Del molde heroico al ¡®xaronisme friki¡¯
Como en las revistas de los a?os treinta, la estil¨ªstica ¡®xarona¡¯ es hoy hegem¨®nica en algunos programas de radio y televisi¨®n
El catalanismo mantuvo la a?oranza de un esp¨ªritu ¨¦pico que estaba en plena contraposici¨®n con las ideas de D'Ors y al mismo tiempo con la ideolog¨ªa popular del colesterol. Fue la reivindicaci¨®n del talante heroico frente a la frivolidad intelectualista noucentista y el populismo xar¨®. A su vez, noucentisme y xaronisme tambi¨¦n viv¨ªan una confrontaci¨®n constante. En Quaderns de l'exili, Joan Sales hablaba de la servidumbre y la grandeza militar, al haber luchado en la guerra civil en defensa de Catalu?a. Reflexionaba sobre los graves errores militares del bando republicano. En el deseo de reconstruir la ciudad perdida, crey¨® que el alimento espiritual ten¨ªan que ser la epopeya de Verdaguer y la poes¨ªa patri¨®tica de Angel Guimer¨¤, como energ¨ªa pura de la Renaixen?a.
Tras la cat¨¢strofe de 1936, la carencia de esp¨ªritu militar de los catalanes inquietaba a Sales. No era lo mismo que las tentaciones paramilitares de Estat Catal¨¤. Era la reivindicaci¨®n del esp¨ªritu militar catal¨¢n frente al afrancesamiento de D'Ors. Como se ve en su novela Incerta gloria, Joan Sales a?ora la gesta militar.
En esta actitud le acompa?a Raimon Gal¨ª, en cuyas memorias se expresa una concepci¨®n heroica de la existencia, del guerrero que busca la verdad antes y despu¨¦s del combate. Ciertamente, la l¨®gica nacionalista de Gal¨ª tiene visos fundamentalistas. De nuevo Angel Guimer¨¤, en las ant¨ªpodas del Carner ir¨®nico. Ser¨ªa la Catalunya integral como baluarte contra la tentaci¨®n nihilista. En las memorias de Raimon Gal¨ª est¨¢ muy presente la apolog¨ªa de un militarismo catal¨¢n. Algo as¨ª como unas ¨®rdenes de caballer¨ªa.
Es dif¨ªcil entender los fundamentos de Jordi Pujol si no se tiene en cuenta hasta qu¨¦ punto le influy¨® Gal¨ª, sobre todo en los a?os cincuenta. Pujol ha elogiado la naturaleza del esp¨ªritu marcial. Como los Quaderns de l'exili, pens¨® que Catalunya aspira al h¨¦roe, porque necesita al h¨¦roe de forma biol¨®gica. Como Gal¨ª, al menos hasta ahora, habl¨® de una vocaci¨®n hisp¨¢nica, pero a la vez de la indefensi¨®n de Catalunya. M¨¢s all¨¢ del pacto, segu¨ªa latente la recuperaci¨®n de la ciudad perdida. La vocaci¨®n hisp¨¢nica fue posible hasta hace poco, sin que se sepa muy bien por qu¨¦ ahora no. Pero con anterioridad Pujol puso en circulaci¨®n dos conceptos pol¨ªticos que en su formulaci¨®n parecen de estirpe xarona, ¡°fer la puta i la ramoneta¡±, y ¡°peix al cove¡±. ?Es eso una suerte de ciclo?
En toda esa secuencia de riesgos para el pluralismo cr¨ªtico, este no es el mundo de Artur Mas, de or¨ªgenes tecnocr¨¢ticos, bastante ajeno a la cultura del catalanismo hist¨®rico. Ni es el talante de sus socios de ERC, herederos de octubre de 1934. Adem¨¢s, el secesionismo actual se ha nutrido de elementos populistas que poco tienen que ver ni con el molde heroico de los "Quaderns de l'exili, ni con el noucentisme ni con la Catalunya ¨¦pica.
Hace a?os, circul¨® la tesis de las dos Catalu?as: la de los juegos florales y la del xaronisme. El xaronisme es una variante etnol¨®gica de la chabacaner¨ªa, cuyo icono es el caganer. Las revistas sat¨ªricas de los a?os treinta abundaron en la estil¨ªstica xarona, como hoy ocurre con algunos programas de TV3, con el lenguaje casi hegem¨®nico del jijijaj¨¢ radiof¨®nico y un buen n¨²mero de subproductos editoriales. Incluso hemos visto un xaronisme postmoderno.
Entonces y ahora el dilema viene a ser el de Frederic Soler, Pitarra. Escribi¨® s¨¢tiras teatrales de ¨¦xito y a la vez quiso ser autor dram¨¢tico o melodram¨¢tico. Convirti¨® la Campana de la Almudaina, un ¨¦xito de p¨²blico en Madrid, del mallorqu¨ªn Palou i Coll, en L'esquella de la Torratxa. Al final, triunf¨® la faceta chusca y vulgar de Pitarra. Dicho sea de paso, aunque al final buscase fama en los juegos florales, Pitarra era m¨¢s bien anticatalanista.
De modo instintivo, el xaronisme reaparece de vez en cuando, como ahora. Servidumbre del sainetismo del todo opuesto a la grandeza patri¨®tica catalana a la que aspiraba Joan Sales. Ahora tenemos el xaronisme como forma pol¨ªtica. Es el eclipse de los vestigios del noucentisme civilista, del prop¨®sito de las cosas bien hechas y la voluntad culturalista. En todo caso, es poco inteligente justificar el xaronisme como respuesta al porompompero. Cada uno tiene sus responsabilidades y sus estilos.
No en vano Pitarra dec¨ªa que, en cuesti¨®n de teatro, es preferible un fracaso propio a un ¨¦xito ajeno. Eso se corresponde con el lenguaje cada vez m¨¢s xar¨® del independentismo friki, cuya presencia en Twitter mantiene una agresividad verbal mucho m¨¢s pitarresca que noucentista. En fin, m¨¢s agresiva que discursiva, m¨¢s visceral que racional. Enjambres frikis van depositando sus imprecaciones y amenazas en la ciberesfera. En el menos grave de los casos, van a convertirlo todo en otra L'esquella de la Torratxa. Las imitaciones f¨¢ciles de Pitarra en las redes, propulsadas por algoritmos, representan otra contradicci¨®n de un secesionismo premoderno.
Valent¨ª Puig es escritor.
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