M¨¢s diva que ninguna
La caprichosa soprano rumana Angela Gheorghiu no llen¨® el Liceo, ni reduciendo las entradas un 25%, ni cancelando uno de los dos conciertos programados
Hace quince a?os, la caprichosa soprano rumana Angela Gheorghiu llenaba los teatros hasta los topes. Ahora, ni cancelando uno de los dos conciertos programados en el Liceo, ni con descuentos del 25% en el precio de las localidades, ha logrado llenar el coliseo l¨ªrico barcelon¨¦s. Digamos en su descargo que los desorbitados precios del Liceo (a 168,75 euros las localidades de las zonas m¨¢s caras) le quitan las ganas de fiesta a cualquiera. Pero, siendo malos los resultados en taquilla, lo peor ha sido el bajo nivel de calidad del concierto que ha protagonizado junto al tenor alban¨¦s Saimir Pirgu y el director valenciano Ram¨®n Tebar, al frente de la Sinf¨®nica del Liceo.
Angela Gheorghiu y Saimir Pirgu.
Sinf¨®nica del Gran Teatro del Liceo. Ram¨®n Tebar, director. Liceu, 25 de abril
La escasa ambici¨®n del programa , a base de conocidas arias, d¨²os y piezas orquestales (La traviata, Rigoletto, L?elisir d?amore, La boh¨¨me¡) sit¨²a la propuesta m¨¢s cerca del bolo con lo m¨¢s trillado del repertorio que de un compromiso art¨ªstico de altura. Hay quien puede esgrimir que este tipo de conciertos son ideales para crear afici¨®n: lo son, en efecto, pero no a precios elitistas y ofrecidos de manera tan poco profesional y descuidada en un desordenado y ca¨®tico programa: saltar, al abrir la velada, de un H?ndel fuera de estilo (Lascia ch?io pianga) al Parigi o cara verdiano no demuestra, precisamente, un m¨ªnimo de coherencia musical.
Pirgu permaneci¨® a la sombra de la diva, sin osar restarle protagonismo, luciendo una voz bonita, ligera, pero con amaneramientos y una l¨ªnea poco trabajada. Gheorghiu, en su salsa, se dedic¨® a ejecer de diva con una gestualidad hilarante de puro trasnochada, con cambios de vestuario a placer y un punto de vulgaridad. No es cuesti¨®n de purismos, ni de enmendar la plana a los muchos espectadores que aplaudieron a rabiar: lo irritante es que, viendo la intensidad y el calor expresivo que imprimieron al gran d¨²o de R¨®meo et Juliette, de Gounod, o al siempre conmovedor O soave fanciulla pucciniano, cuesta aceptar la falta de ensayos, el poco escrupulo musical y el descontrol de una orquesta bajo m¨ªninos en gran parte del concierto.
Como a Gheorghiu le gusta ser m¨¢s diva que ninguna ¨C ¡°Me gusta, me gusta¡±, confesaba mientras saboreaba los aplausos-, tom¨® el mando en la generosa tanda de propinas: se puso en plan sensual en La Spagnola, evocando a Gina Lollobrigida, busc¨® el exotismo en las canciones populares rumanas y, con Pirgu sacando del bolsillo la partitura para no perderse m¨¢s, interpret¨® una ruidosa y vulgar versi¨®n de Granada con un acompa?amiento orquestal de juzgado de guardia.
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