A 10 a?os del proyecto Maragall
La Espa?a plural que propuso el expresidente pod¨ªa ser la misma que la frustrada Sepharad que so?¨® Espriu
Es bastante revelador que en una sociedad tan aficionada como esta a conmemorar todo tipo de efem¨¦rides haya pasado por alto, con escasas y discretas alusiones, una tan importante y significativa como la del d¨¦cimo aniversario de la victoria de las izquierdas en las elecciones catalanas de 2003. La memoria es selectiva, ya se sabe. Pero ?qui¨¦n hace la selecci¨®n de la memoria p¨²blica? El empacho tricentenario es, por s¨ª mismo, una respuesta elocuente.
Aquellas elecciones se celebraron el 16 de noviembre de 2003 y pusieron fin a la larga etapa, 23 a?os, de dominio del centro derecha nacionalista dirigido por Jordi Pujol. Un mes m¨¢s tarde, el 16 de diciembre, Pasqual Maragall tom¨® posesi¨®n de su cargo como presidente de la Generalitat y al d¨ªa siguiente se form¨® el primer gobierno catal¨¢n de izquierdas desde la recuperaci¨®n de la democracia. Maragall fue siempre una personalidad pol¨ªtica at¨ªpica e incordiante y una prueba m¨¢s de ello es que hasta la memoria de su victoria siga incomodando. Maragall le dio al socialismo catal¨¢n lo que con nadie m¨¢s hab¨ªa podido conseguir, porque fue el ¨²nico capaz de formular un proyecto pol¨ªtico que superara las fronteras de su partido. Si algo cabe lamentar de su etapa de gobierno en la Generalitat es precisamente que desde su propio bando, el de su partido y el de sus aliados, se le impusiera la composici¨®n de un gobierno a base de cuotas y con consejeros designados por los partidos. Fue una decepci¨®n que no se le permitiera repetir ni por asomo que formara un gobierno seg¨²n su criterio personal y pol¨ªtico, con sus colaboradores de confianza, al estilo de lo que con tanto ¨¦xito hab¨ªa hecho desde la alcald¨ªa de Barcelona. A tal extremo lleg¨® la imposici¨®n de los aparatos de los partidos que incluso se le oblig¨® a incumplir la promesa electoral de paridad de g¨¦neros.
Nunca ha estado muy claro por qu¨¦ razones el PSC decidi¨® en 2006 sustituir a Maragall como candidato a la presidencia de la Generalitat en las elecciones al Parlament. La enfermedad que luego le ha apartado de la vida p¨²blica debi¨® de tener ya sus primeras manifestaciones en la ¨²ltima etapa de su presidencia, porque algunos de sus colaboradores expresaban ya entones su desesperaci¨®n por el incomprensible incumplimiento por el presidente de acuerdos a los que se hab¨ªa comprometido con entusiasmo. Se le olvidaban. Lo que, en ocasiones, ten¨ªa nefastas consecuencias pol¨ªticas y, adem¨¢s, enrarec¨ªa el ambiente. Las relaciones de Maragall con el PSC y sus aliados en los ¨²ltimos meses de legislatura fueron doblemente dif¨ªciles. Por la complejidad de las circunstancias que se dieron en el tramo final de la aprobaci¨®n del nuevo Estatuto de Catalu?a, pero tambi¨¦n porque Maragall no estaba en su plenitud.
El azar ha querido que este d¨¦cimo aniversario coincida con el centenario del nacimiento de Salvador Espriu y que ambos queden unidos por la idea de fracaso en un aspecto cabal de sus respectivas obras. La Espa?a plural y federal que Maragall propon¨ªa y persegu¨ªa habr¨ªa podido ser quiz¨¢ la Sepharad so?ada por Espriu en La pell de brau, el solar com¨²n de pueblos hermanos entre los que ped¨ªa construir puentes de di¨¢logo. Ha quedado constancia escrita de que el poeta muri¨® convencido de que su sue?o hab¨ªa resultado irrealizable.
A la hora de resumir su proyecto en un eslogan breve y contundente, como requiere la pol¨ªtica en los tiempos dominados por la mercadotecnia, Maragall lanz¨® este: "Escuelas dignas, barrios seguros, Espa?a plural". Su apuesta por un nuevo Estatuto de Catalu?a era, en su proyecto pol¨ªtico, un paso en la construcci¨®n de la Espa?a federal. Una contribuci¨®n de Catalu?a a la reconciliaci¨®n definitiva de Espa?a con sus naciones. Lo defin¨ªa as¨ª: federalismo es uni¨®n y libertad. Uni¨®n y libertad, repet¨ªa. Part¨ªa, a la vez, del regeneracionismo catal¨¢n de principios del siglo XX, del que pod¨ªa ser expresi¨®n su abuelo el poeta Joan Maragall, y de la idea de la Espa?a de los pueblos del socialista leon¨¦s Anselmo Carretero, un hombre del PSOE, por raro que con estas ideas les pueda parecer a algunos de sus camaradas de hoy. Es decir, con la concepci¨®n de Espa?a que la restauraci¨®n conservadora en curso abomina, tanto en Madrid como en Barcelona.
El retorno del centro derecha al Gobierno de la Generalitat ha llevado al pa¨ªs por otro camino. El gobierno de CiU que con el eslogan Aixecarem Catalunya sustituy¨® en 2010 al segundo gobierno de izquierdas fracas¨® estrepitosamente en el empe?o, hundido por la misma crisis que despu¨¦s de 2008 hab¨ªa acogotado al segundo gobierno de izquierdas. En la pr¨¢ctica, la Generalitat est¨¢ hoy intervenida por el ministerio de Hacienda. La pen¨²ltima promesa de CiU era un pacto fiscal con el Gobierno central pero, al no lograrlo, se ha lanzado a una huida hacia delante con el se?uelo de la independencia. Una crisis del modelo constitucional que, en realidad, tiene viene directamente de la frustraci¨®n del proyecto Maragall de hace una d¨¦cada. Otro gallo nos cantara si hubiera salido bien.
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