Con el Johnny, en la distancia
La escuela Juli¨¢n Besteiro acoge un concierto de Joseph Siankope y la New Orleans Jazz Band El Colegio Mayor inaugura as¨ª una exposici¨®n dedicada a su historia con la m¨²sica
Los organizadores pensaron que ahora es el momento, porque es ahora cuando m¨¢s se nota la ausencia de la instituci¨®n que ha sido santo y se?a de una cierta forma de programar la cultura ajena a los intereses del mercado. El silencio forzado por las circunstancias del colegio mayor San Juan Evangelista es un grito en el desierto de nuestra cada vez m¨¢s depauperada oferta cultural. Un grito que tuvo su eco correspondiente anoche, en la escuela Juli¨¢n Besteiro, con la inauguraci¨®n de la exposici¨®n La historia del Johnny en sus carteles (visitable durante el mes de junio) y el subsiguiente concierto a cargo de Joseph Siankope & New Orleans Jazz Band, el cual vino precedido por unas sentidas palabras a cargo del fact¨®tum colegial, Alejandro Reyes; y qu¨¦ mejor marco para todo ello que un festival joven, magro en recursos pero rico en ilusiones; para muchos, la ¨²nica posibilidad de escuchar jazz ¡°gratis total¡±. La respuesta no pudo ser mejor: lleno hasta la bandera y petici¨®n de oreja y vuelta al ruedo para el ¨²nico espada.
Se nos ha dicho que Joseph Siankope fue elegido, precisamente, porque nunca toc¨® en el Johnny. Lo f¨¢cil, aducen los organizadores no sin raz¨®n, hubiera sido lo contrario. Cuesta encontrar a un m¨²sico de val¨ªa en el jazz aqu¨ª ni en ning¨²n lugar, que no haya pisado el escenario colegial. Luego, que Joseph es la viva imagen del cosmopolitismo de una ciudad que vivi¨® tiempos mejores; un verdadero superviviente. Nacido hace 50 a?os en Hwhange, Zimbawe, interpreta el genuino Jazz de Nueva Orleans como ya no se hace en la propia Nueva Orleans. Escucharle es volver a los grandes trompetistas de la historia: King Oliver y Bunk Johnson; Freddie Keppard y Louis Armstrong. A Joseph se le abrieron las puertas del Museo del Jazz, en Nueva Orleans, donde se halla depositada la trompeta de Armstrong. Incluso se le permiti¨® soplar a trav¨¦s de ella; un honor que no se le concede a cualquiera. Instalado en nuestro pa¨ªs, vivi¨® los ¨²ltimos a?os de la dictadura y el advenimiento de la democracia, con la llegada de las primeras remesas de inmigrantes y las subsiguientes expulsiones en masa de las que pudo librarse, no as¨ª sus hermanos. Alg¨²n d¨ªa, alguien contar¨¢ su historia.
Decir que el ciudadano honor¨ªfico de Nueva Orleans se llev¨® al auditorio de calle, no es sino ajustarse a la realidad de los hechos. Es lo que se dice un showman consumado, de los que quedan pocos. En su voz resuenan ecos lejanos: podr¨ªa decirse que Joseph devuelve el jazz a sus or¨ªgenes en ?frica. Dif¨ªcil entender el empe?o de la cr¨ªtica en no hablar de ¨¦l; ser¨¢ por su dedicaci¨®n a un g¨¦nero musical vilipendiado por los ¡°expertos¡±, que la audiencia adora. Ellos se lo pierden.
Acompa?ado por sus inseparables Fernando Berruezo, Marce Merino y Jos¨¦ Luis Mart¨ªn, el ilustre jazzista afro-madrile?o principi¨® su actuaci¨®n con Just a closer walk with thee, la melod¨ªa que, en Nueva Orleans, acompa?a el dolor del deudo en el entierro camino del camposanto pero, tambi¨¦n, un canto a la vida en su triunfo final sobre la muerte: de las cenizas del presente surge la promesa de un futuro dichoso y pleno¡ Joseph dedic¨® su interpretaci¨®n del tema al San Juan Evangelista. Las explicaciones, aqu¨ª, sobran.
Pr¨®xima actuaci¨®n: ?Zas! Tr¨ªo. Jueves 5 de junio, 19:30 h. Entrada libre hasta completar aforo.
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