El giro que Europa necesita
Los para¨ªsos fiscales que la UE tolera son corrosivos para la democracia y aumentan la pobreza y la desigualdad
Ya nadie puede creerse que los principios constitutivos de la Uni¨®n Europea presidan las pol¨ªticas comunitarias. Ni siquiera los contenidos en el Tratado de Lisboa de 2007. Basta con recordar el abandono y la traici¨®n de principios como ¡°derechos humanos de minor¨ªas¡±, ¡°econom¨ªa social de mercado¡± ¡ªtransformada luego en ¡°econom¨ªa de mercado abierta y de libre competencia¡±¡ª, ¡°pleno empleo y progreso social¡±, etc¨¦tera. Son necesarios profundos cambios normativos para que la UE deje de ser la m¨¢xima expresi¨®n del poder del ¡°fundamentalismo del mercado¡± a trav¨¦s de sus pol¨ªticas econ¨®micas neoliberales, que no cesan de generar desigualdad social y econ¨®mica y pobreza, con especial incidencia en la infancia. Esa pobreza intensa y persistente, la llamada ¡°pobreza severa¡±, de la que Hanna Arendt dec¨ªa que ¡°es un estado de constante indigencia y miseria extrema cuya ignominia consiste en su poder deshumanizante¡±. Seg¨²n el Plan Nacional para la Inclusi¨®n Social del Gobierno (octubre 2003), esa pobreza afecta ya a 2,2 millones de menores en Espa?a.
Otra expresi¨®n de dichas pol¨ªticas es que, antes de mencionar y desarrollar derechos individuales y sociales, el Tratado de Funcionamiento se plantee como objetivo esencial ¡°mejorar las capacidades militares¡± de la UE, objetivo que descalifica las llamadas a la paz. Todo ello, en un marco globalizador que describ¨ªa muy bien Zygmunt Bauman: ¡°La riqueza total de las 1.000 personas m¨¢s acaudaladas del mundo casi duplica la de los 2.500 millones de personas m¨¢s pobres¡±. El Tratado y su ejecuci¨®n constituyen, por tanto, una traici¨®n a los principios de Schuman y de los fundadores de la Comunidad Europea. Varios elementos lo confirman:
La prohibici¨®n de ¡°restricciones [/PIRRINCHI]a los movimientos de capitales¡± entre Estados miembros y entre estos y terceros pa¨ªses, que abre la puerta a la plena libertad de movimientos de capitales, especialmente, en los mercados financieros. A partir de ah¨ª se produce un flujo, pemitido y amparado por la UE, hacia para¨ªsos fiscales que canaliza el fraude fiscal nacional e internacional. Tambi¨¦n conduce a la protecci¨®n, desde dichos territorios, de toda clase de actividades delictivas como la ocultaci¨®n y blanqueo de capitales procedentes de negocios delictivos y de la corrupci¨®n.
Los para¨ªsos fiscales est¨¢n aumentando la desigualdad y la pobreza y corroen la democracia. Distorsionan los mercados, socavan la regulaci¨®n financiera y frenan la prosperidad econ¨®mica, ya que la mayor¨ªa de los productos financieros que han da?ado a la econom¨ªa real y a los peque?os inversores y ahorradores, desde las participaciones preferentes hasta las hipotecas subprime, tienen relaci¨®n con los para¨ªsos fiscales. Asimismo, aceleran la fuga de capitales, permitiendo a dirigentes corruptos deslocalizar su riqueza personal obtenida injustamente y ponerla a salvo en una cuenta opaca en el extranjero.
Por ello, el Parlamento Europeo adopt¨® en abril de 2010 el siguiente acuerdo, con el voto en contra del Partido Popular Europeo: ¡°Los para¨ªsos fiscales pueden constituir un obst¨¢culo insuperable para el desarrollo econ¨®mico de los pa¨ªses pobres, usurpando la soberan¨ªa de otros pa¨ªses y creando incentivos para la delincuencia econ¨®mica¡±. Por supuesto, nadie lo ha cumplido.
Las empresas deslocalizan los capitales, lo que favorece a la banca, que puede operar en cualquier lugar de la UE con productos financieros complejos que favorecen el fraude
Adem¨¢s, las empresas deslocalizan los capitales, actuando libremente en un mercado ¨²nico, lo que favorece especialmente a la banca, que puede operar en cualquier lugar de la UE con productos financieros complejos que favorecen el fraude. A ello hay que a?adir una desarmonizacion fiscal que determina que la carga fiscal se traslade de las empresas a los trabajadores, increment¨¢ndose la desigualdad y la pobreza.
La conclusi¨®n es evidente: el poder de los mercados ¡ªrepresentado especialmente por el Banco Central Europeo¡ª domina sobre todos los poderes de la UE dotados de legitimidad democr¨¢tica, los cuales han quedado sometidos y subordinados a las pol¨ªticas neoliberales del BCE y del Sistema Europeo de Bancos Centrales (Eurosistema). Este sistema est¨¢ dotado de una fuerza decisoria y ejecutiva antidemocr¨¢tica en la medida en que consagra ¡°la independencia¡± del BCE y establece que todas las instituciones de la Uni¨®n Europea est¨¢n obligadas a ¡°respetar¡± esa independencia.
Los pueblos europeos son cada vez menos soberanos. La UE y los Estados imponen un complejo sistema de controles que dificulta o impide la oposici¨®n activa a las pol¨ªticas privatizadoras y antidemocr¨¢ticas. Por esta raz¨®n, es necesario, particularmente en Espa?a, hacer frente activamente a las leyes antidemocr¨¢ticas que est¨¢ aprobando o impulsando el Gobierno del PP. Y exigir a todos los poderes p¨²blicos, sin excepci¨®n, que no incumplan por m¨¢s tiempo el mandato constitucional que les obliga a ¡°remover los obst¨¢culos¡± para favorecer la ¡°igualdad efectiva¡± de todos los ciudadanos.
Es indispensable girar las instituciones y las pol¨ªticas comunitarias hacia posiciones que fortalezcan la democracia y el respeto a los derechos individuales y, sobre todo, econ¨®micos y sociales. Este es el reto que plantean las pr¨®ximas elecciones.
Carlos Jim¨¦nez Villarejo es jurista y miembro de Federalistes d'Esquerra.
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