Una consulta embarazosa
A menos de nueve meses para la fecha de la consulta sobre la independencia de Catalu?a, persiste una gran incertidumbre sobre lo que suceder¨¢ el 9 de noviembre. Estamos embarazados de consulta, pero no sabemos si se interrumpir¨¢ el proceso (con permiso del ministro Ruiz-Gallard¨®n), ni si acabar¨¢ siendo consulta o elecciones anticipadas. Imaginamos un proceso de gestaci¨®n complicado, sin reposo alguno, y aunque el gobierno de Mas desear¨ªa un parto natural asistido por Rajoy, hay sectores independentistas que ya tienen preparado el f¨®rceps. Por no saber, ignoramos la paternidad de la consulta: unos dicen que es el gobierno de Catalu?a, otros hablan del Parlament y tambi¨¦n se apunta que fue la presi¨®n popular de la calle. Desconocemos si dentro de nueves meses, efectivamente, se dar¨¢ a luz o si estaremos en la oscuridad de un t¨²nel sin salida. ?Acabar¨¢ como la f¨¢bula del parto de los montes o ser¨¢ el parto de la burra?
Todos los escenarios pol¨ªticos est¨¢n abiertos. En noviembre podr¨ªa celebrarse un refer¨¦ndum, una consulta, unas elecciones o no haber nada. Si, como parece evidente, el Congreso rechaza delegar a la Generalitat la competencia para celebrar un refer¨¦ndum, entra en escena una ley de consultas catalana, que el gobierno espa?ol impugnar¨¢ ante el Tribunal Constitucional. Esta impugnaci¨®n, como establece el art¨ªculo 161.2 de la Constituci¨®n, producir¨¢ la suspensi¨®n de la disposici¨®n y la paralizaci¨®n del proceso. El presidente Mas especula sobre la habilitaci¨®n para poder realizar una convocatoria legal durante los pocos d¨ªas que van desde la aprobaci¨®n de la ley catalana y su publicaci¨®n en el DOGC hasta que el Consejo de Ministros decida impugnarla. Convocar legalmente la consulta a sabiendas de que no se podr¨¢ realizar solo incrementa el pulso entre gobiernos y muestra p¨²blicamente un nuevo desenga?o.
Si no se resuelve el problema aumentar¨¢n las demandas independentistas, y el hartazgo social puede llevar directamente a la aparici¨®n de grupos violentos
Frustrada la consulta, hay un tercer escenario: las elecciones anticipadas. Aqu¨ª tambi¨¦n hay muchas dudas. ?Ser¨¢n unas elecciones en clave plebiscitaria? En caso afirmativo, ?en qu¨¦ consisten las elecciones plebiscitarias? M¨¢s all¨¢ de la consulta, sobre la que ya conocemos los posicionamientos, ?se presentar¨¢n programas electorales que reclamen una declaraci¨®n unilateral de independencia? ?Habr¨¢ candidaturas unitarias? No hay nada claro. De momento, las principales formaciones pol¨ªticas partidarias de transformar Catalu?a en un nuevo Estado de la Uni¨®n Europea no contemplan unas elecciones plebiscitarias, ni la formaci¨®n de candidaturas unitarias en unas hipot¨¦ticas elecciones auton¨®micas, ni mucho menos una declaraci¨®n unilateral. Pero tampoco se vislumbra ning¨²n otro plan C que no sea la convocatoria de unas elecciones para permitir al pueblo catal¨¢n expresar su voluntad a trav¨¦s de las urnas.
Seg¨²n las ¨²ltimas encuestas, la aritm¨¦tica parlamentaria que surgir¨ªa de unas elecciones anticipadas muestra dos situaciones de futuro incierto: una mayor fragmentaci¨®n parlamentaria (con las mismas formaciones pol¨ªticas pero con menor diferencia de esca?os entre ellas) y una victoria electoral de ERC o de CiU, que sumar¨ªan la mayor¨ªa absoluta de los diputados del Parlament. Ante este eventual panorama, ?qu¨¦ cambiar¨ªa?, ?habr¨ªa un gobierno de coalici¨®n entre CiU y ERC?, ?qu¨¦ har¨ªa de nuevo este gobierno, si no es una proclamaci¨®n unilateral de independencia? Y despu¨¦s de proclamarla, ?cu¨¢l es el siguiente paso? Nadie sabe nada y nadie prev¨¦ nada.
?Se presentar¨¢n programas electorales que reclamen una declaraci¨®n unilateral de independencia? ?Habr¨¢ candidaturas unitarias? No hay nada claro
Si el curso pol¨ªtico es difuso, el escenario social tampoco est¨¢ muy claro. No es f¨¢cil especular sobre el comportamiento social, pero la ciudadan¨ªa y las formaciones pol¨ªticas partidarias de construir un Estado catal¨¢n saben que una movilizaci¨®n social perseverante y multitudinaria es la ¨²nica fuerza que puede romper el actual inmovilismo pol¨ªtico de los que no quieren cambiar nada. Hay quien cree que el paso del tiempo y una lenta mejora econ¨®mica comportar¨¢n una claudicaci¨®n en cascada de las ambiciones soberanistas, mientras otros afirman que la movilizaci¨®n social independentista no cesar¨¢. En cualquier caso, si no hay consulta ni elecciones, desaparecer¨¢ el l¨ªmite temporal del 9 de noviembre que mantiene viva la esperanza y contenida la acci¨®n reivindicativa, y no ser¨¢ f¨¢cil gestionar la frustraci¨®n colectiva. Los efectos del fracaso o la desilusi¨®n de una protesta ciudadana que se ha caracterizado por ser masiva, en progresi¨®n creciente, pac¨ªfica y democr¨¢tica, y que solo ha recibido un ¡°no¡± por respuesta, son imprevisibles. Lo m¨¢s probable es que sin resolver el problema persistan, e incluso aumenten, las demandas independentistas, y no es descartable que el hartazgo social conlleve la aparici¨®n de grupos violentos. Esta es la hip¨®tesis anhelada por alguna formaci¨®n pol¨ªtica contraria al proceso soberanista, que trata de identificar el independentismo catal¨¢n con aquel terrorismo etarra que tantos beneficios electorales le gener¨®. Todav¨ªa faltan nueve meses para conocer el desenlace de esta incierta y embarazosa consulta.
Jordi Matas Dalmases es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB.
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