ERC, un partido con gen rupturista
Esquerra, el partido antirr¨¦gimen desde que en 1931 proclam¨® la Rep¨²blica catalana, atrae a una amalgama interclasista que no siente suyo al Estado
Esquerra Republicana (ERC) es lo m¨¢s parecido a un partido anti-r¨¦gimen que hay en Catalu?a. Y justamente porque en Catalu?a hay ahora un potente movimiento contra el modelo constitucional vigente es el partido que ha podido convertirse en su principal expresi¨®n en las urnas y alzarse con la victoria en las elecciones al Parlamento Europeo. Ha desplazado al centro derecha nacionalistas y a los socialistas y aspira a convertirse en el nuevo eje pol¨ªtico de la Catalu?a futura, que sue?a como inmediata, o casi, y para la que tiene un pedigree como nadie.
La historia ¡°es un elemento crucial¡± en Esquerra en opini¨®n de Joan B.Culla, autor de una extensa y detallada monograf¨ªa sobre su trayectoria, titulada ERC, una historia pol¨ªtica, que abarca desde 1931 hasta 2012. ¡°El electorado nacionalista busca ¨¦pica¡±, dice el historiador, ¡°y este es un partido que la tiene¡±. Aunque no queda ya nadie de la etapa fundacional, su agitad¨ªsima evoluci¨®n forma parte de la memoria hist¨®rica de la Catalu?a progresista. Est¨¢ en las familias, en los recuerdos y las fotos en sepia. Es el partido que en 1931, tres meses despu¨¦s de su creaci¨®n, gan¨® las elecciones municipales y proclam¨® la rep¨²blica catalana.
El electorado nacionalista busca ¨¦pica y Esquerra la tiene¡±, afirma el historiador Joan B. Culla
El gen rupturista qued¨® ya para siempre en su ideario. Es, adem¨¢s, un partido de dif¨ªcil clasificaci¨®n en el arco ideol¨®gico. Ni liberal, ni socialista ni democristiano, nunca fue marxista. ¡°Si acaso ser¨ªa algo parecido al radical-socialismo franc¨¦s de la III Rep¨²blica, algo que ahora queda muy lejos¡±, dice Culla. En su ADN figura, sin embargo, la alianza de primera hora con el socialismo catal¨¢n. En la ¨¦poca de la II Rep¨²blica gan¨® las elecciones aliado con la Uni¨® Socialista de Catalunya (USC) de Rafael Campalans y esto contribuy¨® a anclarle en la izquierda en vez de situarlo en el indefinido ¨¢mbito del centrismo.
Aquella victoriosa alianza con el socialismo catal¨¢n durante la Segunda Rep¨²blica es lo que en parte acaba de repetir ahora. Ha acudido a las elecciones europeas con la primera de las escisiones que amenazan la viabilidad del PSC, Nova Esquerra Catalana, encabezada por Ernest Maragall, que lleva consigo una buena parte de la legitimidad catalanista que los socialistas est¨¢n perdiendo en el torbellino que agita Catalu?a desde 2010. Ni que decir tiene que sus dirigentes piensan seguir pescando en el inmenso caladero de votos y cuadros pol¨ªticos en que se est¨¢ convirtiendo el espacio socialista si nadie lo remedia.
Uno de los actuales dirigentes de Esquerra, Joan Manuel Tresserras, que fue consejero en el gobierno catal¨¢n presidido por Jos¨¦ Montilla, sostiene que, salvadas todas las diferencias hist¨®ricas, su partido vive en los ¨²ltimos dos o tres a?os algo parecido al proceso que le alumbr¨® hace 83 a?os. ¡°Esquerra no fue creada como un partido, sino como una estructura encargada de dirigir un movimiento popular muy fuerte, que arrancaba de mitad del siglo XIX. Era un agregado muy diverso, en el que conflu¨ªan los obreros catalanes de la CNT hasta figuras como un Francesc Maci¨¤¡±. Los objetivos de aquel movimiento eran la libertad de Catalu?a, la justicia social y el cambio de r¨¦gimen en un momento de agudas crisis sociales y pol¨ªticas en una Europa en la que avanzaban los totalitarismos. Culla destaca tambi¨¦n este aspecto. ¡°Esquerra es lo que se define como un partido atr¨¢palo todo, catch all, en la terminolog¨ªa acad¨¦mica", explica, ¡°y desde su fundaci¨®n re¨²ne gentes de la m¨¢s variada condici¨®n: Josep Maria Espa?a, un pol¨ªtico aran¨¦s que hab¨ªa pertenecido al Partido Liberal, el de Sagasta, hasta Mart¨ª Barrera, un hombre de la CNT, Jaume Miravitlles, que proven¨ªa del Bloc Obrer Camperol, y Maci¨¤, que estaba casado con la pubilla (heredera) de la finca agraria m¨¢s grande de Catalu?a. All¨ª cab¨ªan casi todos: rabassaires</CF>, menestrales y obreros¡±.
En las elecciones europeas gan¨® en muchas ciudades y por primera vez, desde 1931, en Barcelona
Ahora es tambi¨¦n as¨ª. Asalariados de todos los rangos, peque?os y medianos empresarios, profesionales de todos los ¨¢mbitos, comerciantes y maestros forman la amalgama interclasista que, por ejemplo, se advierte incluso a simple vista en los reportajes fotogr¨¢ficos o televisivos sobre las dos ¨²ltimas manifestaciones del Onze de Setembre. ?Por qu¨¦ vuelve a aparecer ahora Esquerra como el partido capaz de expresar un movimiento social heterog¨¦neo como el cristalizado en 2010, cuando el Tribunal Constitucional puso punto final al largo proceso de renovaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa? Culla sostiene que desde 2010 se ha configurado en Catalu?a ¡°una coyuntura hist¨®rica extraordinariamente favorable¡± para el independentismo. ¡°Lo que ocurre es que CiU, el Gobierno espa?ol y el Tribunal Constitucional, soplan el viento que hincha las velas de Esquerra y Esquerra es un partido particularmente adecuado para actuar como reactivo. Es el partido de los m¨¢s aut¨¦nticos, incorruptibles catalanistas¡±.
Esta imagen es fruto de una serie de decisiones pol¨ªticas adoptadas en circunstancias cr¨ªticas. La primera en la presente etapa democr¨¢tica fue votar contra la Constituci¨®n de 1978 para ser consecuente con su republicanismo. Luego acept¨® el Estatuto de 1979 porque reconoc¨ªa la Generalitat, pero exigi¨® inmediatamente su reforma, en 1980, porque lo consideraba inferior al que Catalu?a hab¨ªa tenido durante la II Rep¨²blica. Esta fue la segunda. En 1989 abandon¨® el federalismo ¡°en el marco de los pueblos ib¨¦ricos¡± que hab¨ªa defendido desde 1931 porque lo consideraba del todo inviable a la vista de la evoluci¨®n del modelo auton¨®mico y los partidos espa?oles, y abraz¨® la causa de la independencia. Esta fue la tercera. En 2003, logr¨® que las dem¨¢s fuerzas catalanistas impulsaran la reforma de Estatuto, en un gesto definido como gradualista destinado a verificar el margen m¨¢ximo de autonom¨ªa para Catalu?a que pod¨ªa permitir la Constituci¨®n de 1978. Pero, a la hora de la verdad, tras el ¡°cepillado¡± al que el proyecto redactado en el Parlamento catal¨¢n fue sometido en las Cortes, preconiz¨® el no en el refer¨¦ndum estatutario de 2005. Esta fue la cuarta. Le cost¨® tener que aceptar que por esta raz¨®n el presidente Pasqual Maragall le echara del Gobierno de la Generalitat.
La clave es el Estado. El que tenemos no nos reconoce. Por eso la sociedad catalana se separa de ¨¦l y hay un movimiento para construir uno nuevo, el suyo", dice Treserras
El hilo rojo que une este tipo de cr¨ªticas decisiones de ERC tomadas en momentos cruciales le configuran como un partido intransigente en la defensa de los ideales catalanistas. Esto es lo que le confiere una muy alta credibilidad en ciertos momentos. Por el camino hay infinidad de accidentes que muestran m¨¢s bien un partido de dif¨ªcil direcci¨®n, con un componente libertario en su organizaci¨®n, dado a las facciones y los personalismos, muchas veces ambiguo. Pero, en la presente coyuntura, todo esto juega a su favor, porque le mantiene abierto a derecha e izquierda, y muy poroso. Justo en el momento en el que, en la visi¨®n de Tresserres, ha madurado un acierto estrat¨¦gico que proviene de la d¨¦cada de 1990. Se trata de la formulaci¨®n por el equipo de Josep Llu¨ªs Carod de una propuesta de bloque social progresista amplio y muy diverso para luchar desde la izquierda por la hegemon¨ªa pol¨ªtica.
Tresseras lo expone as¨ª: "A finales del siglo XX estaba claro que la burgues¨ªa catalana que, d¨¦cadas atr¨¢s, hab¨ªa tenido un proyecto para Catalu?a, ya no lo ten¨ªa. Tambi¨¦n estaba claro que el proyecto nacional espa?ol de algunas fuerzas implicaba la disoluci¨®n de Catalu?a como nacionalidad. Fue entonces cuando comenz¨® a elaborarse el discurso de una fuerza de izquierdas inclusiva en la que no importa donde has nacido, ni que lengua hablas, ni la identidad que tienes, sino que propone una sociedad con un modelo de ciudadan¨ªa compartida, en la que todos tienen los mismos derechos y los mismos deberes. Pero en el que la identidad pertenece al ¨¢mbito de la libertad y cada uno tiene la que quiere. Para materializar este proyecto, la clave es el Estado. El que tenemos no nos reconoce. Por esto la sociedad catalana se separa de ¨¦l y hay un movimiento para construir uno nuevo, el suyo".
En esta campa?a electoral, los independentistas han? sellado una alianza con los socialistas de Ernest Maragall
Entusiasmos postelectorales aparte, la historia muestra tambi¨¦n que de la misma forma que ahora saborea las mieles del ¨¦xito, Esquerra es tambi¨¦n un partido que ha descendido a los infiernos. De una manera que ahora le favorece. Es el partido del presidente de la Generalitat fusilado por el franquismo en 1940, Llu¨ªs Companys. Es el que fue objeto de una dur¨ªsima represi¨®n en la d¨¦cada de 1940, con cerca de un millar de fusilados. Qued¨® tan exang¨¹e que en 1977 casi no exist¨ªa. Por esto se le pudo impedir que fuera a las elecciones con su nombre republicano.
Los datos electorales de los ¨²ltimos cuatro a?os son un resumen de la trayectoria del partido. Un vaiv¨¦n de v¨¦rtigo. Tras 7 a?os en el gobierno de la Generalitat, en las elecciones auton¨®micas de 2010 y las legislativas de 2011 cay¨® al 7% y el 7,7% de los votos y qued¨® como quinta fuerza del ranking catal¨¢n en ambos casos. En las municipales de 2011 qued¨® como cuarta fuerza con el 8,9% y perdi¨® su representaci¨®n en numerosas capitales de comarca y tres de las cuatro capitales de provincia, las de Tarragona, Lleida y Girona y en ciudades como Sabadell, Terrassa, Badalona, Cornell¨¤, El Prat Reus, Matar¨®, entre otras. Era un retroceso brusco, muy fuerte. Estaba en plena depresi¨®n. La antigua direcci¨®n sali¨® despedida. Pero en las auton¨®micas de 2012, al calor del movimiento soberanista reavivado por el cierre del Gobierno de Rajoy a toda evoluci¨®n del modelo auton¨®mico, rebot¨® hacia arriba y alcanz¨® el 13,7%, de los votos. Se convirti¨® en el segundo grupo del parlamento catal¨¢n. El domingo pasado gan¨® en casi todas las ciudades en las que hab¨ªa quedado fuera del ayuntamiento y muchas m¨¢s, incluida la capital catalana, Barcelona, por primera vez desde la ¨¦poca de la II Rep¨²blica. Alcanz¨® el 23,6% de los votos. Arriba y abajo. Culla concluye su estudio sobre Esquerra indicando que "podr¨ªa hacer suya la divisa de la bimilenaria ciudad de Par¨ªs: Fluctuat nec mergitur; que, libremente traducido, significar¨ªa: "Sacudida por las olas, siempre flota".
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