El drama de la tragedia
Concha Velasco triunfa con ¡®H¨¦cuba¡¯, prototragedia de venganza, en una versi¨®n y un montaje orientados hacia lo dram¨¢tico
![Concha Velasco, durante su interpretaci¨®n de H¨¦cuba en el Teatro Espa?ol.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/42CKCF3QWRHWAIPIU35IQ32PEI.jpg?auth=089a48a900716a56c5dfe9258c658af6f7c05ed5791cbbb9124336fd19d45d0d&width=414)
La tragedia, rey de los g¨¦neros dram¨¢ticos, trasluce de modo palpable el origen ritual del teatro, lugar que en la democracia griega ocupaba un espacio simb¨®lico intermedio entre la asamblea y el templo. Los actores tr¨¢gicos tra¨ªan a escena el conflicto y la ca¨ªda en desgracia de personajes del pasado m¨ªtico de Atenas (o del de sus vecinos), lo cual serv¨ªa de met¨¢fora de conflictos presentes. As¨ª, en H¨¦cuba, prototragedia de venganza, Eur¨ªpides narra el s¨²bito cambio de condici¨®n que sufre su protagonista: de reina de Troya, a esclava obligada a entregar a sus captores griegos a su hija Polixena, para que la deg¨¹ellen, y a soportar en el mismo d¨ªa la revelaci¨®n de que Polidoro, hijo destinado a sucederla, ha sido asesinado por el rey de Tracia, bajo cuya protecci¨®n lo puso. Como venganza, H¨¦cuba tender¨¢ una trampa letal a los ni?os del monarca, y har¨¢ que le saquen los ojos.
En H¨¦cuba no hay suspense: los hechos representados en las tragedias eran suficientemente conocidos y lo que sus autores promov¨ªan era que el p¨²blico examinara de cerca las pasiones y desafueros que tuercen la l¨ªnea de la vida, ensombrecen las almas y llevan al desastre a monarcas y pueblos para, de este modo, salir del teatro limpios tras una catarsis o desahogo colectivo. Por si su p¨²blico no recordaba lo acontecido a H¨¦cuba, Eur¨ªpides lo resume en el pr¨®logo por boca del fantasma de Polidoro, que se le aparece a su madre para revelarle que Polim¨¦stor lo asesin¨® y que su hermana tiene las horas contadas. Las cartas est¨¢n, pues, bocarriba desde el primer minuto, y la acci¨®n tr¨¢gica, antit¨¦tica de la acci¨®n dram¨¢tica, consiste aqu¨ª en ver c¨®mo se cumple lo enunciado inicialmente.
H?CUBA
Autor: Eur¨ªpides. Versi¨®n: Juan Mayorga. Int¨¦rpretes: Cocha Velasco, Jos¨¦ Pedro Carri¨®n, Juan Gea, Pilar Bayona, Mar¨ªa Isasi, Alberto Iglesias, Luis Rallo, Alberto Berzal, Denise Perdikidis, Marta de la Aldea, Zaira Montes. Caracterizaci¨®n: Juan Pedro Hern¨¢ndez. Luz: To?o Camacho. Vestuario: Pedro Moreno. M¨²sica: Mariano D¨ªaz. Escenograf¨ªa y direcci¨®n: Jos¨¦ Carlos Plaza. Teatro Espa?ol. Hasta el 23 de febrero.
Juan Mayorga, autor de esta versi¨®n, elimina el pr¨®logo anticipatorio, secuestra la informaci¨®n que en ¨¦l se ofrece, la dosifica para crear cierta intriga, orienta algunas r¨¦plicas hacia el efecto dram¨¢tico (¡°solo te pido una tumba para que mi madre me llore¡±), hace entrar a Taltibio con el cad¨¢ver de Polixena en brazos y hace desaparecer las menciones a los dioses, como si no hubiera todopoderosos hoy. La interpretaci¨®n de Concha Velasco es eficac¨ªsima desde el punto de vista dram¨¢tico, hacia el que est¨¢n viradas tambi¨¦n las de sus compa?eros de reparto, a excepci¨®n quiz¨¢ de las de Pilar Bayona, limpia, seca y contundente, y, por momentos, la de Mar¨ªa Isasi, que s¨ª rozan lo ¨¦pico. El coro de cautivas, individualizado y quieto, y la m¨²sica (un pel¨ªn solemne a ratos y apropiada para una superproducci¨®n hollywoodiense cuando acompasa la conjura), tampoco ayudan a que en el Espa?ol se invoque el eco ancestral del canto del macho cabr¨ªo. Pero poco importa todo eso al p¨²blico, que llena el teatro a diario para ver a Concha Velasco, sigue la acci¨®n interesado y celebra con entusiasmo su interpretaci¨®n intensa, emotiva y desgarradora. El tono de Bodas de sangre, funci¨®n dirigida tambi¨¦n por Jos¨¦ Carlos Plaza, era m¨¢s atinadamente tr¨¢gico que el de este espect¨¢culo.
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