Justicia para todos
Ruiz-Gallard¨®n impulsa indultos de ¨¦tica dudosa. Los jueces no pueden continuar sin los medios para instruir causas
Justicia para todos: radical, verdadera. Escucho asegurar a algunos entusiastas que en Espa?a hay justicia universal porque la infanta Cristina ha sido imputada finalmente, que todas las sospechas sinuosas sobre la parcialidad del sistema judicial han sido abatidas por el pulso legal de una imputaci¨®n. M¨¢s vale tarde que nunca, pero ha llegado tarde: porque muchos la esper¨¢bamos, como su consecuencia l¨®gica, desde que se descubri¨® el esc¨¢ndalo Urdangarin, y la gente est¨¢ dejando de confiar en la justicia como ¨²ltima frontera del Estado de Derecho. Por eso cuando se insiste en la necesidad de aclarar totalmente el caso de los ERE, de investigar la responsabilidad no solo de los ya imputados en el desv¨ªo de partidas presupuestarias destinadas a cursos de formaci¨®n, sino de los dos presidentes anteriores de la Junta de Andaluc¨ªa, m¨¢s all¨¢ de la razonable indignaci¨®n ciudadana, se hace atendiendo a los escasos m¨ªnimos de credibilidad, uno de ellos la justicia, que todav¨ªa sostienen nuestra vida p¨²blica.
El Gobierno no puede conceder el indulto a un tipo que condujo durante cinco kil¨®metros en direcci¨®n contraria, matando a un conductor que ven¨ªa tranquilamente por su lado de la carretera; sobre todo, si tenemos en cuenta la vinculaci¨®n de su abogado defensor relacionado adem¨¢s con el bufete en el que trabaja el hijo del ministro de Justicia. A la vista del caso y de otras cosas, seguramente lo peor que le ha ocurrido a la justicia espa?ola, en los ¨²ltimos a?os, ha sido el nombramiento de Alberto Ruiz-Gallard¨®n, que impulsa indultos de ¨¦tica dudosa con el mismo entusiasmo con el que abole la justicia universal, poniendo precio a las distintas instancias judiciales, o programa una ley del aborto que se ha dejado atr¨¢s a la mujer, aunque poco antes, en su etapa madrile?a, dispensara la p¨ªldora poscoital con la mayor liberalidad. Hay pol¨ªticos sin principios, pero no sin rumbo: el suyo ¨²nicamente, aunque por no perderlo dilapiden todas nuestras conquistas democr¨¢ticas. Esto puede ocurrir con la justicia.
Para que haya justicia para todos, los jueces necesitan los instrumentos adecuados para que la sentencia contra Javier Sard¨¢ y Javier C¨¢rdenas, por burlarse en televisi¨®n de un disminuido ps¨ªquico, no se demore 10 a?os en distintas instancias. Durante mucho tiempo, Cr¨®nicas marcianas se entretuvo en ofender a gentes m¨¢s o menos indefensas, como cuando decidieron que era divertid¨ªsimo entrevistar a andaluces con acento cerrado para tratar de ridiculizarlos ante la c¨¢mara. Ahora, al llegar la sentencia, los espectadores ya se han olvidado de Cr¨®nicas marcianas y Sard¨¢ ha tenido tiempo de fracasar en sus intentos de volver; por eso la noticia no es la multa que deber¨¢n pagar, sino la inexplicable demora judicial, que aleja la justicia de la ciudadan¨ªa: nada menos que 10 a?os de papeleo y letargo para juzgar un hecho tan probado y visible como el atentado contra la dignidad de un disminuido ps¨ªquico en directo.
En un pa¨ªs amenazado por el secesionismo ¡ªcon sus consecuencias pol¨ªticas, econ¨®micas y sociales¡ª, su rotura econ¨®mica y esta sangr¨ªa de corrupci¨®n, el ¨²ltimo recurso es el Derecho. Por eso muchos no hemos entendido los trabalenguas pausados de Eduardo Torres Dulce, justificando la no imputaci¨®n de la infanta Cristina, mientras entend¨ªamos perfectamente los razonamientos del juez Castro para imputarla. Pero m¨¢s all¨¢ de las sombras del lenguaje, los jueces no pueden continuar sin los medios precisos para instruir causas de corrupci¨®n y delitos financieros de especial complejidad, como el caso de los ERE de Andaluc¨ªa o el G¨¹rtel, sin que sus juzgados se refuercen con otros magistrados y un cuerpo de peritos contables y expertos en inform¨¢tica y finanzas dependiente del Poder Judicial, como han denunciado los jueces decanos en su reuni¨®n de Sevilla.
Los medios de los jueces, precarios en demasiadas ocasiones, no pueden verse tan sobrepasados por la opulencia de recursos de algunos imputados. Esperamos un sistema de convivencia que sepa mirar y analizar la vida, s¨ª, pero sin imitar sus vicios, para que la justicia pueda ser efectiva y no se vea enterrada por el tiempo.
Joaqu¨ªn P¨¦rez Aza¨²stre es escritor.
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