?D¨®nde est¨¢ la oposici¨®n?
En Catalu?a no hay ninguna fuerza pol¨ªtica de la oposici¨®n que posea estas caracter¨ªsticas y que, por tanto, pueda visualizarse como alternativa real de gobierno
Gobierno y oposici¨®n son piezas fundamentales para el correcto funcionamiento de los sistemas pol¨ªticos democr¨¢ticos. Los gobiernos se han convertido en el centro de gravedad de los estados contempor¨¢neos y en las democracias representativas el principio de alternancia pol¨ªtica exige tener en la oposici¨®n partidos pol¨ªticos que garanticen la continuidad institucional. Si bien es inconcebible una organizaci¨®n pol¨ªtica carente de ejecutivo, s¨ª que puede haber din¨¢micas pol¨ªticas que cuenten con una oposici¨®n muy d¨¦bil o incluso inexistente. Este es, por desgracia, el caso de Catalu?a.
Ser el partido de la oposici¨®n exige cumplir, al menos, cuatro requisitos: ofrecer un programa multisectorial alternativo a la acci¨®n de gobierno, tener un l¨ªder preparado para convertirse en presidente del gobierno, contar con un amplio equipo de personas para ocupar carteras y altos cargos en la Administraci¨®n, y estar en condiciones de conseguir una mayor¨ªa electoral o parlamentaria. En Catalu?a no hay ninguna fuerza pol¨ªtica de la oposici¨®n que posea estas caracter¨ªsticas y que, por tanto, pueda visualizarse como alternativa real de gobierno. Una oposici¨®n fragmentada, multipartita, ideol¨®gicamente heterog¨¦nea y con partidos m¨¢s proclives a pactar con la mayor¨ªa gubernamental que a sumar sensibilidades opositoras, es el sue?o de cualquier gobierno minoritario.
Formalmente, seg¨²n la disposici¨®n transitoria segunda de la Ley 13/2008 de la Presidencia de la Generalitat y del Gobierno (aprobada por todos los partidos excepto el PP), el jefe de la oposici¨®n es Oriol Junqueras, presidente del grupo parlamentario de la oposici¨®n con m¨¢s esca?os (ERC). La firma de un pacto de legislatura con la formaci¨®n que gobierna no aparece como causa de p¨¦rdida de esta condici¨®n y tampoco implica necesariamente dejar de hacer oposici¨®n, como advierte tambi¨¦n la cl¨¢usula quinta del pacto entre CiU y ERC: "En aquellos ¨¢mbitos donde no se llegue a un consenso, los grupos parlamentarios tienen plena libertad de acci¨®n pol¨ªtica y posicionamiento". A pesar de su actual ¨¦xito en las urnas y con unas buenas predicciones electorales, ERC no puede presentarse como partido de la oposici¨®n si, atendiendo a la coyuntura pol¨ªtica, se limita a garantizar la estabilidad del gobierno de CiU y reh¨²sa, por ahora, presentar un programa de gobierno de izquierdas alternativo a la derecha convergente. Por otro lado, ERC es consciente de que no posee todav¨ªa suficientes recursos humanos afines para relevar con garant¨ªas a los centenares de cargos pol¨ªticos de la Administraci¨®n.
El PSC est¨¢ en la ambivalencia de atribuirse la esencia de la pol¨ªtica opositora y el ¨¢nimo de llegar a acuerdos con CiU para resucitar la sociovergencia, aunque solo sea para mantener in extremis las constantes vitales de una organizaci¨®n moribunda. Un partido con un l¨ªder desacreditado, una militancia en rompan filas y una base electoral jibarizada, dif¨ªcilmente puede alardear de ser una opci¨®n v¨¢lida de gobierno. Por su parte, el PP, que siempre ha sido un partido d¨¦bil en Catalu?a, tambi¨¦n se halla en plena crisis de liderazgo y disminuyendo sus expectativas electorales. Los aires de intransigencia, ineptitud y corrupci¨®n que llegan de la Moncloa tampoco contribuyen a situar la formaci¨®n de S¨¢nchez Camacho en el podio de la oposici¨®n.
ICV-EUiA sigue sin modificar los argumentos de su actividad opositora: valores de izquierdas, pol¨ªticas sociales y regeneraci¨®n democr¨¢tica. Pero en momentos de profundos cambios sociales y de nuevos retos pol¨ªticos quiz¨¢s tambi¨¦n convendr¨ªa renovar ideas, y sorprende que la formaci¨®n ecosocialista no consiga emerger como el referente de la izquierda en Catalu?a con un PSC deca¨ªdo y una ERC seducida por la derecha gubernamental.
Finalmente, hay dos formaciones parlamentarias m¨¢s, Ciutadans y la CUP, que aun siendo muy distintas comparten buenas perspectivas electorales, pero insuficientes para alcanzar objetivos de gobierno. Uno por resignaci¨®n y el otro por convicci¨®n, ambos partidos dirigen su actividad pol¨ªtica hacia otras finalidades. Ciutadans persiste en ser un partido pataleta y monotem¨¢tico que no sabe c¨®mo ubicarse de mayor en el eje izquierda-derecha, ni qui¨¦nes ser¨¢n sus aliados pol¨ªticos. La CUP se mantiene fiel a su vocaci¨®n de partido protesta, radical, socialmente multisensible y m¨¢s pendiente de la calle que de las instituciones. Aqu¨ª tampoco hay semillas para que brote un partido de oposici¨®n que sustituya al gobierno convergente.
Este es el lamentable panorama de nuestra oposici¨®n y la suerte o la habilidad del gobierno minoritario de CiU, que tiene garantizada la estabilidad con un pacto de legislatura y que ha sabido anular cualquier oposici¨®n capaz de generar un nuevo gobierno. La sociedad catalana sufre por partida doble: tiene un gobierno incapaz de evitar la injusticia cotidiana de la crisis y adem¨¢s observa con desesperaci¨®n que no hay alternativa de gobierno a la actual impotencia del ejecutivo de Artur Mas.
Jordi Matas Dalmases es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB
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