Jugar con ventaja
El Consell no es neutral en la creaci¨®n de universidades privadas
La consejera Catal¨¤ ¡ªuna brillante promesa del Partido Popular valenciano¡ª es una firme partidaria de las universidades privadas, lo que ha demostrado en diferentes ocasiones. D¨ªas pasados, durante su intervenci¨®n en el Forum Europa Tribuna Mediterr¨¢nea, los periodistas preguntaron a Catal¨¤ sobre la cuesti¨®n. Como era de esperar, la contestaci¨®n de la consejera fue positiva. ¡°Las universidades privadas ¡ªdijo¡ª son una iniciativa que redunda en prosperidad y puestos de trabajo¡±. La afirmaci¨®n es cierta pero quiz¨¢ resulte demasiado general. Un poco m¨¢s de concreci¨®n en los argumentos, hubiera proporcionado una mayor densidad a la respuesta de la consejera. Si de lo que se trata, en ¨²ltima instancia, es de crear prosperidad y puestos de trabajo, tambi¨¦n podr¨ªa servirnos para el caso una f¨¢brica de muebles o una industria de zapatos. Pero no es esa la cuesti¨®n, claro est¨¢.
Los argumentos de Catal¨¤ podr¨¢n parecernos livianos, pero la respuesta est¨¢ m¨¢s meditada de lo que a primera vista cabr¨ªa imaginar. No deber¨ªa extra?arnos. La consejera tiene fama de mujer inteligente que sabe medir sus pasos. Al escoger esas palabras, Catal¨¤ no s¨®lo expresa una preferencia personal, sino que la presenta al p¨²blico como algo conveniente que deber¨ªamos aceptar. ?Qui¨¦n se opondr¨ªa a la creaci¨®n de unas universidades que traen prosperidad y puestos de trabajo? Sin embargo, nos quedamos sin saber las razones de por qu¨¦ las universidades privadas logran unos resultados tan extraordinarios.
Si la consejera hubiera explicado con detalle las condiciones en que se crean esas universidades privadas, la cuesti¨®n nos habr¨ªa quedado mucho m¨¢s clara. Pero me temo que el efecto hubiera sido, entonces, contrario al pretendido. Catal¨¤ sabe que el Gobierno del que forma parte no est¨¢ siendo neutral en este asunto y procura ocultarnos ese aspecto a los ciudadanos. La verdad es que el Gobierno de Alberto Fabra no est¨¢ siendo imparcial ni en el aspecto econ¨®mico ni en las condiciones acad¨¦micas. En ambos casos, act¨²a de forma declarada ¡ªincluso, con un cierto descaro¡ª a favor de las universidades privadas. La cesi¨®n de terreno p¨²blico, el uso sin contrapartidas de los hospitales o la duplicidad de titulaciones, convierten esas universidades en una empresa ventajosa para sus promotores.
No estoy en contra de las universidades privadas, pero creo que los negocios deben hacerse en condiciones de libre competencia, donde el empresario arriesga su capital para obtener beneficios. Durante los a?os pasados, proliferaron en la Comunidad Valenciana los negocios hechos al amparo del Gobierno. El resultado ha sido un saqueo permanente de las arcas p¨²blicas, donde cantidades enormes de nuestro dinero han acabado en manos privadas. Ahora, las formas se han suavizado, pero, por lo que vemos, el uso de bienes p¨²blicos para negocios privados contin¨²a.
En su defensa de las universidades privadas, Catal¨¤ dijo que no podr¨ªa militar en otro partido que no ofreciera esa libertad de elecci¨®n a los ciudadanos. En eso, estamos de acuerdo con la consejera, porque la libertad de elecci¨®n es algo necesario. Pero para que exista una verdadera libertad de elecci¨®n, el Gobierno debe ser neutral; de otro modo, juega con ventaja y trata de imponernos su elecci¨®n. Si Catal¨¤ utiliza bienes p¨²blicos, bienes que son de todos los valencianos, y los regala a empresas privadas, ?c¨®mo puede hablarnos de libertad de elecci¨®n? Liberales, s¨ª; pero de verdad.
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