Cuando Ad¨¢n Goldman hipotec¨® el para¨ªso

¡°Somos m¨¢s de cuatro¡±. ¨C?M¨¢s de diez? ¡°Bastantes m¨¢s de cien¡±. ¨CPero, ?cu¨¢ntos? ¡°Nunca nos hemos contado: somos multitud¡±. ¨CY, ?d¨®nde est¨¢n los dem¨¢s? ¡°Est¨¢n al caer¡±. Non solum es un extraordinario espect¨¢culo unipersonal en el que Jorge Pic¨® y Sergi L¨®pez, sus autores, reflexionan sobre la identidad y la alteridad, con agudo sentido del humor. Robinson en el escenario vac¨ªo, L¨®pez representa a multitud de personajes que, convocados por un tuitero demiurgo, van congreg¨¢ndose en un no lugar hasta desbordar sus l¨ªmites, para descubrir que todos ellos son gotas de la misma nube, pero que todos tienen alguna singularidad. La de Sergi L¨®pez consiste en que ¨¦l solito encarna, con precisi¨®n gestual extraordinaria, a un amante extraviado, un fontanero desnudo, un empleado del catastro, a 76 tipos llegados en autob¨²s y a la humanidad entera que, congregada en un sitio nada paradis¨ªaco, toma conciencia de su n¨²mero, de su poder y de la fugacidad de su paso por la Tierra.

En el segundo acto (din don), vuelve a sonar el timbre de la puerta y a recomenzar el ciclo de la vida desde cero: reci¨¦n llegado al para¨ªso terrenal, el hombre se descubre a s¨ª mismo y a la mujer, prueba a ver que pueden hacer juntos y nos describe el ritual de cortejo y los detalles del acto sexual con analog¨ªas y met¨¢foras, como lo har¨ªa un extraterrestre que, carente de ¨®rganos semejantes a los nuestros, tuviera que dar cuenta de nuestras intimidades a sus colegas del planeta Ummo. Sergi L¨®pez representa aqu¨ª admirablemente al hombre y a la mujer primigenios, enredados en posiciones acrob¨¢ticas, pero se atreve tambi¨¦n a, en un chasquido, encarnar con todo su ser a una de las v¨ªas de acceso de su compa?era invisible, que al principio se le resiste al grito de: "No pasar¨¢".

La pareja y el mundo armonizados por fin, Non solum vuelve en el tercer acto sobre el tema del primero, con oportuna circularidad. Ni soliloquio ni pantomima, esta funci¨®n, que viene represent¨¢ndose desde 2005, concierta la palabra con el gesto de un modo que ya quisieran los cien mil monologuistas de San Luis. En Barcelona, se estren¨® en el Nacional, en Par¨ªs, en el Rond Point; aqu¨ª, en el peque?o y grato Teatro del Barrio, al que otros mayores no igualan en criterio.