Primera semana triunfal
Hasta ahora el plan de Rajoy para Catalu?a consiste en cerrar emisiones de radio, tergiversar y negar los datos fiscales
Anunciado el lunes 20 durante la anodina entrevista que concedi¨® a Antena 3, el plan de Mariano Rajoy para desbaratar la consulta soberanista, la Operaci¨®n Overlord del PP para liberar Catalu?a de las garras del separatismo, ten¨ªa su D-Day el viernes 24 y su Omaha Beach en el Palacio de Congresos y los jardines adyacentes, junto al hotel Juan Carlos I, en lo alto de la Diagonal barcelonesa. Toda gran operaci¨®n pol¨ªtica, empero, requiere medidas preparatorias. En este caso, para ir convenciendo a los catalanes de lo estupendo que es el statu quo, de c¨®mo mienten los independentistas cuando imputan al poder central intenciones hostiles contra su identidad colectiva, el martes 21 el Gobierno de Rajoy forzaba el fin de las emisiones de Catalunya R¨¤dio en la Comunidad Valenciana. Un ataque a la libertad de expresi¨®n con pretextos t¨¦cnicos, digno de la Bielorrusia del dictador Lukashenko o de la China de Xi Jinping; un ataque que, adem¨¢s, deja aquel territorio sin ning¨²n medio de comunicaci¨®n de alcance general en la lengua aut¨®ctona.
Tras este gesto decididamente amable y conciliador, el viernes comenzaba el gran desembarco, la convenci¨®n del Partido Popular bajo el lema Juntos sumamos. La anfitriona, Alicia S¨¢nchez-Camacho, lo abri¨® con una indecorosa analog¨ªa entre el sufrimiento del PP vasco bajo el acoso etarra y el de los populares catalanes, v¨ªctimas ¡ªdijo¡ª de una campa?a ¡°de exclusi¨®n y rechazo social¡±. As¨ª, pues, ?deber¨ªa ser obligatorio aplaudirles? Las cr¨ªticas razonadas a la l¨ªnea pol¨ªtica de Rajoy y los suyos ¡ªeste art¨ªculo, sin ir m¨¢s lejos¡ª, ?pueden equipararse siquiera ret¨®ricamente con las bombas-lapa y los tiros en la nuca? ?No es esa insinuaci¨®n un vergonzoso chantaje moral que pretende coartar el debate democr¨¢tico?
Con todo, y aun cuando las alusiones de la se?ora De Cospedal a los ¡°mordiscos¡± y los ¡°machetazos¡± de quienes quieren romper Espa?a fueron tambi¨¦n valiosas aportaciones a la concordia y al di¨¢logo, el plato fuerte de la jornada lo sirvi¨® el ministro de Hacienda. Uno de los objetivos proclamados de la convenci¨®n era ¡°desmontar la falacia del expolio fiscal¡±, y en tal sentido se hab¨ªa filtrado que los t¨¦cnicos de Hacienda estaban terminando de calcular las balanzas fiscales con las que el Estado silenciar¨ªa de una vez por todas el victimismo econ¨®mico independentista.
Pues bien, los n¨²meros finales no debieron de ser los esperados, porque en un deslumbrante alarde de cinismo don Crist¨®bal Montoro anunci¨® que las balanzas fiscales no ser¨ªan calculadas ni publicadas nunca m¨¢s, que simplemente dejaban de existir, porque ¡°propician los agravios comparativos entre unas regiones y otras¡±. Como si dichas balanzas no fuesen un concepto usual en la literatura acad¨¦mica del ramo, como si las hubieran inventado Mas y Junqueras para hacerse los lloricas y alimentar el discurso secesionista, ahora ser¨¢n reemplazadas por un ¡°balance de cuentas p¨²blicas regionalizadas¡±. El PP contrapone al ¡°derecho a decidir¡± el ¡°derecho a saber¡±; pero, ante una pertinaz ola de fr¨ªo, decreta la supresi¨®n de los term¨®metros.
El PP contrapone al ¡°derecho a decidir¡± el ¡°derecho a saber¡±; pero, ante una pertinaz ola de fr¨ªo, decreta la supresi¨®n de los term¨®metros
Y el s¨¢bado 25, por fin, habl¨® Mariano Rajoy. Lo hizo para no formular ni una sola idea, para desde?ar una vez m¨¢s la envergadura y el calado del proceso pol¨ªtico-social que se vive en Catalu?a ¡ªuna ¡°fiebre pasajera¡±¡ª y para insistir en su no berroque?o a cualquier consulta, a cualquier cambio legislativo, a cualquier negociaci¨®n pol¨ªtica. Si este es el plan, o la primera parte del plan, que Rajoy tiene para reconducir el estado de la opini¨®n catalana, aviados estamos. Sobre todo, lo est¨¢n quienes, con admirable empe?o, siguen trazando terceras v¨ªas y otros federalismos. Con semejante guardagujas, es imposible que ning¨²n tren circule por ellas y esquive la colisi¨®n.
Con ser ya tan brillantes, y tan eficaces en el prop¨®sito de seducir a los ciudadanos de Catalu?a, a los siete d¨ªas de ofensiva del PP sobre el Principado les faltaba un colof¨®n digno, un broche de oro. Y lo han tenido el pasado lunes 27 con la publicaci¨®n ¨ªntegra de Por la convivencia democr¨¢tica, el documento de 194 p¨¢ginas con el cual el ministro de Asuntos Exteriores ha aleccionado a todos los diplom¨¢ticos espa?oles en el extranjero contra el proceso soberanista catal¨¢n, y cuya existencia EL PA?S desvel¨® hace semanas.
Es perfectamente leg¨ªtimo que el Estado espa?ol y quienes lo disfrutan defiendan su intangibilidad con argumentos de todo tipo, aunque en este caso los de car¨¢cter hist¨®rico resulten entre pat¨¦ticos y ramplones, y aunque la urdimbre de todo el texto sea el acreditado m¨¦todo de cortar y pegar. Pero, ?le da eso a Garc¨ªa-Margallo el derecho de injuriar y mentir a sabiendas, atribuyendo al independentismo una inmoralidad, una insolidaridad, un car¨¢cter anticonvivencial y conflictivo, radical y supremacista, intimidatorio y mezquino, que se contraponen con la arc¨¢dica armon¨ªa del unitarismo espa?olista? ?Ha evaluado don Jos¨¦ Manuel el impacto de su memorial no sobre las canciller¨ªas, sino sobre la opini¨®n p¨²blica catalana?
75 a?os despu¨¦s, los nacionales volvieron a asomar por la Diagonal. Pero, esta vez, el tiro les est¨¢ saliendo por la culata.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador
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