La lucha del bloque de la pobreza
146 personas viven con angustia la orden de desalojo de un edificio ocupado por la PAH en Sabadell

Pasan pocos minutos de las cinco de la tarde y empieza se intensifica el tr¨¢fico ante el bloque de Sabadell ubicado en la calle Sant Ferran, el m¨¢s grande ocupado por actualmente por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en todo el Estado. El ¨¢rabe, el espa?ol latino, el marroqu¨ª, el castellano y el catal¨¢n se mezclan en el crisol de nacionalidades de los padres que a esa hora vuelven a casa despu¨¦s de recoger a sus hijos del colegio. Mohamadou Sila, con sus cuatro peque?os, se paran ante la puerta para saludar y directamente expresa su preocupaci¨®n. ¡°Estamos nerviosos, dicen que nos van a desalojar¡±. La inquietud se ha adue?ado de este bloque donde viven 146 personas, de las cuales 58 son menores, desde hace unos d¨ªas, cuando una juez de Sabadell dict¨® el desalojo.
El colectivo pide a la Sareb, propietaria de las viviendas, un alquiler social
Sila abre las puertas de su casa de este enorme bloque con 40 viviendas. Mientras los reto?os juegan y saltan sobre las peque?as camas que ocupan el comedor, el hombre de 58 a?os y de origen gambiano (aunque lleg¨® a la Pen¨ªnsula hace 26 a?os y tiene la nacionalidad espa?ola) explica que su vida se trunc¨® al inicio de la crisis. La f¨¢brica en la que trabajaba cerr¨® y sus problemas econ¨®micos se precipitaron. Pagaba un piso de propiedad desde hac¨ªa 15 a?os, pero lleg¨® un momento en que no pod¨ªa hacer frente a las facturas y el pasado mes de diciembre consigui¨® la daci¨®n en pago y se traslad¨® al bloque de la PAH. Ahora solo trabaja dos d¨ªas a la semana. ¡°Con mi sueldo doy de comer a mis hijos¡±, tercia. Sila, como sus vecinos piden a la Sareb que les deje quedarse pagando un alquiler social. ¡°No queremos vivir gratis, queremos pagar, pero no nos dan la oportunidad¡±, lamenta.
En el mismo rellano viven Miguel ?ngel Mateo y Laura Galindo, que lucen una camiseta verde con la silueta del bloque. ¡°La hicimos con un cart¨®n. Estilo MacGiver¡±, presumen. Mientras los tres ni?os de entre 5 y 11 a?os toman la merienda, Mateo explica que lleg¨® a Catalu?a a finales de 2009 desde Jerez de la Frontera, despu¨¦s de que su empresa, dedicada al montaje de pladur, fuera engullida por la crisis. Desde entonces no ha conseguido ning¨²n empleo y dice que no cobra ninguna ayuda. Los pocos billetes que consigue lo hace gracias al montaje de ordenadores. ¡°Los vecinos que se dedican a la chatarra recolectan las piezas y me las traen para que yo las monte¡±, explica mientras muestra una monta?a de computadores que se amontan en un rinc¨®n del comedor.
¡°No queremos vivir gratis, queremos pagar, pero no nos dan la oportunidad¡±, pide Sila, padre de cuatro hijos
Su pareja no tuvo mejor suerte y en 2009, despu¨¦s de separarse, dej¨® Murcia y volvi¨® a casa de sus padres en Sabadell. Este fue su hogar antes del bloque de la PAH. Con sus tres hijos y su nuevo compa?ero, Miguel, viv¨ªan en una habitaci¨®n, hasta que a los padres tambi¨¦n los atiz¨® la crisis: ambos se quedaron en paro y la hipoteca se hizo inasumible. Ambas familias viven ahora de las ayudas de los abuelos. ¡°La comida la sacamos del Rebost Solidari y la ropa es reciclada¡±, explica el hombre, observado por la hija mayor. ¡°Los ni?os notan los cambios, sienten como que no tienen un sitio fijo y eso hace que no est¨¦n bien en el cole¡±, admite el padre, dando la raz¨®n a las denuncias de los profesores que ¨²ltimamente alertan de las alteraciones emocionales que los peque?os sufren debido a la situaci¨®n de pobreza que viven. ¡°Tambi¨¦n perciben la lucha de los padres, como ahora, ven que algo se mueve¡±, remacha Mateo.
¡°Cuando suena el timbre me asusto, pienso que es la polic¨ªa¡±, apostilla?Ahmal
Los vecinos viven como una comunidad solidaria. ¡°Vivimos como una gran familia. En casa tenemos un gran congelador, as¨ª que guardamos el pan que nos regalan dos panader¨ªas y cuando alguien necesita pan, viene aqu¨ª y lo coge. Y cuando alguien hace una olla, la hace para varios¡±, explica Mateo. La pareja fue de las primeras a ocupar el edificio justo hace ahora un a?o. El bloque llevaba cuatro a?os vac¨ªos y sus nuevos inquilinos se quejan del estado en que estaba. ¡°Hab¨ªa humedades y algunas cosas sin acabar¡±, explica Mateo ense?ando fotos en el ordenador. ¡°Hemos sido nosotros quien ha rehabilitado el edificio¡±, a?ade.
El Ayuntamiento se opone al desalojo y ha presentado a la juez informes sociales sobre las familias afectadas
La planta baja esconde una de las situaciones m¨¢s dram¨¢ticas, si cabe, del bloque. Es la de Ahmal, una joven marroqu¨ª de 30 a?os que hace dos semanas lleg¨® al edificio con sus tres hijos y otro en camino. Pero perdi¨® a su primog¨¦nito, que muri¨® de c¨¢ncer cuando todav¨ªa viv¨ªa en Marruecos. ¡°Quiero quedarme aqu¨ª para que mis hijos tengan una educaci¨®n y est¨¦n atendidos¡±, chapurrea la madre en un escaso castellano, pero el suficiente para reconocer que vive con miedo. ¡°Cuando suena el timbre me asusto, pienso que es la polic¨ªa¡±, apostilla.
¡°Si hay una ocupaci¨®n es nuestra obligaci¨®n denunciarlo", alega un portavoz de la Sareb
¡°Si hay una ocupaci¨®n es nuestra obligaci¨®n denunciarlo. No sabemos qu¨¦ actividades se est¨¢n desarrollando y si hay un accidente nosotros somos los responsables¡±, apuntan desde la Sareb, que seguidamente a?aden ser ¡°conscientes del problema habitacional¡± que existe. La entidad de gesti¨®n recuerda que en breve firmar¨¢ un acuerdo con Catalu?a para ceder 600 pisos para dedicarlos a alquiler social, aunque no detallan si el bloque de Sabadell est¨¢ incluido.
Desde el Ayuntamiento de Sabadell piden que se pare el desalojo y aseguran que han transmitido al juzgado informes sociales explicando ¡°las fragilidades¡± de las familias. ¡°La situaci¨®n de necesidad de vivienda es dram¨¢tica y pedimos a aquellos que han sido los culpables de la crisis, como los bancos, sean ahora parte de la soluci¨®n. Y sobre todo la Sareb, que tiene un 40% de participaci¨®n p¨²blica¡±, reclama Marta Farr¨¦s, concejala de Vivienda. Desde la Generalitat extienden la mano. ¡°Estamos dispuestos, como hicimos en Salt, a poner recursos para que las familias que cumplan los requisitos puedan solicitar viviendas a la mesa de emergencia de desahucios¡±, apunta Carles Sala, secretario de Vivienda.
La PAH no entiende el cambio de criterio de la juez, que hace un a?o se opuso al desalojo
Los miembros de la PAH han puesto en marcha la maquinaria judicial para detener el desalojo, que todav¨ªa no tiene fecha, solicitado por el fiscal. Los abogados de la plataforma han presentado un incidente de nulidad al juzgado porque la resoluci¨®n no se puede recurrir. ¡°La juez dio la orden en tres l¨ªneas, pero no dice por qu¨¦ lo hace. No entendemos el procedimiento que ha hecho servir¡±, se queja Pilar Rodr¨ªguez, la abogada de la PAH. Tambi¨¦n encuentran incomprensible que la misma juez rechazara hace un a?o el desalojo pedido por la Sareb. Entonces, la magistrada abund¨® que el derecho a la propiedad privada est¨¢ limitado por su funci¨®n social y que el banco malo hab¨ªa ¡°desistido de la funci¨®n social de las viviendas¡±. La PAH subraya la contradicci¨®n que se dejen a personas sin un techo cuando hay pisos vac¨ªos en la ciudad ¨Cunos 4.000, seg¨²n el Ayuntamiento- y no descartan llegar hasta el tribunal Estrasburgo, como en el caso de Salt.
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