Asuntos exteriores
El proceso es lo que inquieta a Moody¡¯s Analitics y a las finanzas, no la viabilidad de una Catalu?a independiente
La internacionalizaci¨®n del conflicto catal¨¢n est¨¢ funcionando al menos en cuatro planos con resultados muy desiguales. En el plano m¨¢s visible y a la vez vol¨¢til, el medi¨¢tico, Artur Mas ha conseguido buenos efectos, como evidencian sus art¨ªculos y entrevistas en los grandes medios internacionales, y m¨¢s concretamente su capacidad para situar a Catalu?a en el mapa y a la consulta en la agenda medi¨¢tica. Nadie bien informado en el mundo desconoce que Catalu?a existe y que su Gobierno ha citado a los ciudadanos a las urnas para el 9 de noviembre para que decidan si quieren independizarse de Espa?a, convocatoria que rechaza de plano el Gobierno espa?ol.
El reconocimiento medi¨¢tico no tiene correspondencia con el institucional. Nadie ha hecho ni un gesto de complicidad, a excepci¨®n de Algirdas Butkevicius y Vladis Dombrovskum, los primeros ministros de Lituania y Letonia, que expresaron su simpat¨ªa poco despu¨¦s del 11 de septiembre de 2013, aunque rectificaron inmediatamente a petici¨®n de las autoridades espa?olas. No sirve la abierta complicidad de Roberto Maroni, presidente de la regi¨®n de Lombard¨ªa. Unas palabras cr¨ªpticas de Ban Ki-moon o una frase el¨ªptica de David Cameron acerca de Gibraltar han hecho depaliativo ante el vac¨ªo; como el silencio de Obama ante la pregunta a Rajoy en la Sala Oval, interpretado por los portavoces soberanistas como una forma de t¨¢cita aquiescencia. Quien no se contenta es porque no quiere. La arquitectura de las instituciones internacionales entera es propiedad y obra de los Estados nacionales, socios que se protegen entre s¨ª cuando se trata de la soberan¨ªa. Aun m¨¢s lo es la arquitectura europea, en la que las instituciones comunes, como la Comisi¨®n, no pueden hacer paso alguno porque no tienen competencias.
Al soberanismo le gustar¨ªa que las instituciones europeas, e incluso los Gobiernos con mayor peso, como el alem¨¢n, se vieran obligados a tomar cartas en el asunto como ¨¢rbitros en una negociaci¨®n. En el momento en que esto sucediera habr¨ªa ganado la partida, porque se encontrar¨ªa reconocido en el mismo plano que el Gobierno espa?ol. El problema es que algo muy grave deber¨ªa ocurrir para que el conflicto dejara de ser un asunto interno y se convirtiera en europeo. La ¨²nica posibilidad de que Bruselas y Berl¨ªn se ocupen de ello es que se halle en peligro la estabilidad del euro y el futuro de la Uni¨®n Europea, algo por lo que los dirigentes catalanes no recibir¨ªan precisamente elogios y que ellos mismos rechazan tajantemente.
Esta es una contradicci¨®n que incide en el tercer plano de la internacionalizaci¨®n, el del dinero. El Gobierno catal¨¢n quiere dar la m¨¢xima seguridad a empresas e inversionistas, tanto de su permanencia en el euro y en la UE como del respeto de los contratos y acuerdos firmados. Artur Mas puede que haya tenido momentos de ambig¨¹edad respecto a la legalidad de la consulta, pero es rotundo en cuanto a la seguridad jur¨ªdica cuando habla con empresarios y hombres de negocios extranjeros. A pesar de todo, la internacionalizaci¨®n ha empezado en este cap¨ªtulo. Moody's Analitics ya ha hablado. Y con claridad. Nadie se atreve a discutir la viabilidad econ¨®mica y pol¨ªtica de una Catalu?a independiente ni sobre la obligada facilidad con que deber¨ªa encajar en la UE. Para la agencia de calificaci¨®n, sin embargo, la mera posibilidad de que Catalu?a pueda separarse desanima las inversiones extranjeras y los negocios. Para que nadie se confunda, Moody's Analitics recuerda que Catalu?a incluye a Barcelona y representa el 19% del PIB espa?ol. Malo para Espa?a y malo para Catalu?a, por m¨¢s que se esfuercen quienes son capaces de convertir el proceso en una fuente de beneficios para todos, espa?oles y catalanes. La respuesta de Andreu Mas-Colell, sabio en Econom¨ªa adem¨¢s de consejero con este t¨ªtulo, es que la mejor forma de evitar el riesgo es autorizar la consulta. No se lo dice a esta filial de Moody's, sino al Gobierno espa?ol, y es un argumento que no desalentar¨¢ a las agencias de rating para que sigan evaluando las consecuencias del camino de la independencia en la solvencia y en la credibilidad de Catalu?a y de Espa?a.
Hay un cuarto nivel, ahora sin apenas consecuencias, pero de trascendencia estrat¨¦gica. Es el de la sociedad civil internacional, el conjunto de instituciones no gubernamentales y think tanks que siguen la actualidad mundial desde sus ¨®pticas especializadas, en defensa de los derechos humanos o las libertades pol¨ªticas unas, otras con objetivos de an¨¢lisis y reflexi¨®n pol¨ªtica. No ha querido saber nada con el asunto Amnist¨ªa Internacional, a la que los organizadores del Tricentenario intentaron implicar en una de las celebraciones. Apenas hay atenci¨®n entre los think tanks: Catalu?a no sale por ning¨²n lado en las evaluaciones de riesgos y tensiones para 2014, como m¨¢ximo al final del p¨¢rrafo dedicado a Escocia. La distancia que hay entre el mundo intelectual global y Catalu?a, salvo contadas excepciones fundamentalmente canadienses, es inmensa. Mayor, incluso, que los 625 kil¨®metros que separan a la Puerta del Sol de la plaza de Catalu?a.
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