El Paular exhibe su historia
El monasterio mevieval aspira a convertirse en foco cultural del Parque de Guadarrama tras 25 a?os de reconstrucci¨®n art¨ªstica Una exposici¨®n saca brillo al conjunto
El monasterio de El Paular, enclave medieval que domina el valle del Lozoya, cuenta la historia de su asombrosa recuperaci¨®n monumental en una exposici¨®n inaugurada ayer. Permanecer¨¢ abierta hasta diciembre de 2014. Jos¨¦ Mar¨ªa Lasalle, secretario de Estado de Cultura; Gabriele Finaldi, director adjunto de Conservaci¨®n e Investigaci¨®n del Museo del Prado; y Miguel Mu?oz, anfitri¨®n y prior benedictino, presidieron el acto de apertura, junto con los dos comisarios de la muestra: el arquitecto Eduardo Barcel¨®, restaurador del complejo monacal, y Leticia Ruiz, responsable de pintura espa?ola del Renacimiento en el Prado.
Un retablo de alabastro financiado por Isabel de Castilla
La iglesia de El Paular, a 80 km al noroeste de Madrid, posee uno de los retablos m¨¢s deslumbrantes de la imaginer¨ªa g¨®tica. Sobre una base de caliza se yergue esta pieza atribuida a tallistas genoveses pero asignada luego por expertos a artistas de la escuela burgalesa. La policrom¨ªa y las figuras revelan un exquisito gusto; representan la infancia, vida, predicaci¨®n y muerte de Jes¨²s. Un g¨®lgota encabeza el retablo rematado por un marco de yeso. La restauraci¨®n atendi¨® a las otrora polvorientas chambranas; en uno de los motivos que enmarcan se inspir¨® en el siglo XIX Luis Rosales para su obra historicista El testamento de Isabel la Cat¨®lica.
Leticia Ruiz ha culminado la recuperaci¨®n para el monasterio y la restauraci¨®n de los 53 ¨®leos de gran formato y trasunto monacal pintados por Vicenzo Carduccio en 1626. Los cuadros, desde la desamortizaci¨®n de los bienes de manos muertas de la Iglesia cat¨®lica, promovida por el ministro liberal Juan ?lvarez Mendiz¨¢bal en 1836, permanecieron primero en un museo filial del Prado y luego dispersos por una decena de ciudades espa?olas: A Coru?a, C¨®rdoba, Sevilla, Zamora, San Sebasti¨¢n y Tortosa, entre otras. El Museo del la Trinidad, filial de la gran pinacoteca madrile?a, deshizo en 1872 tan importante ajuar art¨ªstico, que qued¨® esparcido por distintos museos espa?oles.
Siglo y medio despu¨¦s, el Prado pudo reagruparlo y acometer la casi tit¨¢nica tarea de restaurar cada uno de los cuadros de la colecci¨®n, a excepci¨®n de dos, que se perdieron en la ciudad tortosina.
La colecci¨®n compone uno de los conjuntos de pintura barroca y de historia m¨¢s singulares de Europa. Con pinturas de gran formato rematadas en arcos y hoy encastradas secuenciadamente en el claustro mayor del monasterio para el que fueron pintadas, describe la trayectoria de la orden de los cartujos, fundada por San Bruno de Colonia en el a?o de 1086.
La casa matriz cartuja fue instalada entonces en un paraje semejante al cenobio de El Paular, en el valle de La Chartreuse, que da nombre a la silenciosa orden mon¨¢stica, cuya historia fue inmortalizada por el pintor, llegado a Espa?a con un hermano suyo para participar en la gran obra del monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Los cuadros fueron pintados por Carduccio durante seis a?os en su estudio madrile?o cercano a la calle de Atocha, no lejos de la sede cartuja que la orden religiosa mon¨¢stica pose¨ªa en la calle de Alcal¨¢, a la altura del actual C¨ªrculo de Bellas Artes.
La exposici¨®n, que ocupa una amplia estancia contigua al clautro decorado con los carduccios, incluye tres valiosas colecciones de modelos, estampas y grabados aut¨®grafos del autor florentino, que Leticia Ruiz encomia. Una de ellas procede de Cudillero, de la Fundaci¨®n Selgas Fagalde, mientras las otras dos acceden desde lugares como la Biblioteca Nacional de Espa?a, la galer¨ªa de los Uffizzi o colecciones privadas de Zaragoza.
Una sinfon¨ªa de estilos
La diversidad de estilos, que abarca desde el tardog¨®tico hasta el neocl¨¢sico, enriquece el patrimonio art¨ªstico del monasterio, como muestra la abigarrada ornamentaci¨®n barroca que decora el transparente contiguo al templo. La influencia de los maestros andaluces llev¨® hasta El Paular las expresiones m¨¢s singulares de este estilo, que exhibe una profusa policrom¨ªa donde abunda el estuco y decenas de variedades de dorados y estofados.
La muestra consta de media docena de salas integradas en una estancia de dos alturas y alto techo, con pasarela a¨¦rea, que forma asimismo parte de la recuperaci¨®n monumental descrita y culminada por los arquitectos Eduardo Barcel¨®, Mercedes ?lvarez e Ignacio Barcel¨®, m¨¢s los aparejadores Javier Moralo, Lorena Tejedor, Jaime Mu?oz y Federico Prieto.
En las salas se expone detalladamente el relato de cuantas actuaciones se han acometido a lo largo de los ¨²ltimos 25 a?os, en las cuales ha fraguado una colaboraci¨®n interinstitucional muy poco habitual: desde el Estado, a trav¨¦s del Ministerio de Cultura, el museo del Prado y el Instituto de Patrimonio Cultural Espa?ol; desde la Administraci¨®n regional, por la Comunidad de Madrid; por la esfera local, el Ayuntamiento de Rascafr¨ªa; y desde la sociedad civil, la Asociaci¨®n de Amigos de El Paular; todas estas entidades, junto con la comunidad religiosa benedictina, han conseguido culminar la mayor parte de los objetivos de un Plan Director Integral trazado por Eduardo Barcel¨® en 1996, que ha puesto arquitect¨®nicamente a salvo un patrimonio hist¨®rico-art¨ªstico de extraordinaria val¨ªa para el patrimonio madrile?o.
La huella de agua
Por hallarse El Paular surcado por el r¨ªo Lozoya y el arroyo de Santa Mar¨ªa, a los pies del pico de Pe?alara ¡ªla cumbre m¨¢s alta de la sierra de Guadarrama¡ª la capa fre¨¢tica se halla muy pr¨®xima a la cota del suelo; ello ha determinado que cimentaci¨®n, paramentos y cubiertas del monasterio, as¨ª como algunos de los excelsos componentes ornamentales de su interior, hayan sufrido, desde 1390 en que fuera construido el conjunto monacal, la temible huella de innumerables humedades.
Fatigosas tareas de drenaje, impermeabilizaciones de las da?adas cubiertas y actuaciones estructurales de consolidaci¨®n, han atra¨ªdo buena parte de la atenci¨®n de las 12 empresas de construcci¨®n concernidas en el plan desde hace cinco lustros, todo ello precedido por intensos estudios hist¨®ricos y documentales. El presupuesto aplicado frisa los 12,5 millones de euros.
Una colecci¨®n ¨²nica de Vicente Carduccio
Una pasarela permite contemplar desde cierta altura dos de los 53 cuadros de gran formato de Vicenzo Carduccio, que ocupan habitualmente un peque?o pasillo anejo a la panda norte del claustro, donde se exhibe la serie completa de esta singular colecci¨®n. Describen la vida y las tribulaciones de la orden cartuja. El Paular ejerci¨® una funci¨®n de gran importancia en la articulaci¨®n espiritual ¡ªy econ¨®mica tambi¨¦n¡ª del norte madrile?o.
La restauraci¨®n y rehabilitaci¨®n ha afectado asimismo al p¨®rtico de acceso a la cartuja, a la medieval portada de la iglesia y al claustro mayor, cuyos arcos albergan la serie cartuja de Carduccio. Igualmente, la actuaci¨®n restauradora ha incluido la capilla del Sagrario, prodigio de profusi¨®n ornamental barroca; el atrio, claustrillo, sala capitular y capillas del contorno del templo, en su d¨ªa dotado de tres naves y hoy de una sola, que exhibe tres de los principales tesoros medievales de toda Espa?a: la reja de hierro forjado que separaba a los legos de los frailes; las siller¨ªas en madera de nogal, recobradas ahora gracias, entre otros, a la tenacidad del restaurador del IPCE Jos¨¦ Antonio Buces, tras permanecer arrumbadas durante d¨¦cadas en la bas¨ªlica madrile?a de San Francisco el Grande; y el retablo mayor de alabastro policromado, financiado por Isabel de Castilla y casi ¨²nico en Europa, que deslumbra desde el frontal de una iglesia ideada en su planta por el arquitecto ¨¢ulico Juan Guas, tras proyectos anteriores del morisco segoviano Abderram¨¢n. Todo ello ha sido restaurado y, en el caso de la siller¨ªa, reubuicada asimismo en su espacio original.
La exposici¨®n detalla tambi¨¦n la rehabilitaci¨®n de las celdas mon¨¢sticas, ocupadas por frailes de la orden benedictina, que se aloja en el monasterio desde 1954, m¨¢s la construcci¨®n de una espaciosa cocina y numerosas dependencias de servicio.
Entre las obras de arte tambi¨¦n expuestas resalta un excelso San Miguel Arc¨¢ngel, tallado por Luis Salvador Carmona, as¨ª como un San Bruno atribuido hasta ahora a Manuel Pereira, pero cuya autor¨ªa ¡°parece correspoder a Pedro Alonso de los R¨ªos¡±, explica Leticia Ruiz.
Jos¨¦ Mar¨ªa Lasalle, secretario de Estado de Cultura, se?al¨® al culminar su visita que le resulta ¡°reconfortante comprobar lo realizado en el monasterio¡±.
El genio escult¨®rico de Luis Salvador Carmona
Esta talla pol¨ªcroma que representa a San Miguel Arc¨¢ngel en su combate contra Lucifer fue depositada en la parroquia de Rascafr¨ªa, desde donde fue devuelta a?os despu¨¦s al monasterio. Pertenece al escultor Luis Salvador Carmona; su finura de l¨ªneas se ve realzada por la tensi¨®n y el movimiento que su autor imprimi¨® a su obra.
Dos celdas originales, que datan de fines del siglo XV, figuran entre las pr¨®ximas metas a restaurar, as¨ª como el refectorio, el gran comedor cenobial, presidido por un bell¨ªsimo retablo de comienzos del siglo XVI que pide a voces su limpieza y recuperaci¨®n. Esta amplia sala estuvo decorada por dos enormes lienzos del pintor Bocanegra que permanecen en el Museo del Prado, a la espera de una restauraci¨®n de la que Gabriele Finaldi dice haber hablado ya con el Instituto del Patrimonio Cultural Espa?ol. Como tareas pendientes, dentro de un amplio plan de conservaci¨®n preventiva, quedan a¨²n la rehabilitaci¨®n de la biblioteca, la capilla del Rosario y la antebiblioteca, al igual que la del archivo, el claustro de legos y la hist¨®rica cerca mampostera que circunda el monasterio, as¨ª como la huerta de 7 hect¨¢reas, que cuenta para su promoci¨®n con una fundaci¨®n denominada Guadarrama, territorio, sociedad y cultura, que preside Yolanda Aguirre, exalcaldesa de Rascafr¨ªa. ¡°Nos proponemos recuperar la cultura hort¨ªcola de los monjes¡±, asegura.
Los responsables de las actuaciones se plantean el tratamiento paisaj¨ªstico de los nueve kil¨®metros que configuran el per¨ªmetro monacal, dentro del Parque Nacional del Guadarrama. ¡°El conjunto monumental de El Paular debe recuperar protagonismo en la estructura cultural, econ¨®mica y social del valle del Lozoya¡±. Decenas de vecinos se acercaron ayer el monasterio a protestar por un convenio municipal con el Canal de Isabel?II que encarecer¨¢ el precio del agua en Rascafr¨ªa.
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