Una burla a la Justicia
Nadie como Castedo ilustra el manejo torticero de un r¨¦gimen garantista
No hay nada de ejemplar en la decisi¨®n de varios diputados del PP de abandonar sus esca?os en el Parlamento auton¨®mico, perdiendo as¨ª el fuero que les permit¨ªa ser juzgados por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJ). Al contrario, sus actos trasladan la imagen de que la justicia, se diga lo que se diga y lo diga quien lo diga, no es igual para todos. M¨¢s a¨²n, estos abandonos realizados d¨ªas antes de sentarse en el banquillo de los acusados en algunos casos y v¨ªsperas, en todos, de unas elecciones, trasladan el desprecio de estos cargos p¨²blicos hacia la justicia de la que hacen mofa y escarnio. De entre todos aquellos que han utilizado su renuncia al fuero como una t¨¢ctica obstruccionista, la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, es quien se ha pronunciado con m¨¢s claridad y desfachatez. ¡°Dimitir¨¦ cuando me convenga¡±, dijo. Y lo ha hecho sin importarle lo m¨¢s m¨ªnimo quedar como una mendaz, como puede comprobar cualquiera que se tome las molestias de repasar sus declaraciones desde el mismo instante en que inici¨® todas sus maniobras para escapar del TSJ y buscar refugio m¨¢s seguro, seg¨²n debe creer ella y sus asesores, en juzgados y magistrados m¨¢s predispuestos a sus intereses.
Nadie como Castedo ilustra el manejo torticero de un r¨¦gimen garantista y nadie ¡ªy eso que en su partido los hay¡ª ha mostrado tanta soberbia y desprecio por el Derecho. La alcaldesa de Alicante, a diferencia de aquel de Jerez, Pedro Pacheco, quien dijo que la Justicia era un cachondeo, es ella la que se cachondea de la Justicia. En esta burla, no est¨¢ sola. A lo que se ve le acompa?a toda la direcci¨®n de su partido con, tal vez, la ¨²nica excepci¨®n de su presidente Alberto Fabra, que sufre en silencio los desplantes de la primera edil. Silencio que, unido a su tolerancia en casos similares (Milagrosa Mart¨ªnez, Ang¨¦lica Such, Luis D¨ªaz Alperi) le convierte, qui¨¦ralo ¨¦l o no, en c¨®mplice de tanto desatino.
El presidente Fabra, protagonista de una tourn¨¦e por varias cadenas nacionales de televisi¨®n, ha presumido, aunque fuera modestamente, de su pelea contra la corrupci¨®n y de c¨®mo ha ido alejando de las Cortes Valencianas a los diputados incursos en diferentes casos. La realidad, sin embargo, es bien otra. ?l no los ha alejado, se han marchado cuando les ha convenido o a cambio de promesas que los ciudadanos desconocen. Incluso en un caso, el de Ang¨¦lica Such, fren¨® su dimisi¨®n en un par de ocasiones al menos.
No hay nada ejemplar en el comportamiento del PP. Sus portavoces m¨¢s cualificados defienden todas y cada una de las trapacer¨ªas, incoherencias y fraudes pol¨ªticos que cometen los que se van, con el ¨²nico objetivo de velar por sus intereses m¨¢s inmediatos; aunque para ello tengan que emitir mensajes en los que tratan a los ciudadanos como discapacitados mentales. Desde el Consell, desde la alcald¨ªa de Alicante o desde la direcci¨®n regional del PP se contempla a los electores como menores de edad a los que se puede enga?ar con unas cuantas frases hechas. Y no es descartable que semejante t¨¦cnica no les acabe de funcionar. Les ha ido muy bien demasiado tiempo para cambiar. Confiados en ello, han dado un salto cualitativo. Ahora es a la Justicia a la que pretenden enga?ar, convirtiendo el fraude pol¨ªtico en un fraude de ley. Es posible, desgraciadamente, que hasta les salga bien. Y, burla burlando, que Sonia Castedo y Milagrosa Mart¨ªnez vuelvan a ser candidatas por el PP del bracito de Alberto Fabra. Nada indica que pueda ser de otra manera.
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