Tes¨®n

El tiempo le da cada vez m¨¢s pausa, pero ella es de pensamiento rectil¨ªneo. Sale a escena, se planta estirada ante el micro, mira serena, confiada y canta. E interpreta su voz con el cuerpo, estremeciendo los brazos desplegados, inclinando el talle, girando la cabeza o movi¨¦ndose sobre escena como si no quisiese pisar. Eso se ve. Su p¨²blico siente much¨ªsimas cosas, una de ellas ver un igual en Luz, alguien cercano de verdad, sin doblez. Eso se nota. Y luego quedan las canciones, tocadas en modo ambiental, sonido de c¨®ctel tenue y aceitunas, canciones unas cuantas estupendas que el tiempo ha fiado a la alquimia de una Luz que como int¨¦rprete siente lo que canta. Imbatible en su terreno. El p¨²blico se emocion¨®.

Lleno hasta arriba, el recinto acogi¨® a una artista que reivindic¨® en dos horas todos y cada uno de los pasos que ha dado en su carrera, repartidos en un repertorio pel¨ªn generoso con los pies en la m¨²sica popular y el pop-rock, cosas muy de siempre, tan reconocibles como la propia Luz. Y como se dice en neo-paleto, cada ¡°sensibilidad¡±, tuvo su canci¨®n, ese momento por el que se paga una e ntrada. Ramillete de cl¨¢sicos y popurr¨ªs para dar cabida a tantas canciones como para que nadie se sintiese olvidado por la varita del recuerdo. De las nuevas Luz situ¨® dos abriendo noche, ¡°Almas gemelas¡±, Latinoam¨¦rica en tenue, y poco despu¨¦s ¡°Ella y yo¡±, balada con acento ac¨²stico. Destac¨® ya en la parte noble del repertorio, un ¡°Si pudiera¡± con estrofas en catal¨¢n que se antoj¨® cl¨¢sico. Otros estrenos hicieron honor a su nombre, pero los siete interpretados engarzaron bien en el cancionero de Luz. Tes¨®n. Es de las que imponen su l¨®gica cada noche.