Luces en el misterio de William Martin
Un libro aporta nuevos detalles sobre ¡®el hombre que nunca existi¨®¡¯
Durante a?os se ha cre¨ªdo que la Inteligencia Brit¨¢nica utiliz¨® el cad¨¢ver de un mendigo, muerto de pulmon¨ªa o envenenado, para construir la identidad ficticia de William Martin e intentar enga?ar a Hitler sobre el desembarco crucial de los aliados en la II Guerra Mundial. El cad¨¢ver, al que los brit¨¢nicos vistieron con el uniforme de un oficial de Royal Marines (fuerzas anfibias brit¨¢nicas), apareci¨® supuestamente ahogado el 1 de mayo de 1943 en la playa de la Bota de Punta Umbr¨ªa (Huelva). Portaba falsos documentos secretos que servir¨ªan de anzuelo para dispersar a las fuerzas alemanas de Sicilia. El plan, que result¨® exitoso, se conoce como Operaci¨®n Carne Picada (Mincemeat). Desde entonces se piensa que el cuerpo sin vida utilizado en la estrategia de espionaje est¨¢ enterrado en el Cementerio de la Soledad de Huelva capital.
Sobre el personaje se han escrito varios libros e incluso rodado una pel¨ªcula que se estren¨® en Espa?a en 1958. Pero las ¨²ltimas investigaciones de Jes¨²s Copeiro y Enrique Nielsen publicadas por la Diputaci¨®n en El misterio de William Martin. Desentra?ando la trama introducen cambios sustanciales a la versi¨®n oficial. Ambos investigadores sostienen que el cad¨¢ver de Martin no fue el de un mendigo muerto en tr¨¢gicas circunstancias sino uno de los 400 marinos ahogados el 31 de marzo de 1943 en el hundimiento del portaaviones Dasher al oeste de Escocia tras una explosi¨®n interna. Jes¨²s Copeiro subraya que, si Ewen Montagu, el comandante ingl¨¦s que prepar¨® la falsa identidad de William Martin, lo hizo ¡°con todo lujo de detalles¡±, no resulta convincente que utilizara un mendigo. ¡°Tuvo que usar el cuerpo de un aut¨¦ntico ahogado en el mar. Ten¨ªa que ser todo perfecto. Era mucho lo que estaba en juego: la apertura de un segundo frente en Europa¡±, explic¨®.
¡°Seg¨²n los testimonios de una de las mujeres del equipo de Montagu y de Colin Gibbon, un investigador gal¨¦s, se emplearon en la operaci¨®n dos cad¨¢veres. Uno, el del mendigo, ¡°que mantuvieron en una c¨¢mara frigor¨ªfica de Londres y que nunca fue utilizado¡±, explica Copeiro. El otro, fue el del marinero ahogado en la explosi¨®n del portaviones que finalmente fue trasladado en submarino desde Escocia hasta la costa onubense.
Jes¨²s Copeiro subraya que el comandante ingl¨¦s ¡°se apropi¨® de un cuerpo sin permiso de sus familiares y eso es delito en Inglaterra. Despu¨¦s cre¨® pistas falsas para protegerse a s¨ª mismo. Esper¨® hasta tener el cad¨¢ver del marino y fabric¨® una pista falsa afirmando que hab¨ªa empleado el cad¨¢ver del mendigo¡±.
La otra novedad del libro defiende que la tumba donde se cree est¨¢ el cuerpo sin vida de Martin, est¨¢ vac¨ªa y que los alemanes robaron el cad¨¢ver para comprobar con sus propios forenses que efectivamente se trataba de un marinero ingl¨¦s ahogado. A este argumento llegan gracias al testimonio de Federico Clauss, hijo del exjefe del servicio de inteligencia alem¨¢n en Huelva, Adolfo Clauss. Enrique Nielsen, que llevaba a?os investigando la presencia de submarinos alemanes en la costa onubense, se?al¨® que el hijo de Clauss le cont¨® que su padre le hab¨ªa desvelado siendo ¨¦l adolescente que ¡°los alemanes se llevaron el cuerpo de William Martin en un submarino para repetir la autopsia¡±. La primera se le practic¨® en el Cementerio de la Soledad la noche antes de ser enterrado. Esa noche es cuando ambos investigadores onubenses creen que los alemanes robaron el cad¨¢ver. Nielsen ha certificado la presencia en los primeros d¨ªas de mayo de 1943 de submarinos alemanes en Huelva. ¡°T¨¦cnicamente exist¨ªa la posibilidad de que un submarino se acercara a la costa onubense y se llevara el cuerpo sin vida de William Martin¡±, afirma Nielsen. El cad¨¢ver fue trasladado en dos submarinos diferentes antes de alcanzar su destino, una base alemana en Spezia (Italia).
Enrique Nielsen se?ala que el 8 de mayo, pocos d¨ªas antes de la llegada a Spezia del cuerpo sin vida de Martin, durante una conferencia de guerra, Hitler tuvo sus recelos y dijo a un general: ¡°?No puede este cad¨¢ver ser algo que han puesto en nuestras manos de forma deliberada?¡±. Y a?ade: ¡°Tuvo que ser la confirmaci¨®n de la autopsia lo que le hizo cambiar de opini¨®n. El 12 de mayo en el diario de guerra del Cuartel General de la Marina Alemana se afirma que el correo del mensajero capturado en Espa?a es, sin lugar a dudas, aut¨¦ntico. Las cartas est¨¢n siendo examinadas¡±.
Hay, con todo, un misterio por resolver en esta historia: ?Qui¨¦n era realmente William Martin? Las personas que trabajaron con Montagu lo sab¨ªan, pero fallecieron llev¨¢ndose el secreto consigo. A la tumba de William Martin nunca le faltan flores frescas cada 1 de noviembre. Las coloca Isabel Naylor, hija de un trabajador de la Compa?¨ªa Minera de Riotinto, que afirma seguir la tradici¨®n de su padre.
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