Y el pueblo salv¨® el r¨ªo Sarria
En cuatro meses y con las obras empezadas, los vecinos lograron que la Confederaci¨®n Mi?o-Sil replantease su proyecto de tala y encauzamiento
Un d¨ªa de diciembre, los alisos del Malec¨®n aparecieron tatuados con espray naranja. Aspas, o cruces de San Andr¨¦s, que indicaban su inminente ejecuci¨®n. Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªaz sum¨® uno por uno los viejos ¨¢rboles de ribera se?alados y la cuenta le dio 178. Esa misma tarde, ¨¦l, Roberto Irimia y otros sarrianos inquietos, reunidos en una taberna, garabatearon en una servilleta de papel las razones de un vecindario decidido a salvar el paisaje de su vida. Acordaron no aceptar vinculaci¨®n pol¨ªtica alguna, y repartir el trabajo para estudiar a fondo las leyes ambientales y el que consideraban ¡°absurdo, horroroso e in¨²til¡± proyecto de encauzamiento preparado por la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica Mi?o-Sil para el r¨ªo Sarria.
Cuentan que la localidad entr¨® en un mapa de zonas de riesgo de crecidas por causa de una ¡°extra?a jugada administrativa¡± a principios de la d¨¦cada pasada. Los vecinos afirman que el r¨ªo que da nombre al pueblo puede desbordarse en otros tramos, pero no en el Malec¨®n, y sin embargo el Gobierno central va a actuar ¨²nicamente all¨ª. El plan para abrir paso a la corriente de agua, aunque reducido solo a su primera fase, 300 metros y unos cinco millones de euros, hab¨ªa sido heredado del tiempo en que el socialista Francisco Fern¨¢ndez Li?ares, principal imputado de la Operaci¨®n Pok¨¦mon, presid¨ªa el organismo de cuenca.
Preve¨ªa no solo la tala masiva del ¨²nico pulm¨®n verde de la localidad, sino la eliminaci¨®n de presas hist¨®ricas, la amputaci¨®n de buena parte de una isla fluvial y una metamorfosis total de la zona m¨¢s popular de Sarria al alterar por completo cuatro puentes. Uno de estos (Ponte Ribeira) tiene base medieval y est¨¢ en pleno Camino Franc¨¦s, un itinerario declarado BIC y patrimonio de la Unesco. Otro de ellos (el de la r¨²a Calvo Sotelo) fue proyectado y construido en el siglo XIX, en concreto por un bisabuelo ingeniero que ten¨ªa ?lvarez Cascos. La Escola Galega da Paisaxe ha criticado duramente estas reformas.
Desde aquella primera reuni¨®n en el bar, los vecinos han pasado de recoger firmas y organizarse a trav¨¦s de una web (www.plataformariosarria.org) y una p¨¢gina de Facebook, a manifestarse por las calles, convocar caceroladas, montar un campamento base en la isla del r¨ªo, cosechar miles de apoyos y encadenarse durante un mes entero a los ¨¢rboles para defenderlos de una tala que ya hab¨ªa comenzado. Al final, la ma?ana del pasado d¨ªa 25, un n¨²mero desproporcionado de guardias civiles se present¨® en el Malec¨®n y los desaloj¨®.
Nueva denuncia por burlar la paralizaci¨®n de las talas
Los vecinos de Sarria han informado de que han tenido que volver a denunciar a la Confederaci¨®n Hidr¨®grafica. Hoy lunes por la ma?ana descubrieron que hab¨ªa desaparecido un ¨¢rbol junto a la pasarela de O Toleiro. Un ejemplar que todav¨ªa permanec¨ªa en pie cuando la juez orden¨® la paralizaci¨®n cautelar de la tala. La prueba est¨¢ recogida en dos fotograf¨ªas, la de antes y la de despu¨¦s, tomadas el pasado d¨ªa 1 y hoy mismo. El tronco, seg¨²n la Plataforma Sarriana polo R¨ªo, fue retirado r¨¢pidamente y la marca del toc¨®n cubierta con ¨¢ridos de relleno.
Para los miembros de la Plataforma Sarriana polo R¨ªo no fue ninguna sorpresa. Aseguran que un representante del PP, el partido que gobierna este municipio lucense, hab¨ªa pasado varias veces por su acampada ¡°jact¨¢ndose¡± de que pronto llegar¨ªa de arriba la orden de la evacuaci¨®n forzosa. Tras el desalojo, los indignados vecinos se concentraron inmediatamente en el Ayuntamiento, y el alcalde, Jos¨¦ Antonio Garc¨ªa, termin¨® logrando marchar de all¨ª, pero escoltado, y con la misma acus¨® a sus vecinos de actuar ¡°de forma radical y violenta¡±. Entonces, la plataforma se fue al juzgado de Sarria y puso una denuncia. El efecto fue fulminante, porque la titular mand¨® parar las motosierras. La empresa maderera hab¨ªa retomado la tala, suspendida hac¨ªa un mes, nada m¨¢s desalojar a los vecinos. Y eso que un grupo formado por cuatro de los profesores de Bot¨¢nica e Ingenier¨ªa Agroforestal m¨¢s influyentes de Galicia acababan de advertir que aquel bosque de ribera, uno de los pocos conjuntos de alisos sanos de la comunidad, deb¨ªa ser ¡°especialmente protegido¡±.
Sin embargo, un d¨ªa antes de que los guardias civiles se llevasen a los ¨²ltimos de la isla de O Toleiro, la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica Mi?o-Sil hab¨ªa sorprendido a todos con un anuncio que hoy se puede tomar, si no como una rendici¨®n ¡ªporque la pol¨¦mica transformaci¨®n de los puentes sigue adelante¡ª, s¨ª como una claudicaci¨®n. El organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente acept¨® varias de las reclamaciones de la plataforma c¨ªvica y redujo el n¨²mero de ¨¢rboles talados en un 95%; amnisti¨® la barandilla del paseo, que para los sarrianos y los peregrinos es un s¨ªmbolo; y suspendi¨® el brutal rebaje previsto para la isla de O Toleiro, que iba a perder per¨ªmetro y 70 cent¨ªmetros de capa vegetal, incluidos todos sus ¨¢rboles, y la rica fauna que en ella se refugia.
¡°Ahora que hay un procedimiento penal, accedimos a informes que hab¨ªamos solicitado y nunca nos entregaron¡±, echaba en cara el colectivo al conselleiro Hern¨¢ndez en una carta esta semana. Mientras, en sus notas de prensa la Confederaci¨®n que preside Francisco Mar¨ªn insiste en su ¡°total transparencia¡±. El colectivo vecinal cree que detr¨¢s de las obras, respaldadas por Xunta y consistorio, se acumulan ¡°un delito contra el medio ambiente, uno contra el patrimonio, y posiblemente otro de prevaricaci¨®n¡±. ¡°Estos d¨ªas supimos que algunos informes de la Xunta fueron contradictorios, llegaron un a?o tarde y obviaron incluso el n¨²mero de ¨¢rboles que iban a caer¡±, asegura D¨ªaz. ¡°Adem¨¢s, la juez ha reclamado el permiso de obra municipal y nadie se lo entrega¡±.
Por ahora, desde que se cortaron los primeros en diciembre, en el Malec¨®n no han ca¨ªdo ni una veintena de ¨¢rboles, con tan buena suerte que los pocos que seg¨²n las nuevas cuentas de la Confederaci¨®n quedan por caer nadie podr¨¢ cortarlos hasta octubre. La guerra vecinal agot¨® el plazo del permiso dado por Conservaci¨®n da Natureza: por razones ¡°fitosanitarias¡±, para que no se transmitan enfermedades entre ¨¢rboles, la tala solo est¨¢ permitida del 1 de octubre al 1 de abril. Una vez que se supo que el ministerio renunciaba a talar la mayor¨ªa de los ameneiros, el alcalde se apresur¨® a darse la enhorabuena: ¡°Es una mejora medioambiental tremenda¡±.
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