J¨®venes
El paro y las falta de pol¨ªticas p¨²blicas de apoyo han llevado a la tasa de emancipaci¨®n juvenil a un nuevo m¨ªnimo hist¨®rico
Juventud divino tesoro, frase que no s¨¦ si se podr¨ªa aplicar a los j¨®venes en la actualidad. Su futuro no parece divino y su ¨²nico tesoro es el presente. Presente que, seg¨²n los datos aportados por el Observatori Catal¨¤ de la Joventut a partir de la encuesta de poblaci¨®n activa del tercer trimestre del 2013, es m¨¢s bien un infierno.
Veamos: La tasa de paro de los j¨®venes entre 16 y 29 a?os es del 36,1%, o sea 243.300 j¨®venes sin trabajo en Catalunya, tasa que se dispara en el tramo m¨¢s joven (16-19 a?os) llegando al 67,4%, lo que demuestra la dificultad de encontrar el primer trabajo. La gravedad persiste cuando el informe nos dice que solo el 11% de los j¨®venes parados cobra alg¨²n subsidio o prestaci¨®n. Frente las pocas expectativas de encontrar trabajo, las personas j¨®venes deciden continuar los estudios (han aumentado un 9% en cinco a?os) pero se encuentran con aulas masificadas, falta de profesorado, tasas de matr¨ªcula elevad¨ªsimas (las universitarias han aumentado entre un 70% y un 300% en los ¨²ltimos 6 cursos y se ha impuesto una tasa de 360 euros en la Formaci¨®n Profesional).
La maldita austeridad se ceba en ellos: un 58% de los puestos de trabajo destruidos desde el inicio de la crisis (2007) corresponden a puestos de trabajo ocupados por j¨®venes. La tipolog¨ªa del joven parado es hombre, en el tramo de edad m¨¢s joven, extranjero y con un bajo nivel de formaci¨®n. Aunque algunos miembros del Gobierno central consideran que la ocupaci¨®n empieza a recuperarse, lo cierto es que en 2013 se ha llegado al m¨¢ximo hist¨®rico de paro juvenil de larga duraci¨®n: un 19,3%. Este indicador no s¨®lo cuantifica el porcentaje de poblaci¨®n joven activa que est¨¢ desocupada y que busca trabajo desde hace un a?o o m¨¢s, sino que tambi¨¦n sirve para medir el riesgo de exclusi¨®n social y el peligro de cronificaci¨®n del paro en ella.
Las pol¨ªticas laborales de la derecha gobernante en Espa?a tampoco ayudan. La reforma laboral del PP, tan elogiada por la alcaldesa de Madrid afirmando que ¡°es la que m¨¢s progreso ha tra¨ªdo en la historia de la Humanidad¡±, ha creado el contrato de formaci¨®n para j¨®venes que con una jornada de 30 horas semanales cobran 483 euros y el empresario tiene una reducci¨®n de entre el 75% y el 100% de sus cuotas a la Seguridad Social en funci¨®n del tama?o de su empresa. ?A ustedes les parece que este maltrato a los j¨®venes hace progresar a la Humanidad?
Ante este panorama no es sorprendente que la tasa de emancipaci¨®n se sit¨²e a niveles de hace 10 a?os, alcanzando un nuevo m¨ªnimo. Seg¨²n Eurostat, en Espa?a el 38% de las personas de entre 25 y 34 a?os aun viven en el hogar de origen, frente al 1,9% de, por ejemplo, Dinamarca. Estos datos confirman la falta de pol¨ªticas de vivienda favorables: ayudas a la emancipaci¨®n, parque p¨²blico de alquiler social, ventajas en el alquiler¡ Hace 10 a?os la dificultad para emanciparse resid¨ªa en el elevado precio de la vivienda, ahora han bajado los precios, pero la precariedad y temporalidad laboral de los j¨®venes ha aumentado.
Hace 10 a?os los j¨®venes fueron atra¨ªdos por la burbuja inmobiliaria, con sueldos elevados que les disuad¨ªa de continuar los estudios por el coste de oportunidad que les supon¨ªa. Fueron ¨²tiles y los especuladores se sirvieron de ellos para amasar fortunas mediante su explotaci¨®n. Ahora est¨¢n en la intemperie laboral. J¨®venes sin formaci¨®n y sin trabajo que a menudo son responsabilizados de sus carencias y tratados como fuerza de trabajo barata, una v¨ªctima m¨¢s del capitalismo. As¨ª pues, no tienen ninguna posibilidad de plantearse vivir su vida de forma independiente ya que la falta de empleo no les permite emanciparse, no pueden dejar la casa de sus padres para establecerse por su cuenta y crear un proyecto de vida propio.
Nos encontramos ante una ¡®generaci¨®n perdida¡¯, una generaci¨®n que ser¨¢ la primera que vivir¨¢ peor que sus padres, que obliga a muchos escoger el camino del ¨¦xodo, de una emigraci¨®n forzada a la b¨²squeda de opciones laborales y vitales que respondan a su preparaci¨®n y a su necesidad de emancipaci¨®n, expectativas que no siempre se consiguen. Cada vez son m¨¢s los condenados a un ¨¦xodo silencioso y constante causado por la desregulaci¨®n del mercado laboral que los hace m¨¢s vulnerables.
El aumento de la desconfianza que sienten y expresan los j¨®venes hacia el sistema socioecon¨®mico y hacia la pol¨ªtica no es m¨¢s que la consecuencia de esta situaci¨®n. No nos debe extra?ar. Creo que pueden y deben canalizar esta desconfianza en una fuerza revolucionaria de cambio. Debemos evitar el conflicto generacional que algunos intentan imponer, y han de saber que les ayudaremos a decir basta y a plantar cara en la calle, con los medios y recursos disponibles para acabar con este maltrato. Debemos convencerles, si a¨²n no lo est¨¢n, que el presente y el fututo est¨¢ en sus manos, que est¨¢ bien salir fuera para buscarse la vida pero alguien tiene que quedarse para batirse contra esa derecha pol¨ªtica, econ¨®mica y financiera que ahoga y violenta a nuestra juventud.
Joan Boada Masoliver es profesor de Historia.
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