?l sigue dependiendo de ti
¡®Emilia¡¯ solo en ocasiones contadas consigue la confluencia necesaria entre texto y forma
Dime qui¨¦n te cri¨®, y te dir¨¦ qui¨¦n eres. A Emilia le pusieron el nombre de una t¨ªa abuela, que amamant¨® a su madre como las nodrizas pasiegas a Alfonso XIII; y ella, llegado el momento, cuid¨® a su vez de Walter, ni?o t¨ªmido, enur¨¦tico y tartaja que, al comenzar la funci¨®n, es un hombre que no la ve desde hace a?os: acaba de invitarla a su nueva casa, para que conozca a su esposa y a su hijo.
EMILIA
Autor y director: Claudio Tolcachir. Int¨¦rpretes: Gloria Mu?oz, Alfonso Lara, Malena Alterio, Daniel Grao y David Castillo. Luz: Juan G¨®mez Cornejo. Vestuario: Elisa Sanz. Escenograf¨ªa: Elisa Sanz, a partir de una idea de Gonzalo C¨®rdoba Est¨¦vez. Teatros del Canal, sala Verde. Hasta el 9 de febrero.
Claudio Tolcachir, creador de la superlativa tragicomedia La omisi¨®n de la familia Coleman, vuelve sobre el tema de la convivencia disfuncional, con menos ternura y humor esta vez. Emilia es una comedia negra, sombr¨ªa como el coraz¨®n de su hiperactivo protagonista, que intenta camuflar su vac¨ªo interior (y el artificio en que vive) bajo una euforia, locuacidad y sobreactuaci¨®n permanentes. Si parara quieto, se desmoronar¨ªa. Leo, su hijo, ha heredado su labilidad, que contrasta con la actitud ausente y callada de mam¨¢ Caro.
Los di¨¢logos que mantienen esta tr¨ªada y la pobre Emilia (que no cesa de interesarse por Walter mientras que ¨¦l no le pregunta ni por su hijo), desnortados, a salto de caballo tem¨¢tico permanente y aparentemente desacordes con la acci¨®n, nos sumen como p¨²blico en una perplejidad pareja a la que envuelve a Caro sin que sepamos por qu¨¦, hasta llegado el ¨²ltimo tercio de la obra, cuando su autor y director coloca ese par de piezas clave que dan por fin sentido a lo que parec¨ªa arbitrario y lo explican todo de un solo golpe.
En este montaje solo en ocasiones contadas se produce el necesario encuentro entre texto y forma: la logorrea y el ruido permanentes con los que padre inmaduro e hijo matan el tiempo debieran de sucederse con sequedad y contundencia, limpiamente, sin arabescos. El protagonista, una personalidad psicop¨¢tica, como se acabar¨¢ viendo, resultar¨ªa m¨¢s terrible con un perfilado interpretativo austero: Alfonso Lara da muy bien el lado hist¨¦rico del adulto incapaz de despegarse del ni?o sobreprotegido que fue, pero bajo el manto de cordialidad forzada su criatura debiera esconder un bate de b¨¦isbol metaf¨®rico.
Durante las primeras escenas, no queda del todo claro si la sucesi¨®n de ocurrencias que Walter y Leo encadenan sin pausa son de personaje o de autor (o si son un s¨ªmbolo de su extrav¨ªo), como tampoco se entiende luego si quien toca el xil¨®fono desma?adamente ante el invitado a quien se pretende regalar es el chico (lo que a?adir¨ªa m¨¢s sal a la herida psicopatol¨®gica familiar) o su int¨¦rprete. Menos limpiamente definidos que en otras ocasiones sus perfiles disfuncionales, las criaturas de Tolcachir se aplanan, pierden tersura y potencial conmovedor.
El dramaturgo argentino cocina esta vez un conflicto correoso, a fuego demasiado lento y lo retira de la lumbre con un golpe de efecto, en un final precipitado. La escena en la cual el embaucador Gabriel (cincelado por Daniel Grao) llama a la puerta y entabla conversaci¨®n con Leo, es un soplo de aire fresco por la tensi¨®n verdadera que, ahora s¨ª, transmite el chico en la interpretaci¨®n de David Castillo; el calado sensible del di¨¢logo, al que se suma la esposa (Malena Alterio, liberada por fin de esa recurrente introspecci¨®n que constre?¨ªa a Caro), y la empat¨ªa que entre el tr¨ªo se produce, cuya onda expansiva corre del escenario al p¨²blico.
La Emilia de Gloria Mu?oz destila abnegaci¨®n genuina y una falta de amor propio connatural en quien se vio obligada, por clase social y circunstancias, a consagrar su vida al cuidado de lo ajeno y a olvidarse de s¨ª. La sala Verde de los Teatros del Canal no brinda esa cercan¨ªa extrema que tanto benefici¨® a anteriores espect¨¢culos de Tolcachir, firmados con sus excelentes actores c¨®mplices argentinos.
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