La incomodidad del PSC
Vientos de divisi¨®n soplan de nuevo sobre los socialistas catalanes, cuya direcci¨®n ha ratificado la decisi¨®n de votar en el Parlament en contra de la hoja de ruta dise?ada por el Gobierno de CiU para la consulta sobre el futuro pol¨ªtico de Catalu?a. La solicitud formal al Gobierno espa?ol para que delegue a la Generalitat la facultad de realizar el refer¨¦ndum se votar¨¢ ma?ana en el Parlament. La direcci¨®n del PSC entiende, con buen criterio, que siendo sobradamente conocida la negativa del Gobierno a realizar esta delegaci¨®n, carece de sentido solicitarla.
El PSC sostiene que lo procedente es negociar, negociar y negociar antes de formalizar propuestas condenadas al fracaso. Mantiene todav¨ªa que si tiene que haber consulta a los ciudadanos debe ser legal y previamente acordada con el Gobierno central. Los socialistas saben, sin embargo, que frente al PP de Mariano Rajoy est¨¢ opci¨®n ser¨¢ tambi¨¦n in¨²til, por lo que su posici¨®n implica, en la pr¨¢ctica, esperar a que el PP pierda la mayor¨ªa absoluta en las Cortes. Es decir, hasta 2016 en el mejor de los casos.
A la izquierda le conviene clarificar un proceso en el que se confunde la consulta con la independencia
Una parte de los diputados socialistas en el Parlament, cinco de los 20 con que cuenta el PSC, est¨¢n en desacuerdo con esta posici¨®n. Est¨¢n en minor¨ªa en el grupo parlamentario, pero lo est¨¢n mucho m¨¢s en la comisi¨®n ejecutiva y a¨²n much¨ªsimo m¨¢s en el Consejo Nacional, ¨®rganos de direcci¨®n en los que se ha debatido la cuesti¨®n. M¨¢s que argumentos para votar ma?ana en un sentido u otro o abstenerse, lo que en el fondo divide a los socialistas es la conveniencia o inconveniencia de desgajarse de la mayor¨ªa parlamentaria y pol¨ªtica que apoya la estrategia del Gobierno catal¨¢n en esta materia. Es una mayor¨ªa pluripartidista formada por cuatro grupos parlamentarios en los que hay seis partidos: CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP. Es casi todo el universo catalanista. Una parte del PSC se siente muy inc¨®moda en la posici¨®n acordada por la direcci¨®n, con el PP y Ciutadans como compa?eros de viaje. ?Qu¨¦ hacemos, hacia d¨®nde vamos, con tales compa?¨ªas pol¨ªticas?, se preguntan.
Otra cosa es, adem¨¢s, la opini¨®n del entorno social y el amplio espacio electoral eventualmente socialista. Lo que se sabe de ellos no es muy alentador porque muestra tambi¨¦n una divisi¨®n. Los sondeos de finales de 2013 indicaban que el electorado socialista de Catalu?a est¨¢ partido en una proporci¨®n ligeramente superior a la mitad a favor de la consulta. O sea, que la direcci¨®n de Pere Navarro controla el partido, pero rema contra corriente fuera de ¨¦l.
Para comprender la incomodidad de los socialistas en esta batalla pol¨ªtica puede ser quiz¨¢s ilustrativo recordar c¨®mo empez¨®. Todo viene de la necesidad del catalanismo de dar una respuesta a la sentencia de 2010 del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonom¨ªa. El Gobierno catal¨¢n, presidido entonces por el socialista Jos¨¦ Montilla, propuso recuperar mediante leyes org¨¢nicas y la negociaci¨®n con el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero partes de lo que el Tribunal hab¨ªa eliminado del Estatuto. Eso fue todo, que qued¨® en nada cuando CiU y el PP ganaron las elecciones auton¨®micas y legislativas, en 2010 y 2011 respectivamente. Lo que sucedi¨® entonces fue que la iniciativa pol¨ªtica pas¨® en Catalu?a a una mayor¨ªa parlamentaria nacionalista formada por CiU y ERC que, primero con la propuesta de pacto fiscal con el Estado y despu¨¦s con la del refer¨¦ndum para 2014, ha laminado el margen de maniobra de los dem¨¢s partidos catalanistas.
Todo viene de la necesidad del catalanismo de dar una respuesta a la sentencia de 2010 del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonom¨ªa
A medida que pasan los meses, sin embargo, lo que hace poco era presentado por sus promotores como un imparable y urgente proceso hacia la independencia se convierte en un camino de obst¨¢culos que cada vez parecen m¨¢s grandes, ll¨¢mense ausencia de aliados internacionales o renuencia de los medios empresariales, p¨¦rdida de apoyos como el del propio PSC o divisi¨®n en las filas de ICV entre federalistas e independentistas.
Y as¨ª lo que se pretend¨ªa que fuera un proceso r¨¢pido, empujado por la ilusi¨®n de sus promotores, va derivando poco a poco en un prosaico forcejeo que, en el mejor de los casos, va para largo. Hemos entrado en un ciclo electoral en el que el l¨ªo de la consulta catalana ser¨¢ un elemento m¨¢s. Ya se ver¨¢ a favor de quien, pues nada est¨¢ muy claro. Sigue siendo muy improbable que haya un refer¨¦ndum en noviembre de 2014, puesto que depende de que lo autorice el Gobierno de Mariano Rajoy, pero s¨ª es seguro que antes, en mayo, habr¨¢ elecciones al Parlamento Europeo. Habr¨¢ elecciones municipales en 2015 y legislativas en 2016. Y al Parlamento catal¨¢n en un momento ahora impreciso, quiz¨¢ en 2014.
A la izquierda, y en particular a los socialistas, les conviene recuperar la iniciativa pol¨ªtica y el primer paso para ello es clarificar un proceso en el que se confunde y se solapa interesadamente el hecho de convocar una consulta con una campa?a independentista. Y, desde luego, evitar que la presi¨®n de la mayor¨ªa parlamentaria nacionalista la divida.
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