Gervasio, el crupier de las contratas
El due?o de Vendex sali¨® de Cuba a cambio de trabajos sociales para la Revoluci¨®n Cort¨® ca?a de az¨²car y trabaj¨® en casinos, seg¨²n el hijo del que fue su socio
Alguna vez no coge el tel¨¦fono a sus colaboradores, la grabaci¨®n se queda en un pitido sin respuesta, y los agentes de Aduanas pueden imaginarse al jefe de Vendex traspuesto en el sal¨®n de su casa madrile?a. ¡°Deb¨ª de quedarme dormido en el butac¨®n¡±, se justifica luego, en el siguiente pinchazo, Gervasio Rolando Rodr¨ªguez Acosta ante quien le llama para tratar alg¨²n asunto bajo sospecha. El patriarca de la trama Pok¨¦mon ha cumplido 73 a?os, y espera que los achaques de la edad lo libren de la c¨¢rcel en un pa¨ªs donde el 2% de los presos tienen m¨¢s de 70. Durante su arresto en Madrid, tuvo que pasar por el hospital, y cuando al fin lleg¨® a Lugo para ser interrogado, su abogado desde hace a?os no dej¨® de incidir en ¡°el grave quebranto de salud¡± que arrastra su cliente. Su hipertensi¨®n, su insuficiencia card¨ªaca y su diabetes, defiende ahora el letrado, ¡°se agravaron en los dos meses que el se?or Rodr¨ªguez pas¨® en la prisi¨®n¡± de Bonxe.
Es probable que si Fidel Castro, hijo de lancar¨¦s, no hubiese tomado en la vida el camino que tom¨®, el nieto de otro gallego que march¨® a Cuba no habr¨ªa llegado jam¨¢s a emigrar a Espa?a, ni a entrar de administrativo a las ¨®rdenes del fundador del Grupo Vendex, Jaime L¨®pez Garrido, cuando este ni siquiera creara la empresa y a¨²n era directivo de una firma sueca. Tampoco habr¨ªa sido recluso en Lugo, ni se habr¨ªa convertido en un Pok¨¦mon imputado por cohecho y tr¨¢fico de influencias, un cromo con poderes especiales dentro de la colecci¨®n de m¨¢s de 100 que va reuniendo, desde septiembre de 2012, la juez Pilar de Lara.
¡°El se?or Rodr¨ªguez¡± es ahora ¡°El Pintor¡±, como lo llaman en su jerga en clave los delegados a sus ¨®rdenes en el grupo, porque es quien manda a provincias, por mensajer¨ªa, ¡°los botes de pintura¡±, es decir, los fajos para supuestos sobornos a cambio de contratas y favores pol¨ªticos. Pero ya mucho antes de 1996, el a?o en que muri¨® su socio en accidente y ¨¦l se erigi¨® en jefe de Vendex, en las empresas era conocido como ¡°el amo de los dineros¡±. As¨ª lo recuerda Jaime L¨®pez de Aguilar, hijo del fundador del grupo, convertido hoy en su antagonista tras decidir separarse, ¡°salir corriendo del entramado¡±, y asumir el mando de Setex-Aparki, una empresa rival que en tiempos tambi¨¦n era de Vendex. L¨®pez de Aguilar cuenta que poco antes de dejarse la vida en una carretera junto a su mujer, el creador del grupo empresarial advirti¨® a su hijo sobre el cubano, entonces director financiero de la compa?¨ªa: ¡°Gervasio es mi c¨¢ncer, pero ha crecido tanto que no lo puedo extirpar¡±.
El cubano hab¨ªa llegado a Espa?a busc¨¢ndose la vida al empezar los setenta. A L¨®pez de Aguilar, en su casa le contaban que en la isla hab¨ªa trabajado de crupier poco antes de la ca¨ªda de Batista, cuando La Habana compet¨ªa con Las Vegas como capital del juego. Despu¨¦s de 1959, muchos de sus parientes lograron instalarse en Miami. ¡°Voy mucho a Estados Unidos, tengo familia. All¨ª ten¨ªa a mi madre, a mi padre, a mi hermana...¡±, lleg¨® a contarle durante su detenci¨®n a la juez para justificar los 20.000 d¨®lares que se hallaron en su casa en el registro. ¡°Son picos que me van sobrando de los viajes¡±, le asegur¨®.
¡°Juega con sus 38 empresas como un trilero; le vendr¨¢ de su etapa de crupier¡±
En Cuba, el cabecilla de la trama investigada se form¨® en econom¨ªa y empresa, y seg¨²n su abogado no obtuvo permiso para salir hasta que cumpli¨® su deuda con la Revoluci¨®n: ¡°a?o y medio de trabajos sociales¡± en el campo, como cortar ca?a de az¨²car.
En Am¨¦rica se hablaba del ¡°milagro¡± espa?ol, y Rodr¨ªguez decidi¨® cruzar el charco para buscar trabajo. Con tanta suerte que un compatriota, jefe de contabilidad de la firma Selber, le ofreci¨® una vacante de administrativo en la sede madrile?a. El director era L¨®pez Garrido, que enseguida descubri¨® la inteligencia, la val¨ªa para los n¨²meros y la capacidad de trabajo del que, con el tiempo, vio como un tumor maligno. ¡°Muy pronto, mi padre decidi¨® fundar su propia empresa, que se llam¨® Semat, Grupo Ciudad Limpia... hasta acabar siendo Vendex. A Rodr¨ªguez y alguno m¨¢s les ofreci¨® irse con ¨¦l y ser socios, primero poniendo ¨¦l solo el dinero¡±. Cuando muri¨® el presidente del conglomerado Vendex, bajo este paraguas ¡°hab¨ªa unas 40 sociedades¡±.
Jefe y subordinado llegaron a publicar, en 1982, un libro t¨¦cnico juntos, Limpieza Viaria, que a¨²n se vende. ¡°Entre mi padre y ¨¦l hab¨ªa un v¨ªnculo afectivo, llevaban 26 a?os juntos¡±, comenta el ahora presidente de Setex, ¡°pero Rodr¨ªguez manejaba a su antojo, no le daba cuentas. Marcharme fue la mejor decisi¨®n de mi vida porque es un liante, juega con sus 38 empresas como un trilero; debe de venirle de su etapa de crupier...¡±. En 1997 tuvo lugar el reparto de sociedades, y la divisi¨®n en dos mitades del edificio de oficinas en la calle Zurbano.
El ¨¢rbitro del proceso, recuerda L¨®pez, era el famoso abogado que ahora representa a Gervasio en la Pok¨¦mon. ¡°Me separ¨¦ sin ver un informe, un balance, pero duermo tranquilo¡±, asegura. ¡°La vida de Rodr¨ªguez, en cambio, tiene que ser terrible: construy¨® un castillo de naipes del que no puede salir y se ve obligado a confiar en un mont¨®n de gente que no es de fiar¡±. Las escuchas revelan que el jefe decide contratar vigilancia para saber si una empleada que es su mano derecha est¨¢ vendiendo informaci¨®n a la competencia, supuestamente a Setex. En su d¨ªa, tambi¨¦n Setex despidi¨® a un trabajador al sospechar que era un topo de Vendex. Se trataba de Jos¨¦ Mar¨ªa Tutor, ahora imputado en la Pok¨¦mon como jefe de la trama en Galicia, aunque al final tambi¨¦n hab¨ªa perdido la confianza de Gervasio Rolando.
Seg¨²n su abogado, los dos meses en la c¨¢rcel agravaron su ¡°quebrantada¡± salud
El cubano, envejecido, espera ahora el desenlace de su peor apuesta. Seg¨²n L¨®pez, adem¨¢s del Mercedes y el Audi, desde navidad tiene "un Bentley en el que le lleva el ch¨®fer a trabajar", para pasar ¡°el d¨ªa entero¡± en la oficina. Pero su abogado lo niega todo: ¡°No se lo podr¨ªa permitir. Sigue con el Mercedes, tan viejo que hoy valdr¨¢ 5.000 euros. Y adem¨¢s no va a trabajar. Al salir de prisi¨®n se autoimpuso no pasar siquiera por Zurbano. Ahora est¨¢ al frente su yerno¡±, ?lvaro L¨®pez de Lerena, casado con su hija Doris (sus nombres forman el acr¨®nimo de la empresa Doal). El otro heredero es Roli, Rolando Rodr¨ªguez Mart¨ªnez de Murga, que volvi¨® de estudiar en EE UU y ¡°se forma¡± en Vendex. ¡°Cada vez que hay un fregado, lo mando¡±, le explic¨® su padre a la juez en un interrogatorio con varias alusiones a la familia.
No es ni medio f¨¢cil ablandar a De Lara. El d¨ªa que entr¨® a declarar como imputado, Gervasio despleg¨® su encanto caribe?o, su don para la distancia corta. Con su acento cubano, acepta unos hechos y niega otros: ¡°No soy tan bueno ni tan noble, simplemente no lo hice porque no lo necesito¡±. Este hombre casado se muestra como un anciano entra?able, justifica la posesi¨®n de un Audi todoterreno en el hecho de tener cuatro nietos (ahora ya son cinco) y la presencia de muchos sobres con dinero en su despacho en sus ¡°man¨ªas de viejo¡±. A ganarse a los pol¨ªticos lo llama ¡°engrasar¡± las relaciones, algo que ve necesario en este negocio ¡°tan duro¡± en el que hay que competir con los ¡°tres monstruos terror¨ªficos¡± del sector. En este contexto, mandar fajos por Seur envueltos en la prensa deportiva es tambi¨¦n para ¨¦l una ¡°costumbre¡± sin ¡°mala fe¡±. Los enviaba a Galicia y tambi¨¦n a Sabadell, donde m¨¢s factura y su grupo tiene contratas ¡°desde que Franco viv¨ªa¡±.
Gervasio llega a afirmar que los 100.000 euros hallados en su casa son los ahorros de un ¡°pesimista¡±, que los guardaba temeroso de que en Espa?a pasase lo que ¡°en Argentina¡±. ¡°Yo nunca la enga?ar¨¦¡±, ¡°se lo digo con el coraz¨®n en la mano¡±, ¡°se lo juro por la vida de mis hijos¡±, le asegura una y otra vez a la instructora a medida que el interrogatorio se pone cuesta arriba. Gervasio bromea con los pinchazos: ¡°Mi tel¨¦fono de seguridad no es muy seguro¡±. Logra, incluso, hacer re¨ªr a la juez un par de veces, y vuelve a insistir en su disposici¨®n a colaborar cuando ella le recrimina que le miente. En su campechan¨ªa, amaga con pintar a boli una p¨¢gina de su agenda confiscada, cuando le muestran la prueba. Parece que no puede tener las manos quietas porque est¨¢ nervioso. Afortunadamente lo frenan a tiempo. Pero De Lara termina cans¨¢ndose: ¡°Este es un tema serio, usted est¨¢ detenido. No me trate con esta familiaridad porque no la tenemos¡±.
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