Ub¨² en Fisterra
En ¡®Los M¨¢cbez¡¯, la calidad de las interpretaciones apenas salva el escollo de una dramaturgia poco afinada y menos incisiva
De Macbeth, patrono de Ambiciosos sin Fronteras, se han hecho versiones ambientadas en la Siberia zarista, en el Jap¨®n feudal, en una hamburgueser¨ªa estadounidense, en los bajos fondos de Bombay, en una dictadura lim¨ªtrofe entre las iberoamericanas y la franquista¡ Juan Cavestany y Andr¨¦s Lima han ambientado la suya en la Galicia actual, y M¨¢cbez (escrito as¨ª) es un consejero de la Xunta que, espoleado por los augurios de tres meigas (¡°llegar¨¢s a presidente¡±, le dicen), decide pasar a cuchillo al jefe de Gobierno actual, que ejerce su cargo de manera patrimonialista. Consumado el crimen y puesto ya al frente del ejecutivo regional, M¨¢cbez encomienda a dos sicarios que maten a su amigo Banquo y a Florencio, su hijo, a quien las agoreiras profetizaron que gobernar¨¢ la Xunta en un futuro indeterminado.
El caso es que en el contexto de una democracia electiva no se sostiene el pavor del protagonista (l¨®gico en un monarca medieval) a que Florencio le arrebate un d¨ªa el cargo, pues el ni?o tendr¨ªa primero que alcanzar la mayor¨ªa de edad, coger experiencia pol¨ªtica, conseguir el favor del partido y ser elegido en las urnas, y para entonces M¨¢cbez ya estar¨ªa disfrutando de una jubilaci¨®n dorada. Y sin ese miedo, no hay causa que justifique el intento de asesinato de Florencio ni la espiral sangrienta posterior. Tampoco resulta cre¨ªble, a pesar del ¨ªmpetu, convicci¨®n y vigor interpretativo que Javier Guti¨¦rrez pone en su M¨¢cbez, que en la Espa?a de hoy un consejero, por corrupto y desalmado que fuere, apu?ale con su propia mano a su presidente.
Los M¨¢cbez
Versi¨®n de Juan Cavestany del Macbeth de Shakespeare. Int¨¦rpretes: Chema Adeva, Jes¨²s Barranco, Laura Gal¨¢n, Javier Guti¨¦rrez, Carmen Machi, Rebeca Montero y Rulo Pardo. M¨²sica: Nick Powell. Luz: Valent¨ªn ?lvarez. Escenograf¨ªa y vestuario: Beatriz San Juan. Direcci¨®n: Andr¨¦s Lima. Teatro Mar¨ªa Guerrero. Hasta el 15 de junio.
Lima y Cavestany han llevado la tragedia a terreno par¨®dico: queriendo hacer Macbeth, les ha salido Ub¨² presidente, pero con menos gracia. Para que la Escocia del siglo XI calzase bien en nuestra Galicia, tendr¨ªan que haber intervenido el texto original m¨¢s a fondo, en la l¨ªnea de Endstation Amerika, la vertiginosa versi¨®n de Franz Kastorf de Un tranv¨ªa llamado deseo. Otra opci¨®n hubiera sido buscarle a la obra un contexto actual acorde con su talla ¨¦pica y tr¨¢gica: en vez de Galicia, Lvov, ciudad de Galitzia por la que semanas atr¨¢s avanz¨® el resplandor de un bosque de antorchas portadas por millares de ultraderechistas abanderados con la cruz celta (s¨ªmbolo hoy de la quim¨¦rica supremac¨ªa blanca), o en cualquier otra regi¨®n de Ucrania, pa¨ªs cuyo presidente anterior hubo de huir acusado, cual hijo de Banquo, de una masacre sobre cuya autor¨ªa hay una versi¨®n que contradice con fundamento la oficial.
Pese a su inocuidad, el espect¨¢culo se sigue sin desmayo gracias a la buena factura de la producci¨®n, al aura que crea Valent¨ªn ?lvarez, su iluminador, y a las interpretaciones vers¨¢tiles de Chema Adeva, Rulo Pardo, Rebeca Montero y Laura Gal¨¢n, que salen a cuatro papeles per c¨¢pita. Las expresivas caracterizaciones de C¨¦cile Kretschmar sit¨²an los papeles de car¨¢cter en la linde entre persona y marioneta, Carmen Machi y Guti¨¦rrez se llevan a su terreno los papeles protagonistas, la escenograf¨ªa opresiva de Beatriz San Juan le presta a todo un plus de teatralidad y Jes¨²s Barranco hace del asistente Sen¨¦n una cautivadora alegor¨ªa del hombre atribulado.
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