El traje nuevo del emperador
El Gobierno catal¨¢n no tiene medios para crear una Agencia Tributaria; el anuncio es pura ret¨®rica propagand¨ªstica
La capacidad para recaudar impuestos es esencial para la formaci¨®n de los Estados. Por eso Artur Mas ha decidido presentar su Hacienda catalana. Ser¨¢ su principal estructura de Estado, la joya de su corona. En teor¨ªa, deber¨ªa estar en marcha para el 9 de noviembre. En la pr¨¢ctica, ser¨¢ otro ejemplo de la distancia monumental que hay entre las pretensiones ret¨®ricas del president y la realidad sobre el terreno.
Se dir¨¢ que la Hacienda catalana se fundamenta en un nuevo modelo colaborativo, que contrastar¨¢ con el modelo impositivo espa?ol: represor. Se prometer¨¢ una aproximaci¨®n a las mejores experiencias escandinavas. Pero la explicaci¨®n panglosiana sirve para ocultar lo que ya se conoce. No se puede construir un sistema impositivo exclusivamente sobre las buenas intenciones. Una Hacienda catalana en condiciones no existir¨¢ ni para el 9 de noviembre ni en el corto plazo.
Para llegar a esa conclusi¨®n no hay que ir m¨¢s all¨¢ del segundo informe del Consejo Asesor para la Transici¨®n Nacional (CATN), sobre la Administraci¨®n Tributaria de Catalu?a. Nos proporciona el veredicto siguiente: ¡°La Generalitat, en estos momentos, no dispone de una organizaci¨®n dotada de los medios materiales y personales necesarios para asumir la gesti¨®n de la totalidad de las obligaciones tributarias de los ciudadanos y las ciudadanas de Catalu?a, ni de una base de datos propia que recoja el censo de contribuyentes catalanes. Este hecho convierte la Agencia Tributaria de Catalu?a (ATC) en una organizaci¨®n que depende de la informaci¨®n que la proporciona la Agencia Estatal de Administraci¨®n Tributaria, y le impide asumir el control de la fiscalidad a Catalu?a¡±.
El informe deja muy claro que una transferencia ordenada de competencias mediante una soluci¨®n negociada ser¨ªa lenta (marca un horizonte de dos a?os), mientras que el camino unilateral ser¨ªa una receta para el desastre. Como se?ala el informe, la ATC tiene deficiencias graves de personal y de experiencia. Carece de informaci¨®n sobre los contribuyentes (tanto los individuos como las empresas). No dispone de la capacidad de gestionar las aduanas. Y ninguno de estos defectos puede ser remediado de forma r¨¢pida o barata.
Se estiman en 750 millones de euros los costes de administrar todos los impuestos en Catalu?a; actualmente la ATC tiene un presupuesto de 28,5 millones
Se estiman en 750 millones de euros los costes de administrar todos los impuestos en Catalu?a; actualmente la ATC tiene un presupuesto de 28,5 millones. Se tendr¨ªan que transferir 5.000 empleados de otras Administraciones, y aun as¨ª se estima que se tendr¨ªan que contratar entre 2.000 y 2.800 personas m¨¢s.
El CATN confiesa francamente que una declaraci¨®n unilateral de independencia podr¨ªa provocar una amnist¨ªa fiscal generalizada, porque la Generalitat ni sabr¨ªa a qui¨¦n cobrar los impuestos ni tendr¨ªa los mecanismos para cobrar. Tampoco dispondr¨ªa de control de las fronteras, corriendo el riesgo de convertir a Catalu?a en un punto de entrada de contrabando, y se crear¨ªa un vac¨ªo legal en cuanto a los tratados impositivos con otros pa¨ªses.
La Generalitat pretende evitar este escenario situando la ATC como intermediario entre contribuyentes ¡°patri¨®ticos¡± y la Agencia Estatal. Esto supondr¨ªa una burocracia innecesaria (doblemente cuando los tr¨¢mites son electr¨®nicos) y dificultar¨ªa a los voluntarios el cumplimiento con sus deberes fiscales.
Para gestionar todos los impuestos inmediatamente tras una declaraci¨®n unilateral, el Gobierno catal¨¢n tendr¨ªa que crear unas estructuras muy costosas y especializadas. Mientras tanto, estas ser¨ªan totalmente redundantes. El Govern lo sabe y utiliza la ret¨®rica grandilocuente para disfrazar las dificultades fundamentales.
Detr¨¢s de las promesas de una nueva manera de hacer las cosas, de intensificar la lucha contra el fraude fiscal, de preparar un Estado para el 9 de noviembre, existe la intenci¨®n de ampliar la ATC mal y con prisas. Tanto desde el Departamento de Presidencia como desde el de Econom¨ªa han encargado a su hombre de confianza la misi¨®n pol¨ªtica de dise?ar un nuevo modelo m¨¢s conveniente. Desde el banquillo, ERC exige contrataciones en masa. Se corre el riesgo real de que se aproveche la coyuntura para ascender a funcionarios sin que tengan que aprobar las pertinentes oposiciones.
No se puede improvisar con una agencia tan importante como la Tributaria. No se puede permitir una evoluci¨®n en la l¨ªnea de la politizaci¨®n que ya marc¨® el ministro Montoro. Sin una Hacienda escrupulosamente neutral e independiente, es imposible tener confianza en que la Administraci¨®n vaya a garantizar un trato igual para todos en lugar de favorecer a sus amigos y donantes.
Catalu?a ganar¨ªa si tuviera m¨¢s control sobre sus tributos. Pero el camino que ha tomado el Govern ayuda a provocar lo contrario. Socava las posibilidades de negociar una transferencia ordenada de competencias, a la vez que ilumina los graves costes de la acci¨®n unilateral. Es una verdad inconveniente para Artur Mas, pero las promesas no sirven para convertir lo imaginario en lo real.
David Lizoain es economista.
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