La ilusi¨®n y el enga?o
Decir que algunos indicadores han mejorado es dar una buena noticia, verdadera en general, pero no en todos los casos
Este fin de semana hemos vivido, como cada a?o, una explosi¨®n de ilusi¨®n provocada por un entra?able enga?o, gracias a la inocencia de nuestros peque?os. Con preocupaci¨®n, he visto nacer tambi¨¦n otra ilusi¨®n, basada asimismo en otro enga?o: la afirmaci¨®n de que estamos saliendo de la crisis. Ha habido algunos peque?os cambios macroecon¨®micos que permiten pensar en el fin de la recesi¨®n, pero por regla general se ha estado transmitiendo la sensaci¨®n de que hab¨ªamos iniciado firmemente el camino de salida de la crisis. Pienso que esta imagen es equ¨ªvoca, cuando no enga?osa. No tenemos el mismo nivel de inocencia que los ni?os¡
Decir que algunos indicadores han mejorado es dar una buena noticia, verdadera en general, pero no en todos los casos. Por ejemplo, que haya disminuido el paro registrado sin haber aumentado la ocupaci¨®n, no es una buena noticia; significa que algunos han emigrado o simplemente han renunciado a encontrar trabajo¡ Y sobre todo, decir que hemos enfilado ya el camino de salida de la crisis, es enga?oso y peligroso, pues supone no haber entendido la naturaleza de la misma. La crisis actual no es un tropiezo en el camino, un accidente que obliga a levantarse, salir del bache, y reemprender la marcha siguiendo la misma ruta. Esta crisis es el s¨ªntoma de que la ruta que llev¨¢bamos era equivocada y nos ha conducido a un callej¨®n sin salida, o si se quiere, al borde de un abismo. La crisis es una alerta: si seguimos en la misma direcci¨®n, tenemos muchas posibilidades de caer m¨¢s hondo. Si de verdad se piensa que ya podemos seguir hacia adelante, sin haber cambiado algunas de las cosas que la han provocado, creo que podemos dar por seguro un nuevo tropiezo mucho mayor. Nuestro sistema tiene muchos aspectos por reformar¡ Apunto solo dos reformas pendientes.
1.¡ªDel mercado financiero. Mientras el sector financiero siga funcionando sin una nueva regulaci¨®n global, buscando el beneficio financiero y olvidando su papel de servicio a la econom¨ªa real, seguir¨¢ produciendo un crecimiento basado en la especulaci¨®n, y estar¨¢ provocando una disminuci¨®n de la posible inversi¨®n en bienes productivos. La subida ficticia del precio de los activos, y la falta de aumentos de productividad, los mismos dos virus que han estado en el origen de la reciente burbuja, destruir¨¢n nuevamente todo crecimiento sano. Los poderes pol¨ªticos democr¨¢ticos no pueden aceptar un nuevo pacto con el capitalismo financiero del mismo tipo que el que se hizo con el capitalismo industrial en el siglo pasado, ya que el desaf¨ªo ahora es m¨¢s frontal. Hay que obligar al nuevo capitalismo a cambiar sus reglas. Adem¨¢s, la nueva regulaci¨®n debe tener un car¨¢cter global, ya que la partida se juega a esta escala. La famosa refundaci¨®n del capitalismo es absolutamente imprescindible para poder empezar a salir de la crisis con cierta seguridad. Si no se reequilibra nuevamente el poder de la pol¨ªtica y el del dinero, avanzaremos contra un nuevo muro.
Hay que obligar al nuevo capitalismo a cambiar sus reglas
2.¡ªDel sistema fiscal. La destrucci¨®n del pacto socialdem¨®crata, tanto en su vertiente fiscal como en la del Estado de bienestar, ha provocado un fen¨®meno nuevo: en los pa¨ªses desarrollados, tanto cuando la econom¨ªa crece como cuando est¨¢ en recesi¨®n, las desigualdades crecen. Esta es la constataci¨®n de los ¨²ltimos 20 a?os: aumenta la riqueza de un peque?o grupo, aumentan los niveles de pobreza, y se destruye una parte importante de la clase media. Intentar salir de la crisis manteniendo el actual escenario es muy dif¨ªcil, ya que esta situaci¨®n deprime extraordinariamente el consumo de gran parte de la poblaci¨®n, el motor necesario para la recuperaci¨®n. Adem¨¢s, la perspectiva de un nuevo periodo de crecimiento como el anterior, con las mismas reglas y los mismos resultados en cuanto a desigualdades, ser¨ªa muy poco atractiva para la mayor¨ªa. Como ya est¨¢ empezando a ocurrir, puede suponer una mejora importante para una parte de la poblaci¨®n, pero un estancamiento para el resto. Pensemos en las recientes subidas en la Bolsa y de los rendimientos de algunas actividades financieras, paralela a la congelaci¨®n de los salarios o las pensiones, y a la persistencia del paro. Salir de la crisis sin cambiar algunos de estos mecanismos, no es realmente salir de la crisis.
Solo he tocado, por encima, dos aspectos de entre los que me parece necesario abordar. Podr¨ªa a?adir muchos m¨¢s¡ Termino el art¨ªculo con una convicci¨®n personal: el que algunos indicadores hayan dejado de evolucionar negativamente es una buena noticia, necesaria pero corta. Creer que esto significa salir de la crisis es un error, cuando no un enga?o. Sin realizar algunas reformas pendientes, salir de la crisis ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil, la salida tendr¨¢ efectos muy negativos en cuanto a la equidad social, y seguramente ser¨¢ una salida en falso que durar¨ªa poco tiempo. Debemos estar muy atentos para decidir qui¨¦nes nos conducen hacia la salida. Ni ilusi¨®n, ni inocencia; m¨¢s exigencia y m¨¢s participaci¨®n¡
Joan Maj¨® es ingeniero y exministro.
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