El aumento de la pobreza desborda las ayudas de Xunta y Ayuntamientos
Crece el presupuesto pero falta personal para tramitar r¨¢pido las prestaciones Las entidades sociales piden menos tr¨¢mites discrecionales
Si las prestaciones sociales se entregan tarde a quien las necesita ¡°no cumplen su finalidad¡±. Lo dice el Valedor do Pobo en su ¨²ltimo informe anual, donde vuelve a denunciar los retrasos que sufre quien pide ayudas p¨²blicas para sobrevivir. Demoras que han ido en aumento a medida que se prolonga la crisis, como ya admiten las propias administraciones. ¡°Dinero hay¡±, coinciden la mayor¨ªa de los consultados, lo que falta es personal y sobran tr¨¢mites. La principal ayuda auton¨®mica es la Renda de Integraci¨®n Social de Galicia (Risga), una prestaci¨®n de unos 400 euros al mes ¡ªcantidad que aumenta seg¨²n el tama?o de la familia¡ª para ciudadanos entre 25 y 65 a?os sin recursos. Se solicita en los ayuntamientos y entre estos y la Xunta tienen tres meses para resolver las peticiones a partir del momento en que cuenten con todos los papeles. Pero la realidad es que est¨¢n tardando dos y tres veces m¨¢s, seg¨²n denuncian diversas entidades sociales y constata el Valedor.
Hasta 2008, a¨²n sin crisis, los beneficiarios de la Risga ¡ªlas peticiones totales se desconocen¡ª rondaban los 4.000 anuales. Hoy son 10.000. Cada a?o, cuando presenta sus presupuestos, el Gobierno gallego publicita como un logro el incremento de esa partida a su m¨¢ximo nivel hist¨®rico. As¨ª ha pasado de los 22,7 millones de 2009 a los 39,7 previstos para este a?o. Pero el autobombo, critican PSdeG, AGE y BNG, es ¡°perverso¡±. Por un lado, porque el constante aumento de la Risga revela el paralelo incremento de la pobreza. Por otro, porque la ayuda no est¨¢ condicionada por l¨ªmites presupuestarios y la Xunta aumenta la partida si necesita atender m¨¢s casos de lo previsto, como ha hecho nuevamente nada m¨¢s comenzar este 2014 al inyectar otros 2,2 millones ¡°por el incremento experimentado en las solicitudes pendientes de concesi¨®n generadas en el ¨²ltimo trimestre del a?o¡±. Junto con la Risga, Xunta y ayuntamientos disponen de las denominadas ayudas de emergencia social, para necesidades puntuales como el pago de recibos b¨¢sicos o alimentaci¨®n. Tambi¨¦n estas sufren retrasos.
Un mes en huelga de hambre por siete de retraso
Mar¨ªa Carrera tiene 39 a?os, duerme de prestado en casa de unos amigos y pasa el d¨ªa en la puerta del Ayuntamiento de Vilagarc¨ªa, donde hace m¨¢s de un mes inici¨® una huelga de hambre en protesta por los retrasos de la Risga. Mar¨ªa hab¨ªa trabajado como asalariada hasta que hace una d¨¦cada se hizo aut¨®noma. Cuando cinco a?os despu¨¦s se dio de baja ya hab¨ªa perdido el derecho a cobrar el paro. Fue trampeando entre los ahorros, alg¨²n trabajo temporal y el subsidio para parados de larga duraci¨®n. Cuando tambi¨¦n eso acab¨®, pidi¨® la Risga. En octubre, hace siete meses, present¨® los papeles en el registro municipal, pero no fue hasta febrero que el expediente lleg¨® a la Xunta. Y all¨ª sigue.
El Ayuntamiento de Vilagarc¨ªa, gobernado por el PP, reconoce los retrasos. En el caso de Mar¨ªa lo atribuye en parte a su complejidad, porque hubo que pedir papeles a otra comunidad, pero no se explica el retraso de la Xunta. El gobierno local ha instado al auton¨®mico a agilizar la tramitaci¨®n al tiempo que lamenta la escasez de personal para un trabajo que sigue en aumento. En Vilagarc¨ªa, seg¨²n los datos municipales, en 2013 se tramitaron 555 ayudas de emergencia social (382 municipales y 173 auton¨®micas) que sumaron 162.000 euros. Dos a?os antes fueron apenas 233. ¡°Como no es posible contratar a nadie, se reorganiz¨® el servicio y se reforz¨® la plantilla con personal en pr¨¢cticas de un plan de empleo provincial¡±, ejemplifica una portavoz municipal. El Ayuntamiento de Vigo, del PSOE, tambi¨¦n admite las demoras que denuncian en Coia. Ha duplicado su presupuesto desde el inicio de la crisis, pero lamenta que cuenta con el mismo personal que antes para los tr¨¢mites, y culpa de ello a las restricciones del Gobierno. Mar¨ªa, acampada a la puerta del Ayuntamiento de Vilagarc¨ªa, cree que ¡°si no admites que hay un problema de pobreza extrema, no va a haber soluci¨®n¡±.
Seg¨²n denuncian oeneg¨¦s, sindicatos y oposici¨®n, y corroboran varios ayuntamientos, no hay personal suficiente para una tramitaci¨®n ¨¢gil ni a nivel auton¨®mico ni municipal. El presupuesto de ayudas sociales ha subido pero el personal que las tramita es el mismo porque el Gobierno central ha limitado el empleo p¨²blico. Seg¨²n el Valedor, ¡°Benestar reconoce esos retrasos y los justifica por la falta de documentos necesarios y el aumento de solicitudes¡±, que califica de ¡°considerable¡±. Consultada por este diario, la conseller¨ªa niega que las demoras alcancen los ocho meses, recuerda que algunos retrasos se deben a que los solicitantes no presentan los papeles precisos y elogia el esfuerzo para agilizar tr¨¢mites que hacen todas las administraciones. Pero cuando estas no llegan a tiempo, son otras entidades las que acuden al rescate.
Es el caso de C¨¢ritas en Compostela, cuyo portavoz, Miguel Fern¨¢ndez, indica que el Ayuntamiento ha incrementado su aportaci¨®n anual a la organizaci¨®n a 70.000 euros para que esta ¡°adelante ayudas porque dicen que a la Administraci¨®n le es m¨¢s complejo tramitarlas¡±. Fern¨¢ndez critica que en la Risga el retraso ¡°viene por entenderla como una ayuda asistencial, que requiere un procedimiento¡± y defiende convertirla ¡°en una renta ciudadana, un salario social con condiciones objetivables, como el paro¡±. Fern¨¢ndez considera que ¡°hay en general en todos los sistemas de protecci¨®n social una tendencia a desconfiar del pobre¡± mientras ¡°a otros que reciben m¨¢s dinero p¨²blico nadie los vigila¡±.
Similar visi¨®n tienen en la Oficina de Dereitos Sociais vinculada a la parroquia del Cristo de la Victoria de Coia, en Vigo, que todos los viernes convoca concentraciones frente al Ayuntamiento para reclamar mas agilidad en sus ayudas. Diego Lores, trabajador social, critica la discrecionalidad con que se otorga la Risga, que depende en parte de la valoraci¨®n que hacen los servicios municipales de cada caso. Por eso reclama que ¡°sea un derecho¡±, para que no se la nieguen a ¡°una mujer de 50 a?os con hijos que cuida de sus padres y a la que dicen que estos le tienen que dar alimentos¡±, o a ¡°mujeres con hijos que no se han separado legalmente¡± y que para la Administraci¨®n a¨²n cuentan con sus exmaridos. Fern¨¢ndez o Lores son de los que han visto evolucionar el perfil de quien pide ayuda. Antes atend¨ªan a colectivos marginales o inmigrantes, destaca Fern¨¢ndez, pero ahora abundan los parados de larga duraci¨®n. ¡°Cuando se acaban las prestaciones, en el Inem les dicen que vengan aqu¨ª¡±, concluye Lores.
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