Un proceso que lo tapa todo
La hegemon¨ªa de la consulta es total sobre la pol¨ªtica catalana
Era su primera reaparici¨®n p¨²blica. Pero nadie repar¨® ayer ni prest¨® atenci¨®n al diputado de CiU Oriol Pujol Ferrusola. Ya estaba imputado por tr¨¢fico de influencias en el llamado caso ITVy ahora la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n le acusa de cohecho por aceptar supuestamente un soborno para votar una ley. Pero las c¨¢maras no estaban para regalarle ni siquiera un plano. El protagonista era otro que viene arrasando: el proceso soberanista catal¨¢n, que tuvo su fiesta de puesta de largo en el Parlamento de Catalu?a. Fue una gala con un protocolo deslucido, pues ninguno de los l¨ªderes del sector soberanista ¡ªni del PSC¡ª subi¨® a la tribuna de oradores.
El hecho de que fueran los portavoces quienes tomaran la palabra no desluci¨® al aut¨¦ntico protagonista, porque la hegemon¨ªa del debate de la consulta es total sobre el panorama pol¨ªtico catal¨¢n. Todo proyecto queda subordinado al proceso soberanista que muchos ciudadanos catalanes ven como la tabla de salvaci¨®n de la crisis, aunque carezca de contenidos, porque lo consideran portador de bondad intr¨ªnseca. Bien, pues ese proceso de incierto final y accidentado calendario lleva camino de convertirse por su duraci¨®n en El anillo de los Nibelungos de los debates.
El Parlamento catal¨¢n vivi¨® ayer un t¨ªmido ensayo del a?o que aguarda a los ciudadanos, al aprobar pedir al Gobierno central el traspaso de las competencias para realizar un refer¨¦ndum por la v¨ªa del art¨ªculo 150.2 de la Constituci¨®n, un camino que de antemano ya ha sido rechazado por PP y PSOE. La petici¨®n, aprobada con los 87 s¨ªes de CiU, ERC, ICV y tres diputados socialistas que rompieron la disciplina de voto, es un mero ejercicio de front¨®n pol¨ªtico, que servir¨¢ para que quienes avalan la propuesta constaten que enfrente tienen una pared.
La pr¨®xima semana CiU, ERC e ICV-EUiA presentar¨¢n en forma de proposici¨®n de ley al Congreso el texto aprobado ayer por el Parlament, que la C¨¢mara como muy pronto debatir¨¢ a finales de marzo. La iniciativa legislativa, cuya muerte est¨¢ m¨¢s que anunciada, ser¨¢ un acicate para que los citados soberanistas activen sin prisas la ley de consultas en el Parlamento catal¨¢n y para que se avive, v¨ªa decreto, la fecha del 9 de noviembre como d¨ªa para que los ciudadanos catalanes, de acuerdo con el guion soberanista, se manifiesten en las urnas. El recurso del Gobierno central est¨¢ m¨¢s que anunciado. Pero, durante este a?o, hay una voluntad decidida de agitar grandes principios, sin reparar en el deterioro de los puentes entre Catalu?a y Espa?a. Una primera expresi¨®n de ese enconamiento es la polarizaci¨®n pol¨ªtica que favorece a los sectores n¨ªtidamente partidarios de la independencia o del espa?olismo. Esquerra y Ciutadans son los claros beneficiarios pol¨ªticos de este panorama que premia a los amantes del blanco o negro y penaliza a los partidarios de los matices. Las banderas aglutinan tras de s¨ª sentimientos. Las razones requieren m¨¢s elaboraci¨®n.
La propuesta de un nuevo marco de relaciones entre Catalu?a y Espa?a es ahogada en Catalu?a por el griter¨ªo independentista y en el resto de Espa?a, por la doctrina unitarista.
La primera v¨ªctima de esta divisi¨®n ha sido el PSC, que ayer vivi¨® como tres de sus diputados desafiaban la disciplina de partido y se alineaban con el bloque soberanista. Y es que por mucho sentido com¨²n que se quiera poner al debate, por muy injusta que se vea la guerra, el guion ya est¨¢ escrito y es muy dif¨ªcil pasearse entre trincheras sin ser alcanzado por las balas.
Lo peor de toda esta historia de apriorismos y desencuentros nacionalistas es que, al final, despu¨¦s de todo este cansino viaje, alguien deber¨¢ sentarse a dialogar con alguien. Rechazada la v¨ªa de la consulta por el Gobierno central y por el PSOE, queda el camino de convocar las elecciones plebiscitarias, un escenario en el que Converg¨¨ncia no se plantea en ning¨²n caso una declaraci¨®n unilateral de independencia del Parlamento catal¨¢n. Y as¨ª podemos llegar hasta 2015 o, si de la voluntad de CiU depende, hasta 2016 para agotar la legislatura y tratar de reforzar el ahora cuestionado liderazgo de Artur Mas. Con un guion que sigue su proceso.
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