Los derechos hist¨®ricos, sin encaje soberanista
Coincidencia entre expertos sobre la dificultad de acomodar en un nuevo pacto con la Corona de mayor autogobierno la esencia de la foralidad
Un marco soberanista en Euskadi comprometer¨ªa hasta el l¨ªmite la vigencia del actual sistema foral, que tiene principalmente en la capacidad de las Diputaciones y en el Concierto Econ¨®mico sus gu¨ªas referentes. Esta es la conclusi¨®n dominante de las consultas realizadas entre expertos universitarios a prop¨®sito de la formulaci¨®n realizada por el lehendakari, I?igo Urkullu, tras la abdicaci¨®n del Rey Juan Carlos de plantear a la Corona un pacto que mantenga la defensa de los ¡°derechos hist¨®ricos del pueblo vasco¡± dentro de su aspiraci¨®n de un nuevo modelo de Estado.
De entrada, la apelaci¨®n de Urkullu induce a pensar en una superaci¨®n del actual marco jur¨ªdico, que ser¨ªa una consecuencia l¨®gica del proyecto de nuevo estatus pol¨ªtico sobre el que pivota su aspiraci¨®n de autogobierno. No obstante, al ser preguntados sobre el proceso a seguir para acercarse a este anhelo, desde Lehendakaritza precisan que la idea central del lehendakari se fundamenta en asegurar, sobre todo, el ¡°blindaje¡± del Estatuto, ¡°o del acuerdo final¡± que resulte de la ponencia sobre el autogobierno que ha empezado a desbrozar su camino en el Parlamento vasco. A su vez, seg¨²n estas mismas fuentes, la aspiraci¨®n nacionalista se encaminar¨ªa a disponer de una presencia m¨¢s propia en Europa para la defensa de los ¡°asuntos que son de materia exclusiva¡±.
Con todo, el Gobierno vasco cede en este asunto todo el protagonismo a la propuesta que realice en su momento el PNV dentro de las sesiones de la ponencia parlamentaria, aunque no se esperan l¨ªneas m¨¢s gruesas de las expuestas por Urkullu, siempre encaminadas al apuntalamiento de la esencia de los derechos hist¨®ricos.
Es Juanjo ?lvarez, catedr¨¢tico de Derecho Internacional Privado de la UPV/EHU, quien intuye la intencionalidad de alcance del lehendakari despu¨¦s de aseverar rotundo que ¡°son asincr¨®nicos¡± el reconocimiento de los derechos hist¨®ricos en un pacto con la Corona, habida cuenta de que no se pueden producir ¡°al mismo tiempo¡±. ?lvarez quiere ver una raz¨®n de ¡°prudencia ¡°subliminal¡± en el planteamiento de Urkullu de hablar de ¡°la Corona¡± y no de apuesta, sin citar, por la Rep¨²blica, a pesar de que el lehendakari admiti¨® p¨²blicamente antes de la abdicaci¨®n del Rey Juan Carlos que no compart¨ªa la Monarqu¨ªa como modelo de Estado. ¡°Su reflexi¨®n le ha llevado a pensar que la continuidad del sistema puede venir mejor a Euskadi por da tiempo a una evoluci¨®n mientras entiende que quiz¨¢ el vaiv¨¦n electoral a nivel del Estado le puede ir peor¡±, apunta ?lvarez convencido de que el encaje de los derechos hist¨®ricos en un pacto de la Corona ¡°abre dos melones a la vez¡±.
¡°La foralidad est¨¢ embutida en la Constituci¨®n, que le da su legitimidad¡±, dice M¨²gica
En opini¨®n de Ram¨®n M¨²gica, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Deusto, la seguridad del reconocimiento a los derechos hist¨®ricos ¡°est¨¢ recogida en la actual Constituci¨®n¡±. Pero advierte de que no se puede garantizar el mismo trato en otro marco diferente. ¡°Ah¨ª tendr¨ªa que volverse a dar una negociaci¨®n, pero siempre dentro de un marco constitucional¡±, advierte. ?lvarez lo suscribe. ¡°Una nueva organizaci¨®n estatal sin cambiar la legitimidad de los derechos hist¨®ricos es como colocar una doble tarta el mismo piso¡±, dice de modo expresivo. Para M¨²gica, ¡°no hay dos caminos posibles en el reconocimiento de los derechos hist¨®ricos¡±.
Emilio Guevara, abogado y part¨ªcipe del Estatuto de Gernika y de la Ley de Territorios Hist¨®ricos (LTH), reduce la aspiraci¨®n de Urkullu a ¡°la misma historia de siempre¡±. Para este socialista que fue expulsado del PNV por sus cr¨ªticas a la l¨ªnea de este partido del que fue diputado general en ?lava, se asiste a la ¡°t¨¢ctica del salchich¨®n¡± mediante ¡°tajos sucesivos¡± para ir sacando m¨¢s partido. ¡°?Qu¨¦ m¨¢s se puede pedir?¡±, se cuestiona Guevara. ¡°?Acaso la transferencia de una Seguridad Social ahora que est¨¢ fatal?¡±, avanza en el mismo tono cr¨ªtico.
La pesadilla de Ibarretxe
En plena ofensiva de Juan Jos¨¦ Ibarretxe con su propuesta de Estatuto Pol¨ªtico, aprobada mayoritariamente en el Parlamento vasco, Emilio Guevara pronunci¨® una conferencia en el Club Siglo XXI de Madrid que no dej¨® indiferente a nadie. El exdiputado general de ?lava, reconocido inspirador de la Ley de Territorios Hist¨®ricos y hastiado luego de las pretensiones soberanistas del PNV, recurri¨® intencionadamente a un escenario imaginario para ridiculizar la esencia del denominado plan Ibarretxe. Fue entonces cuando cont¨® a la audiencia que hab¨ªa tenido una "pesadilla". Hab¨ªa ocurrido, dijo, durante un sue?o en el que recreaba al acto de adhesi¨®n de Euskadi como miembro de la Uni¨®n Europea (UE). La firma correspond¨ªa al entonces lehendakari, quien afirm¨®, seg¨²n la pesadilla de Guevara: "La firma de este tratado no supone renuncia alguna a los derechos que le puedan comprometer al pueblo vasco en virtud de su historia y de su voluntad de autogobierno". Las risas del escogido auditorio se contagiaron.
En su an¨¢lisis, ante la exigencia de un nuevo modelo por parte del lehendakari Urkullu, Guevara lo reduce dr¨¢sticamente. ¡°Solo hay dos sistemas: o la autonom¨ªa o la independencia¡± y ¡°todo lo que se dice sobre una posible reforma constitucional es palabrer¨ªa¡±, subraya. Y, l¨®gicamente, advierte de que la consecuci¨®n de un Estado independiente en Euskadi conllevar¨ªa un reconocimiento de Europa ¡°que no se producir¨ªa¡±, asegura. Ah¨ª ya se dejar¨ªa de hablar de los derechos hist¨®ricos.
Entre los expertos hay una llamada permanente al ¡°factor riesgo¡± que conllevar¨ªa ¡°dar la vuelta al calcet¨ªn¡± de la actual configuraci¨®n del marco jur¨ªdico. ¡°Habr¨ªa que sopesar¡±, reconoce ?lvarez cuando se le plantea c¨®mo se abordar¨ªa el ¡°reconocimiento¡± de los derechos hist¨®ricos en un nuevo modelo de Estado. ¡°No cabe duda de que se necesitar¨ªa llegar a un pacto porque habr¨ªa que renovar el que se dispone ahora¡±, reconoce.
En previsi¨®n siempre del miedo a lo desconocido ante una necesaria negociaci¨®n de los derechos hist¨®ricos para su encaje en un nuevo modelo de Estado, ?lvarez apela al ¡°paso comedido para no ir hacia atr¨¢s¡±. De una manera expresiva, este catedr¨¢tico guipuzcoano proclama que ¡°este tipo de pacto per se al que estar¨ªas obligado te lo tienes que currar¡±. Aqu¨ª tomar¨ªa cuerpo la idea central de M¨²gica de que ¡°todo encaje pasa por un marco constitucional¡±. Consecuentemente por eso, ?lvarez admite que habr¨ªa que retomar el esp¨ªritu que se mantuvo en 1977 para el reconocimiento constitucional de los derechos hist¨®ricos vascos.
M¨¢s a¨²n, al abordar una posible salida hacia el modelo federal tambi¨¦n se cruzar¨ªa en el debate una posible oposici¨®n al derecho de singularidad de los derechos hist¨®ricos. Alberto L¨®pez Basaguren, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UPV/EHU ya advirti¨® de que en la apuesta federalista se plantear¨ªa un dif¨ªcil escollo para el encaje de los derechos hist¨®ricos y de manera especial del Concierto Econ¨®mico, aunque admit¨ªa la posibilidad de una excepcionalidad. En todo caso, no quedar¨ªa exenta de una negociaci¨®n. Para Ram¨®n M¨²gica, en un Estado confederal ¡°se rompe la idea de la foralidad¡±, asegura.
¡°La foralidad est¨¢ embutida en la Constituci¨®n, que le da su legitimidad¡±, proclama M¨²gica al recordar con esp¨ªritu pedag¨®gico los fundamentos de su an¨¢lisis que sit¨²an en este punto de partida toda proyecci¨®n que se haga sobre el encaje de los derechos hist¨®ricos del pueblo vasco en un modelo de Estado. Adem¨¢s, ante cualquier alteraci¨®n del marco actual siempre incorpora un ¡°margen de incertidumbre a pesar de la capacidad de adaptaci¨®n¡±, que se la presupone.
En este escenario de cambio de modelo, ante una Rep¨²blica, Euskadi deber¨ªa plantear el reconocimiento de su singularidad y obligar as¨ª a un ejercicio de tratamiento espec¨ªfico en contexto del resto del Estado. ¡°Habr¨ªa una nueva regla de juego y habr¨ªa que ponerse a negociar para que fuera admitida¡±, recuerda Juanjo ?lvarez. Para L¨®pez Basaguren, un proceso diferente del actual generar¨ªa, de entrada, una cierta inquietud habida cuenta de los recelos que los derechos hist¨®ricos generan en el resto del Estado espa?ol y de manera especial el Concierto Econ¨®mico. Por eso, este catedr¨¢tico aventura que la capacidad negociadora ¡°ya no ser¨¢ la misma¡± por las actitudes preventivas de otras comunidades en cuanto a la solidaridad y, adem¨¢s, de la Uni¨®n Europea.
M¨²gica recuerda que la idea de Urkullu de un pacto con la Corona actualiza ¡°una vieja idea medieval¡± hist¨®ricamente ¡°no contrastada¡± y quiz¨¢ mitificada. No obstante, admite que viene a reflejar, en cualquier caso, ¡°un trato de igual a igual entre los territorios hist¨®ricos y la Corona¡± con un expreso reconocimiento de la singularidad y de una manera en particular el concepto de la fiscalidad y la potestad de las Diputaciones.
Asentados, por tanto, bajo esta capacidad de gesti¨®n, M¨²gica no comparte la ambici¨®n de un proyecto pol¨ªtico que ¡°desborde¡± el marco actual reconocido. Si lo hiciera, dice, generar¨ªa, de inmediato, un nuevo estilo de relaciones. Por eso, cuando se le plantea directamente sobre el encaje de los derechos hist¨®ricos en un marco de soberan¨ªa, este profesor bilba¨ªno se apresura a contestar que ¡°es incompatible¡± con el reconocimiento de la foralidad. M¨²gica, adem¨¢s, valora como ¡°proteica y variada¡± la identificaci¨®n del pueblo vasco con la foralidad ¡°porque es una peculiaridad muy nuestra¡±.
¡°?Qu¨¦ necesidad tenemos?¡±, se pregunta un curtido dirigente del PP alav¨¦s, ac¨¦rrimo defensor de los derechos singulares desde una ¨®ptica de foralidad previa a la autonomista. ¡°?Qu¨¦ m¨¢s podemos llegar a pedir si tenemos la gran herramienta econ¨®mica de establecer nuestros tributos, de regularnos con un Estatuto, de ver una televisi¨®n propia y de que nos protega una polic¨ªa por los que peleamos tantos a?os?¡±, reflexiona l¨®gicamente desde el rechazo a cualquier otro modelo distinto del actual. Entre los socialistas, el debate es otro y lo zanjan con rapidez: ¡°No queremos detenernos en estas cuestiones cuando hay muchas otras cosas que interesan m¨¢s al ciudadano de la calle¡±, admit¨ªan en el seno del grupo parlamentario.
Con todo, ?lvarez se aferra a la capacidad posibilista de la acci¨®n pol¨ªtica para allanar el camino a un entendimiento sobre el encaje de los derechos hist¨®ricos en un nuevo modelo de Estado. ¡°Hay que reconocer que pol¨ªticamente es posible y que constitucionalmente es posible, lo que ocurre es que hay que trabajarlo¡±.
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