La comisaria Ruiz patrulla por la Barceloneta
Gonz¨¢lez Harbour presenta en la Negra y Criminal su nueva novela del personaje
La comisaria Ruiz abandon¨® las calles de Madrid, que son su predio habitual de caza de malhechores, para darse ayer una vuelta por Barcelona. No recal¨® en la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Via Laietana sino en el peque?o garito de la librer¨ªa Negra y Criminal, en la Barceloneta, buscando la compa?¨ªa de colegas detectives como Wallander, Sam Spade o Miss Marple ¡ªaunque la vieja dama del crimen dif¨ªcilmente le colocar¨ªa una certera bala en la frente a un criminal como hace nuestra agente¡ª. Eligi¨® Mar¨ªa Ruiz ir de uniforme, el azul marino de la Polic¨ªa Nacional, y aunque ninguno la vimos, no cab¨ªa la menor duda de su presencia all¨ª, acompa?ando y respaldando a su madre literaria, la escritora y periodista de EL PA?S Berna Gonz¨¢lez Harbour ¡ªella s¨ª de paisano, aunque enfundada en la can¨®nica camiseta de la librer¨ªa, que tiene algo de chaleco antibalas¡ª en la presentaci¨®n de su segundo caso, la novela Margen de error (RBA).
Ruiz, pues, estaba entre el abundante p¨²blico que llen¨® el local, c¨®moda entre las pistolas suspendidas del techo (¡°if that were a .45, I wouldn't argue¡±), las novelas de Connolly o Le Carr¨¦, la estatuilla del halc¨®n malt¨¦s o el expositor abarrotado de t¨ªtulos de Simenon que giraba ciegamente como el tambor de un Smith & Wesson. Estaban tambi¨¦n sus colaboradores y los asesinos a los que persigue e igualmente, en la mente de los lectores congregados, las poderosas im¨¢genes de Margen de error, como la trenza en el confesionario o el desastrado cad¨¢ver del individuo al que han precipitado por la ventana y la mayor parte de cuya piel conserva el dibujo de los adoquines del patio en forma de rombo, tatuados por el impacto.
Bajo la influencia del relato de Gonz¨¢lez Harbour no es raro que muchos de los colegas de la periodista presentes parecieran revestirse de detectives y polic¨ªas. ?Era aquel Francesc Valls o el comisario Montalbano? ?Tom¨¢s Delcl¨®s o Pepe Carvalho a sufrida dieta? ?Xavier Vidal Folch ¡ªayer sin sombrero¡ª o Philip Marlowe? (¡°You ask him right and he'll sing you an opera¡±), ?Pere Rusi?ol o Biscuter?
Paco Camarasa, el anfitri¨®n, present¨® entusi¨¢sticamente a Berna Gonz¨¢lez Harbour en su peque?o parnaso negro y dio la palabra a Rosa Mora, encargada de presentar la novela, subrayando cari?osamente que ¡°muchas cosas que el librero sabe las sabe porque se las ha contado Rosa¡±.
¡°La novela negra logra pintar muy bien la realidad¡±, asegur¨® la autora
La especialista en el g¨¦nero ¡ªcoautora del blog Las damas conversan sobre el crimen¡ª situ¨® a Mar¨ªa Ruiz en la n¨®mina de las grandes polic¨ªas de ficci¨®n, mostr¨® su l¨®gica simpat¨ªa por el personaje del prejubilado pero tan indomable periodista Luna y record¨® que la trama de Margen de error parte de un hecho real, la oleada de suicidios provocada por los despidos en France Telecom (en el relato P¨¦trole de France). Explic¨® que la historia arranca con un aparente suicidio, que luego muere la madre del finado, que raptan a la hija de una jueza, que hay una femme fatale, y sexo (en realidad poco, qu¨¦ le vamos a hacer)¡, y que la comisaria se salta las normas como todos los polic¨ªas de ficci¨®n cuando no hay m¨¢s remedio. Y le pregunt¨® Rosa a la autora de d¨®nde saca el tiempo para escribir. Esta le respondi¨® que aprovecha el verano y que entonces arranca el motor de la novela de forma que ya no pueda parar.
Los problemas de la profesi¨®n period¨ªstica, presentes ya en Verano en rojo, la anterior aventura de Ruiz, vuelven a aparecer en Margen de error aunque la escritora manifest¨® tener una gran fe en el presente y el futuro de la profesi¨®n y avizorar una edad de oro del periodismo. Dios la oiga.
La mezcla de viejos procedimientos y nuevas tecnolog¨ªas por la que abog¨® se simbolizan en la novela con la joint venture de Luna y una becaria muy bien dotada ¡ªy no solo para twitter¡ª. En el tel¨®n de fondo, tambi¨¦n, el 15-M, los desahucios, la ocupaci¨®n de Sol, los despidos. ¡°La novela negra logra pintar muy bien la realidad¡±, reflexion¨® la autora. Explic¨® Gonz¨¢lez Harbour que crear la trama le resulta f¨¢cil y divertido ¡ª¡±un sudoku muy objetivable¡±¡ª mientras que con los personajes sufre m¨¢s.
Como final, antes de pasar a los can¨®nicos mejillones, Camarasa revestido de uno de esos correosos polic¨ªas que muestra la novela (¡°mira chaval, a veces los polis buenos se distinguen de los malos solo porque pagan cuando van de putas¡±), extrajo un excelente consejo detectivesco de Margen de error: ¡°La polic¨ªa cient¨ªfica est¨¢ bien, y las c¨¢maras de seguridad¡±, indic¨®, ¡°pero no hay que dejar de preguntar a los conserjes y a las porteras¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.