de octubre, Antonio Mu?oz Molina recib¨ªa el Premio Pr¨ªncipe de Asturias y en su discurso profer¨ªa un alegato contra la impunidad que sobrevuela los tiempos actuales, tan inciertos como amargos. No le faltaba raz¨®n al galardonado autor.
En el ¨²ltimo mes la sociedad ha asistido perpleja a la sentencia del Prestige. Escandaloso, inquietante o inaceptable, son algunos de los adjetivos con los que definir el estado de animo colectivo derivado de la misma. Y la sociedad ha salido a la calle para revivir once a?os despu¨¦s el sentimiento de indignaci¨®n que le movilizo. Algunos juristas se?alan que se ha aplicado correctamente la ley, en cuyo caso, la ley es la que necesita reforma.
Sin embargo, puestos a elegir leyes que reformar, el Gobierno prefiere poner "patas arriba" el sistema educativo, uno de los pilares b¨¢sicos de la sociedad, sin atender ni a los requerimientos ni a las peticiones de ninguna de las partes afectadas, ni siquiera las territoriales. Gobernar con mayor¨ªa, porque se obtuvieron los votos necesarios para ello, no puede significar imponer una ley tras otra, aprobarlas sin el m¨¢s m¨ªnimo consenso.
La sociedad asiste perpleja a la perseverancia con que las autoridades mantienen una alambrada de cuchillas con las que defender el llamado " territorio nacional" mientras se permite, eso si, a los inmigrantes adinerados adquirir propiedades inmobiliarias y, con ello, el derecho a adquirir la nacionalidad. Hacia mucho tiempo que no era tan significativo el antagonismo entre lo rico y lo pobre. Es tan abismal la diferencia entre el castigo que recibe el inmigrante ilegal por sortear la muralla y la impunidad del que decide estas cosas que la indignaci¨®n ciudadana aflora de nuevo.
Mareas de gentes llenan las calles sin parar como v¨¢lvula de escape de un malestar extraordinariamente preocupante. No son reacciones exclusivas a una protesta puntual, son, en mi opini¨®n, la expresi¨®n del hartazgo de la poblaci¨®n de un sistema que llamamos democr¨¢tico y cuyo desajuste con la sociedad actual hace crujir sus costuras.
El hecho de que las etapas de gobierno se hagan ag¨®nicas, sugieren que este sistema del que nos hemos dotado, en el que solo votamos cada cuatro a?os, se haya tornado absolutamente insuficiente. Pasan demasiadas cosas a lo largo de una legislatura, muchas de las cuales son de una trascendencia tal que debieran ser chequeadas, votadas, por la propia sociedad. El sistema requiere de una reforma de calado que adem¨¢s de lograr m¨¢s transparencia y por ello, una mejor comprensi¨®n y conocimiento de la gesti¨®n publica, abra la participaci¨®n de la sociedad a lo largo de los cuatro a?os. Requiere de instrumentos con los que poder frenar lo desmanes de los gobiernos y de reformas que consigan recuperar ciudadanos y ciudadanas para la pol¨ªtica. Todo un ant¨ªdoto contra la impunidad que hoy enferma al sistema democr¨¢tico. De lo contrario, o bien la sociedad dejara de votar en las elecciones sistem¨¢ticamente, o lo har¨¢ a la desesperada nutriendo las opciones mas extremas que ya inundan la vieja Europa. Pero la respuesta gubernamental a lo que est¨¢ ocurriendo se encamina por vericuetos antag¨®nicos: una ley para sofocar o impedir las legitimas protestas en la calle. Imponer el silencio es mas f¨¢cil que escuchar el clamor social y cambiar el rumbo de las politicas publicas.
Por suerte, en medio de tanta desolaci¨®n, se dan tambi¨¦n hechos e im¨¢genes reconfortantes como la del homenaje al sargento Joseba Goikoetxea, asesinado por ETA. Un ejemplo de lo que las personas que m¨¢s han sufrido son capaces de aportar a la construcci¨®n del futuro sobre las bases de la generosidad y la compasi¨®n. El abrazo de su viuda con quienes fueron dirigentes de ETA, hoy arrepentidos, las l¨¢grimas y la emoci¨®n de los presentes, todo un crisol del sufrimiento que ha padecido la sociedad vasca, supone uno de los acontecimientos m¨¢s reconfortantes de los ¨²ltimos tiempos que sirven para escribir la Historia. Toda una lecci¨®n para la pol¨ªtica que sigue enzarzada en dimes y diretes sobre la convivencia y la reconciliaci¨®n.
Ojal¨¢ dure mucho tiempo en nuestra retina la luz de esta estrella de esperanza sobre el profundo mar de impunidad que nos rodea.
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