El inevitable rodillo del tiempo

En Panorama todo es muy franc¨¦s, muy extremo en el gusto (las americanas homenajean a Thierry Mugler, ramalazo de alta moda imposible que aparece en alg¨²n otro traje) y con aquel consciente prop¨®sito de epatar a los burgueses, como si eso tuviera validez y no fuera algo de otra ¨¦poca, superado como los propios fragmentos coreogr¨¢ficos revisitados. Lo mejor sigue siendo el aire surrealista que aportan ciertas cosas, como los microbios, y aqu¨ª muy presente el aura (espectral y est¨¦tica) de Nikolais.

Decoufl¨¦ muestra los camerinos y las entretelas de la escena, todo tiene un airecillo retro y desenfadado (dentro de un orden) que a veces funciona y otras es embarazante; dir¨ªase que es la esencia del core¨®grafo en estado puro, una cierta banalidad avalada generacionalmente y que en su momento, cumpli¨®, tuvo su efecto y su rol. Pero el tiempo tambi¨¦n ha pasado factura aqu¨ª y demostrado, cuan fr¨¢gil y dif¨ªcil es lograr la atemporalidad. No creo que estos materiales hagan hueso viejo en el repertorio ni que duren m¨¢s all¨¢ de su propia evanescencia y no quiero ni pensar la teor¨ªa (francesa) que se articular¨ªa dentro de 50 a?os en torno a lo que, en s¨ª mismo, es circunstancial.

Los elementos circenses y acrob¨¢ticos son bastante simples, al alcance de los bailarines y presentados con maneras y un cierto empaque art¨ªstico que los hace pasables, no por ello menos aburridos; en cuanto a los chistes, como dec¨ªa Voltaire, comprender el humor extranjero es una ciencia ardua (¨¦l hablaba del ingl¨¦s, pero da igual).